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MEGAN

A pesar de los últimos días todo sido bromas, diversión, risas, y chistes, las cosas comenzaron a complicarse desde que Tom comenzó a recibir mensajes amenazadores.

Hace dos días salimos a dar una vuelta por todo el centro de Medellín, nos sentamos en un pequeño parque cerca de un gran centro comercial, de pronto alguien paso en una gran camioneta color negra, llevaba su cara totalmente cubierto, se quedó mirándonos un buen rato mientras señalaba a Tom.

Desde aquel día, Tom lleva recibiendo mensajes anónimos de diferentes números, siendo acosado telepáticamente, decidió bloquear los numero pero no funciono, seguían apareciendo diferentes números, decidió cambiar de numero y botar aquel chip.

Hasta ahora no han llegado más mensajes, pero aún seguimos nerviosos.

—Todo está bien, no me pasará nada muñeca.—Acaricio mi mejilla.

—Esque esos mensajes se veían muy real Tom, y si te quieren hacer algo.—Exclamé recargando mi cabeza sobre su pecho, casi por debajo de su cuello.

—Nadie me hará nada amor, no pienses mas en eso.—Exclamó nuevamente.

—No lo sé, creo que lo mejor es irnos de vuelta a Estados Unidos.—Dije, el negó lentamente.

—No nos iremos Megan, aquí estamos bien, te aseguro que no sucederá nada.—Respondió.

—Si tú lo dices.—Me levante del sofá y fui hacia el jardín, encontrándome con los chicos, quienes jugaban voleibol.

—!Pásalo perro¡—Grito Jonathan a Bill.

Quien rápidamente le levantó el balón permitiendo que Jonathan pudiera rematar, metiéndole punto a Gustav y Georg quienes eran sus "rivales"

—!Toma!—Ambos victorearon.

—Desgraciados, eso fue suerte de principiantes no se hagan ilusiones.—Exclamó Gustav mostrándoles el dedo del medio, ellos rieron.

Me senté en una pequeña banca admirando a los chicos jugar, o más bien, discutir.

–No te enojes conmigo.—Escuche la voz tan varonil de mi Tom, me volteé mirando como él se sentaba junto ami, posando su mano en mi pierna.

—No lo estoy, solo me preocupas.—Respondí acariciando su cabeza.

—Te aseguro que nada me pasar, simplemente son tontas amenazas.—Agregó.—Jamás te eh contado mi tan anhelado deseo.—Añadió con una gran sonrisa.

—Dime.—Sonreí.

—Mi sueño siempre ah sido...—Se acercó.—Que tú y yo seamos padres.—Sonrió, yo entreabrí mi boca.—Me encantaría tener dos pequeños, un niño y una niña, quiero que vivamos en una hermosa casa de campo, con piscina y algún lago cerca, un gran espacio verde donde nuestros hijos puedan jugar todo el día, antes de que nuestros hijos nazcan, quiero que nos cacemos, por lo civil o por la iglesia, como tú quieras.—Sus palabras me hicieron sentir tantas cosas que no se como expresarlas, había creado toda una vida conmigo.

Este Tom no se parece en nada al de antes, creo que este me gusta mucho más.

—Eres tan lindo...—Bese su mejilla.

—Enserio quiero...tenerte cerca toda mi vida.—Sonrió tanto que sus ojos comenzaron a enchinarse.

—Te amo.—Deje un corto pico en sus labios.

–Yo más.—Volvió a dejar otro pico en mis labios.

—¡Oigan!—Nos grito Jonathan.—¡Vengan a jugar par de tórtolos!—Exclamo.

Ambos reímos y fuimos con ellos a jugar, tuvimos que repartirnos de tres en cada equipo para estar iguales.

Tom se fue con Georg y Gustav, y yo con Bill y Jonathan.

La pasamos increíble jugando un buen rato con ellos, en aquel momento se me olvidó por todo lo que estábamos pasando.

Después de un rato decidimos entrarnos debido a la fuerte brisa, al parecer llovería pronto.

—Estando aquí con ustedes no me dan ganas de volver a Estados Unidos, amaría que nos quedáramos en Colombia por siempre.—Comentó Bill llevando un gran bocado de papas a su boca.

—Igual, creo que todos amamos Colombia.—Agregó Georg.

—Y si, volvemos a renacer la banda, podemos hablarlo con David y crear un estudio aquí en Medellín.—Comentó Bill, todos se miraron entre sí y sonrieron.

—Podemos quedarnos a vivir aquí, compremos una casa.—Aseguró bill.

—No hay necesidad, según se, está casa prácticamente es de ustedes.—Comentó Jonathan.

—Entonces compremos un departamento para nosotros dos.—Me susurro Tom, yo sonreí.

—Mi hermanita fue muy fan de ustedes, de echo todavía lo es, imagínense donde vuelvan.—Exclamó Jonathan.

—Si me gustaría volver a esos tiempos.—Exclamó Tom.

—Entonces, volvamos.—Agregó Bill, todos sonrieron.

—Mañana arreglaremos todo, deberíamos irnos a dormir.—Dijo Gustav.



































A partir de aquí, se viene lo mejor 😉

Perdón pero el capítulo tan corto, pero por hoy no tengo inspiración y sentía que me iba a demorar más.

Espero les haya gustado, Porfavor perdonen cualquier falta de ortografía, por favor avisen.

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Allí estere subiendo adelantos y ustedes me podrán dar ideas para los próximos capítulos.

ROGAR VOL2|| TOM KAULITZ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora