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- y así fue como esa vez le salve la vida a un chico - la rubia terminaba de calentar el agua para el mate

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- y así fue como esa vez le salve la vida a un chico - la rubia terminaba de calentar el agua para el mate.

ya se le había hecho costumbre a Alejandro  ir a la casa de Zahira.

- woah, es como si yo lo hubiera vivido en persona - dijo sarcásticamente, mientras ayudaba a colocar el mantel en la mesa.

- dios mío, siempre lo haces mal, se nota lo cheto que sos - se mordió el labio dándole un manotazo en el brazo - mira es así.

el la miraba atentamente, como una sonrisa boba en su cara, estaba completamente perdido por ella.

- te juro que no entiendo que tan difícil es acomodar un mantel - el solo la miraba, la rubia se limpio las manos dándose leves palmadas en la ropa - ¿me escucha'?, ¿te comieron la lengua lo' ratone'? - dijo entre risas.

- no, pasa que estoy viendo a la belleza en persona - ella levanto una ceja con burla.

- no intentes escaparte de la regañada con tu chamuyo barato- lo apunto con su dedo - mira que no caigo fácil como la nenita esa que seguro le decís hola y te pide casamiento -

- yo con ella no me quiero casar - se encogió de hombros, mientras se acerca a a la chica lentamente - pero con vos si.

- ¿por que?- pregunto con sospecha.

- ¿no es obvio Zahira? - se acercaba cada vez más, hasta que la rubia ya no tenia a donde escapar.

- pero si yo no tengo nada - Alejandro levanto sus cejas sin dejar de mirarla.

- ¿y? - pregunto con una sonrisa burlona.

- que yo no soy como vos - ella lo miro fijamente, esperando que se quite de su camino.

- ¿respiras? - ella frunció el ceño - respóndeme, ¿respiras?

- si- asintió lentamente.

- ¿tenes ojos? - ella solo podía pensar en que estaba en una especie de alucinación extraña.

- obvio, te estoy viendo- se encogió de hombros.

- ¿amas?- ella lo miro con una mueca extraña.

- creería que si - le respondió con duda.

- ¿queres ser mejor que ayer? - movió su cabeza hacia la derecha, ella imito su accion, pero dirigió su cabeza para la izquierda.

- obvio.

- entonces somos iguales - el le sonrió.

- pero yo no tengo plata, mira donde vivo - apunto con su mano todo el lugar, el se encogió de hombros.

- ¿acaso me tendría que mover un pelo eso?- no despego la mirada de la chica.

- y no se, te quise tirar una piedra, me movería algo - se cruzo de brazos encogiéndose de hombros.

MENTIRA; Felipe Otaño (La 1-5/18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora