¿Hotcakes o Jambalaya?

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Había pasado una semana después de la apertura del nuevo Hazbin Hotel, había muchos cambios y uno de esos es que Lucifer era el otro compañero de negocios del hotel, un disgusto para el demonio de la Radio.

No había momento en que ambos demonios se pelearan y pusieran al resto del grupo incómodos ningun demonio era capaz de intervenir por el miedo que causaban pero había alguien extrovertida que claro que les pondría un alto o mejor dicho los ayudaría a llevarse mejor, ya que ella tenía esperanza de que los demonios podían ser amigos.

— ¡Que te dije de tocar mis cortinas! Imbecil de mal gusto — se quejo por séptima vez Lucifer ya estaba harto de discutir por lo mismo de siempre.

— Te dije que lo voy a mejorar junto con los otros repugnantes cambios que le hiciste a "mi hotel"— enfatizó lo último, odiaba al Rey pero lo que odiaba más es que tenía mal gusto quiso replicar más cosas pero el dolor en su pecho no se lo permitió después de todo aún no estaba curado y si seguía peleando con el enano jamas se curaria, se agacho del dolor no quería sangrar en presencia de todos.

— ¿Que haces, una reverencia o que?

— Tu estúpida decoración de patos simplemente me hace querer vomitar — dicho eso se teletransporto hacia su cuarto dejando al rey con la palabra en la boca.

Para Lucifer, Alastor era el primer Overlord que lo trataba como si no supiera que era el gobernante del Infierno, no le vio el caso seguir peleando con un demonio inferior a el pero Charlie lo obligó a que se fuera a disculpar.

— Claro que no Charlie — se quejo poniéndole ojos de cachorro triste para que su hija cambiará de opinión.

— Papá, ¿olvidaste para que sirve este hotel? Es para remidir pecadores y tu y Alastor al ser mis compañeros de negocios no dan el ejemplo a los huéspedes — dijo Charlie en calma.

Lucifer no tuvo mas remedio que obedecer a su princesa.

Alastor se quejaba de dolor, se quito su abrigo junto con el moño y los puso al lado de su sillón, lamentablemente su camisa ya estaba cubierta de sangre puso su mano en su pecho y se mancho de aquel color rojizo, se sentó en su sillón y respiro con calma tenía que tranquilizarse después de aquella discusión con el enano.

— Que asco ¿sabes deberías ver un doctor? No ya se ve a la veterinaria por la tarde.

Lucifer como siempre no sabia respetar la privacidad de las personas, claro que tenía intensión de tocar pero después de que Alastor lo dejó con la palabra en la boca se le ocurrió molestarlo, se transformó en serpiente y entró por debajo de la puerta su intención era jugarle una broma pero al verlo con aquella herida decidió no hacerlo.

Alastor al escuchar su voz tomó a la serpiente del cuello y lo aventó a una esquina lamentablemente Lucifer volvió a su forma normal.

— Así que por eso tardaste tanto en regresar al hotel — comentó de forma burlona mientras se acomodaba su abrigo.

— Al menos no me tomo tanto tiempo entrar al campo de batalla — replicó Alastor levantándose de su sillón.

Lucifer se molesto por el comentario enseñándole el dedo de en medio pero al verlo tan débil decidió no seguirlo insultando.

— No me gusta deber favores asi que... — sabia que lo siguiente que haría no le iba a gustar al contrario pero tampoco le iba a decir amablemente te voy a curar, si fuera su princesa con gusto seria amable pero el demonio que tenia enfrente lo aborrecia — ¡Abrazo! — grito emocionadamente mientras lo abrazaba.

Alastor saco sus sombras y le metió un golpe a Lucifer para que lo soltará, el odiaba que invadieran su espacio personal.

— ¡ALAKAZAM! — sonrió haciéndole burla al demonio por tomarlo desprevenido — En tu cara venado.

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