La manzana prohibida

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La dolorosa realidad del engaño es una balada emocional que aborda el tema del engaño y la infidelidad en una relación amorosa, el dolor y la desilusión de una persona que se da cuenta de que su pareja no le ha sido fiel.

Querido Alastor:

A pesar de que te solté ya no te busque, ya no insistí y no volví a saber de ti, nunca dejé de sentir, no te olvidé. Me costó demasiado ya no enviarte un mensaje o despertar y aceptar que ya no estaban tus buenos días cada vez que despertaba, ya no dar esos paseos por el pentagrama del Infierno. No volví a saborear tus besos o tomarte de la mano, no volví a sentir lo suave de tu piel o acariciar tus orejas de venado. Se terminó y me fui. Pero te seguí llevando, en cada rincón, en cada pensamiento, en cada fantasía, en mis triunfos y derrotas, hasta en mis aventuras. En realidad no te fuiste del todo, porque seguiste presente, ahí, en un rinconcito de mi corazón, justo donde duele al pronunciar tu nombre, aquí, junto a mí. Ya pasaron muchos años y yo te sigo recordando. Veo tu reflejo en nuestro hijo, mi mayor orgullo, ¿cuál sería tu expresión al verlo?, Aiden Morningstar así lo nombramos pero decidí criarlo por mi cuenta, lo defendí con uñas y dientes para que no ganarás la custodia, no quería que me lo apartaras era lo único que valía proteger, ahora era todo un hombre y regresaría a su hogar, él va a reclamar lo que merece y yo estaré ahí para apoyarlo, no pienses en herirlo, no pienses en tocarle un solo cabello a Charlie porque aunque yo no esté presente con mis hijos, alguien estará observandolos y tomara cartas en el asunto.

— Nunca tuvo en la cabeza quedarse conmigo — le arrebató la botella de alcohol a Stolas — No me quería.... ni se si le caía bien.... creo que solo lo divertía — dio un buen trago, estaba ansioso ya que mañana Aiden regresaría al anillo del Orgullo.

— Su majestad creo que ya bebió demasiado — Stolas trataba de quitarle la botella pero era en vano ya que Lucifer se teletransportaba de un lugar a otro.

— Carajo no se porque después de tantos años sigo pensando en ese idiota.... debería de estar tratando de sobornar a Aiden para que no me abandone pero.... mierda.... debería arrancarme el corazón para ya no sentir nada.

Stolas al ver que hablaba enserió corrió a pedir ayuda a su sobrino que estaba en su castillo, Aiden invoco sus sombras y con su mano derecha invocó sus cadenas para aprisionarlo y después noquear a su madre, lo sostuvo entre sus brazos y lo subió a su recámara para que descansará como no quería que se despertará por sus pesadillas frecuentes encendió la radio y activo un escudo en la habitación que bloqueaba el sonido exterior y antes de retirarse le acomodó entre sus brazos el gran peluche de pato para que lo abrazara y no se sintiera solo para ahora si salir de la habitación y ayudar a reparar los desastres que hizo su madre.

— ¿Vas a continuar con la historia tío? — Aiden le ordenó a su sombra que barriera mientras que él trataba de elegir el nuevo diseño del sillón.

— ¿En que nos quedamos ducky?

— Mmm, cuando la perra traiciono a mi madre.

Stolas invoco un libro, su portada era la más bella pero si lo ponías de cabeza el libro era el más triste, aquel libro era la historia del ángel caído.

— Estabas tan desesperado por ser comprendido que me resultó fácil engañarte... fuiste útil un tiempo pero... ahora que lo tengo todo ya no me sirves — no había ninguna pizca de bondad, esta versión de su dulce Lilith apenas la estaba descubriendo, no quería quitarse la venda de los ojos, su mente y corazón se negaban aceptarlo, su preciosa Lilith jamás lo traicionaria, jamás lo lastimaria, volvió a verla pero ella seguía con la misma expresión no había ni una pizca de culpa o rastro de tristeza, en cambio solo habia maldad y diversión.

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