MEGAN—No puede ser...—Susurre...
—Hola.—¿Como?
—Q-que haces aquí...—Murmuré cerrando rápidamente la puerta, quedando por fuera de la casa, junto a él.
—Siento mucho no haberme comunicado contigo, he echo hasta lo imposible por encontrarte.—Respondió.
—Han pasado casi cuatro años y ahora vienes de la nada.—Me cruce de brazos.
—Lo sé, pero tenemos que hablar.—Agregó.
—Si...—Murmuré.—Am, espérame por allí porfavor no dejes que nadie te vea.—Exclamé, el asintió y yo volví a entrar a la casa.
Por suerte los chicos siguen dormidos, rápidamente tome las llaves del auto de Bill y volví a salir de casa.
Me dirigí hacia donde él se encontraba encendí el auto y le ordene que subiera, al hacerlo puse el auto en movimiento directo a la única cafetería que conocía en este lugar.
El camino estuvo silencioso, sentía su mirada recorrer todo mi cuerpo, ha pasado mucho tiempo desde la ultima vez que estuvimos juntos. Prácticamente se fue sin decirme porque se iría. No pude darle las gracias por lo que hizo por mi, y ahora volvió ni siquiera se como me encontró.
Después de un rato logras llegar a la cafetería, ambos bajamos del auto y entramos a la cafetería tomamos asiento en las últimas mesas y después pedimos dos cafés.
—¿Como me encontraste?—Pregunte después de guardar tanto silencio.
—No fue fácil, pero con ayuda de tus antiguos vecinos de aquel apartamento que tus hermanos te dieron para tu cumpleaños, pude emprender una búsqueda.—Respondió.—Haz cambiado mucho.—Sonrió.
—Tu igual.—Exclamé.—No pareces asiático Jun.—Dije el rio.
—Tome clases de español por ti, también trate de cambiar físicamente.–Agregó.
—Porque me buscaste.—Pregunte.
—La verdad. Sabes muy bien que trataba de tener algo serio contigo, pero después de volver a corea perdí todo el contacto contigo y tus hermanos, me dispuse a buscarte por todas partes. Y...encontré rumores de que ahora estás con Tom kaulitz.—Suspiro.—¿Que ese no es el chico que tú buscas hacer sufrir?—.
—Si lo es. Pero...las cosas cambiaron.—Respondí.—Tom cambio.—.
—¿Eso crees?—Se cruzó de brazos. Yo asentí.
—¿Porque dices eso?.—Fruncí el ceño.
—Ponte estos lentes, y luego voltea lentamente hacia atrás.—Exclamó entregándome sus lentes.
La verdad lo dude, pero al final accedí, me puse sus lentes y después de dar un gran suspiro me volteé hacia atrás. Viendo Tom sentado al otro lado de la cafetería, pero no se encontraba sola, estaba con...
¿Heidi?
Parpadeé varias veces, no podía creerlo, pensé que Tom había perdido por completo el contacto con esa mujer.
—Volteé no estás disimulando nada.—Me susurró Jun.
—Am.–Me volteé.—Eso no quiere decir nada.—Exclamé.
—Se están tomando de las manos.—Murmuro.
Rápidamente volteé hacia atrás, era cierto. Se estaban tomando de las manos, mientras él hablaba, ella acariciaba las palmas de sus manos. Mientras no dejaba de ver su rostro.