En un mundo donde la Ley y la Corrupción se entrelazan . Dos hombres están a punto de enfrentarse a sus propios demonios .
Lee Yoongi , joven de 27 años, intenso, con una energía emocional única, un abogado implacable , atormentado por un pasad...
Lo seguí en un acto reflejo, sintiéndome molesto y excitado, ese hombre primero me descontrolaba y después me dejaba a la deriva.
Al llegar a la sala, él se encaminó hacia un estante, donde se hallaban varias esculturas, detrás de una de Él, sacó el iPod.
-Lo ha olvidado. —me dijo entregándomelo.
-Gracias. —casi arrancándoselo de la mano. —¿Puedo hacerle una pregunta señor Lee?
-Si quiere, pero no aseguro responderla. —me advirtió.
-¿Es así todo el tiempo? saluda solo cuando le da la gana, digo porque yo amablemente hago el intento por saludarlo y usted me ignora totalmente, solo dígalo y no haré el ridículo. —exponiendo lo que sucedió en el restaurante.
-Estaba ocupado y acompañado, no quería causar problemas. —le hice saber mostrándome nuevamente enfadado, de la nada me explotaba el carácter.
-No veo nada de malo que me salude y mucho menos que pueda causarme problemas, Seo Yoon no se molestaría porque usted me salude.
-Él no, pero a mi si me molestaría saludar a su amante. —su tono de voz era helado e hiriente.
-Es un amigo. -intentaba hablar cuando Yoongi intervino.
-Se acuesta con él, no son amigos, son amantes. —soltó sin más en la cara.
-Debería elegir mejor, cómo, dónde y con quien lo hace. — mirándome a los ojos apretando los dientes para contener la rabia y no gritarle.
- Sr Lee, de verdad usted esta demente, ¿Tiene algo en contra de Seo Joon? —Porque no logro entender nada de lo que sucede, ni su manera de actuar.
-Quiero que se vaya de inmediato. —le grite, pero regrese sobre mis pasos y le quite el iPod. — Se lo haré llegar después.
-¡Regréseme mi iPod! infeliz —le exigí. —Es mío, no tiene derecho.
-Hay algo que no puede ver en él. ahora ¡Lárguese! Deje el maldito trabajo asi...
-Sabe que, Lee Yoongi ¡Váyase a la mierda! —le grite. -¡Y quédese con el iPod! Usted no es más que un imbécil con ínfulas de Grandeza, que se cree que todo lo puede, y dígale al Sr Jungkook que solo me entenderé con él, hasta nunca infeliz.-hablaba cuando una voz masculina interrumpió.
-Buenas tardes Jove, ¿Todo está bien?. Jimin volvió medio cuerpo, encontrándose con el hombre y la mujer que estaban en el restaurant con él, pero esta vez traían a un niño como de tres años en los brazos.
-Rowoon, Do Dohee, pasen. —saludó Yoongi con voz normal como si nada hubiese pasado, el aprovechó y le jale el ipod, dejándolo desconcertado y me encamine rápidamente, subí a un ascensor que hasta ahora no había visto, dándome cuenta que era privado. —
-Un minuto por favor. —pedí a mi primo quien lo miraba confuso y con una sonrisa burlona. - Casi corrí para alcanzar a Jimin, pero cuando estaba por entrar al ascensor, se cerraron las puertas, deje libre un suspiro, seguido de un grito Maldita sea, para drenar la rabia., al mismo tiempo que golpee la puerta dejándome llevar por el impulso.
-Tio gocero… echo no se diche… Papa Nam no le busta,- me decía el pequeño Lee.
-Perdóname pequeño Eunwoo, no pasara de nuevo… vamos adentro.-
-Esto de verdad que me ha dejado impresionado.-
- Un Hombre, Es el primer hombre que te descontrola así y de paso te manda a la mierda, sin contemplación alguna. -dijo Rowoon riendo. — De él es de quien te vas a enamorar, si no es que ya lo estas.
-No le hagas caso Yoongi, él lo dice porque como yo fui la única que lo mando a la mierda. -desvió la mirada a su esposo. —Amor no todos los hombres son masoquistas, dame a Eunwoo que voy a darle de comer. —le pidió al hijo de ambos que estaba en los brazos de Yoongi.
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