Capitulo 8

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CAPITULO 8

ALAIA


Finalmente es hora de partir, el ritual ha concluido. Me siento imponente, mi poder aumento increíblemente, Agatha sostuvo que debíamos descender hacia el lugar donde se encontraban congregados todos, que no era posible demorarnos más.

El resto de príncipes y demonios se quedaron quietos observando hacia donde estábamos Eros y yo, éramos el foco de atención, él había tomado una forma diferente a la que estaban acostumbrados a ver.

No se puede decir de mí, mi ropa cambió completamente y mis alas ya no eran blancas, ahora eran negras. Me sentía fabulosa y libre, todo el sufrimiento había valido la pena, nada podía detenerme ya.

Me habían transformado en una especie de bruja o demonio, pero no como los demás. Agatha me dijo que podría ser una poderosa hechicera si dominaba mi poder. No bastaba con practicar brujería, también tenía que estudiar mucho para regresar al mundo terrenal y ver a mi amada Kaia.

 No bastaba con practicar brujería, también tenía que estudiar mucho para regresar al mundo terrenal y ver a mi amada Kaia

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Tras la celebración, todos nos reconocieron como los nuevos líderes supremos. Seguí recibiendo entrenamiento de Agatha, quien me mostró diversos hechizos, uno de los cuales permitía ver a Kaia. La vi llevando el collar que le dejé como promesa de mi regreso.

-Hola Alaia, ¿cómo estás?-

-Hola Eros, disculpa lucifer- me puse a reír.

-No te preocupes, prefiero que me llames Eros, lucifer suena algo extraño, ¿no crees?-

-Indudablemente, me sorprende verte aquí pensé que estabas en el palacio, sin ocuparte en nada como de costumbre.-

- Estoy aquí por ti porque alguien vino a buscarte -

-¿Quién me busca?-

-Hola querida, soy HECATE o también conocida como la protectora de las brujas-.

La miré con sorpresa - Un placer, perdón por no reconocerle-

-No te angusties mi hija, reconozco que eres una bruja novata, sin embargo, tienes una gran fortaleza como demostraste al vencer a Rosell-

En ese instante apareció Agatha, quien clavó su mirada en Hécate y se saludaron mutuamente.

-Hermana, hace mucho tiempo que no te veo, noto que has hecho un trabajo fantástico con Alaia-.

-Ha transcurrido bastante tiempo hermana, no es nada de eso, tiene un gran talento como bruja en su sangre, solo le di un pequeña ayuda-.

-Ya he notado lo rápido que has aprendido, me impresiona. Felicidades Alaia, si sigues mejorando en tu técnica llegarás a ser una hechicera poderosa. Nadie podrá detenerte, estoy segura de ello-.

-Agradezco mucho a ambas por confiar en mí y estar dándolo todo. Estoy encantada con esto, gracias por permitirme estar aquí y respaldar mis habilidades-.

-Mi hermana Agatha me informó que deseas formar parte del mundo de los mundanos, Alaia.

-Sí, me gustaría quedarme allí para siempre, pero todavía estoy aprendiendo a trasladarme de ida y vuelta según sea necesario-

-Claro que necesitas adquirir más conocimientos, sé que será un reto, pero si te esfuerzas, progresarás más rápido, has asimilado la información con rapidez, pero aún estás en el inicio y debes seguir aprendiendo-

Necesitaba adquirir tal conocimiento con rapidez para regresar a su lado.

La relación con Eros mejoró, ya no era el chico inmaduro que me perseguía, sino que había aceptado su pérdida, lo cual me tranquilizaba mucho, era un problema menos.

Tuve que aceptar que me enamoré de Kaia sin darme cuenta, ahora no puedo dejar de pensar en ella, estoy actuando por ella, por mi mamá y por mí.

El poder de Eros era distinto al mío, ya que como príncipe del infierno podía regresar al mundo humano a voluntad. Le pedí que protegiera a Alaia y, aunque dudó al principio, finalmente aceptó, demostrando que realmente ha cambiado.

Apolo podía visitar el paraíso sin dificultades, allí recibía mensajes de mi madre a quien extrañaba mucho, mi padre, aun siendo fuerte como una roca, también era extrañado por mí.

Habían transcurrido varios meses desde que Eros se encargaba de Kaia, pero hoy llegó extremadamente enojado, algo que nunca había presenciado antes, lo cual le indicaba que algo estaba ocurriendo.

- ¿Qué sucedió en ese lugar? ¿Kaia está bien?

- Unos desgraciados borrachos intentaron atacarla, logré llegar a tiempo para impedirlo, esos desgraciados, ¿por qué hacen eso, solo porque iba sola y era tarde?-

- No, eso no es posible, ¿está bien ella?, ¿no le sucedió nada? –

-Tranquila, todo está bien, logré llegar a tiempo. Sin embargo, sé que los individuos que intentaron tomarle por la fuerza no se detendrán, han estado planeándolo durante mucho tiempo.

-Eros, debes asegurarte de cuidarla bien, porque cuando pueda ir allí, los malditos sufrirán las consecuencias. No puedo ir al mundo terrenal aún-.

-De esta manera, necesitaré encargarme de ella, ya que si no la cuido, podría provocar una catástrofe, y tú lo entiendes-

- Todo va bien, solo necesito un poco más para dominar mis habilidades, solo no exageres ¿entendido? -

- Si te mantienes calmada, todo saldrá bien -.

EROS

Alaia me encargó de Kaia, ella no puede quedarse sola, no me agrada Kaia pero debo cumplir mi promesa. Aunque soy el príncipe del infierno, debo admitir que Alaia me intimida, especialmente si algo le sucede a Kaia.

Regresé al mundo de los humanos, ella estaba presente, tal vez me reconoció, pero no sabía mi verdadera identidad. Parecía común y corriente, intentaba pasar desapercibido, pero lo sucedido anoche hará que no pase desapercibido a sus ojos. Los borrachos pensarán que fue su borrachera, pero no saben lo que les espera.

Me transformé en un reconocido abogado que deseaba alejarse de la ciudad, por eso me trasladé a este pueblo tan apartado, al final sabía bien cómo ejercer la abogacía, siendo el abogado celestial, aquí no era tan distinto.

La historia fue aceptada por todos, lo que significaba que no había más interrogantes que responder. Ahora todo se reducía a proteger a Kaia y asegurarme de que estuviera a salvo, era momento de mostrarme a su lado.

Fui a su restaurante y decidí entablar conversación con ella, por lo que había llegado el momento, tenía que confesarle la verdad.

-Hola Kaia, tienes un hermoso restaurante-.

-Hola, gracias, ¿cómo puedo llamarle?

-Soy Eros y soy amigo de Alaia-

Cuando le mencioné eso, parece que se asustó mucho, quedó sin palabras y parecía que quería atacarme. ¿Alaia le habrá hablado de mí?, no lo creo eso es imposible tal vez le dijo que era el más guapo de los ángeles.

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