—Y yo a ti...——Q-que haces tú aquí.—Hablamos Bill y yo al mismo
Tiempo.—Es una larga historia.—Lentamente se acercó a nosotros.
—Dinos Tom, tenemos tiempo.—Exclamó
Bill cruzándose de brazos.—Bueno...en realidad me di cuenta que no puedo puedo vivir sin ti, mucho menos ahora que vuelvo a reencontrarme contigo, siempre haz sido el amor de mi vida.—Comenzó acercarse a mi.—Eres una persona increíble nena, por eso...—Acaricio mi barbilla.–Deje todo en Estados Unidos, incluyendo a Heidi, no puedo seguir fingiendo que la amo, no puedo seguir engañándome a mi mismo, cuando en realidad solo te amo a ti.—Termino.
Hubieron unos cuantos segundos de silencio me había quedado sin palabras.
—Y-yo.–En verdad, no tenía palabras.
—Un momento.—Interrumpió Bill.—¿Dejaste a Heidi, por meg?—Pregunto. Tom comenzó a sonreír lentamente, para poco después asentir.
–Te amo meg, y mucho.—Aún no podía creer nada, ¿tenía a Tom gente de mí diciéndome que me ama? Suena todo muy raro, nunca me había imaginado este momento, de echo jamás pensé que este momento legaría.
–Yo también te amo.—Sonreí nerviosamente.
De repente me atrajo hacia él y me beso, comenzó a mover sus labios lentamente, yo imite sus movimientos, de repente ambos sin darnos cuenta habíamos correspondido el beso, nuestros labios bailaban entre ellos, ambos en armonía y sincronía, hace mucho tiempo no sentía aquella satisfacción tan profunda e intensa.
De repente escuche demasiados aplausos en aquel lugar, provocando que me sobresaltara y me alejara un poco de Tom, dándome cuenta que la gran mayoría de los presentes estuvieron escuchando aquella platica, por lo que al yo corresponderle a Tom todos se volvieron locos.
Tal vez para usted ese momento fue muy repentino, también lo fue para mi.
Pero si no fuera así, entonces de qué trataría la historia.
—Buenas tardes sean bienvenidos, ¿puedo tomar su orden?—Hablo la mesera al acercarse a nuestra mesa.
Después de aquel momento decidimos ir a comer algo a un restaurante cerca, nos encontramos sentados en una mesa, yo junto a Tom
Y Bill enfrente de nosotros.—Cuanto tiempo tenemos de vacaciones.—Pregunto Tom a Bill, quien parecía aún estar molesto con el, por lo que al responderle ni siquiera lo miro a la cara.
—Más o menos dos meses y medio.—Respondió Bill sin restarle importancia.
—Dos meses donde podemos recorrer muchos lugares de Latinoamérica juntos.—Me susurro Tom al oído.
—De echo no, como tú haz venido le eh dicho a Gustav y Georg que vengan con nosotros también, entonces no estarán viajando solos.—Volvió hablar Bill.
—Idiota...—Susurro Tom.
—Ami me parece que es una idea maravillosa, hace mucho no hacíamos eso.—Sonreí.
—Entonces a mi también me parece bien.—Agregó nuevamente Tom.
—Idiota...—Susurro Bill imitando la acción de Tom. Yo reí en bajo mientras Tom mataba a Bill con la mirada.
Después de nuestra comida al anochecer fuimos la pequeña cabaña que Bill y yo alquilamos durante nuestras vacaciones, donde ahora también se quedaría Tom y muy pronto Gus y Georg.
....
—Que fue lo que pasó con ella.—Pregunte a Tom mientras él se cambiaba.