NUESTRO FELIZ MATRIMONIO

Capítulo 10: Ichigo y Orihime separados.

Declaro que todos los personajes pertenecen al gran maestro y mangaka Tite Kubo, lo mío es solo la historia a modo de fic.

Ichigo, seguía sin poder reaccionar a todo lo que le estaba pasando, pasaron unos cuantos minutos hasta que al fin su mente volvió a coordinar, cuando cayó en cuenta de lo que acababa de pasar salió corriendo tras Orihime, pero para cuando logró verla ya estaba a dos cuadras de distancia de donde él se encontraba. Por más rápido que corrió tras ella y por muy fuerte grito su nombre no pudo impedir que ella se subiera al taxi que la alejaba cada vez más de su alcance. Corrió detrás del taxi, sin parar de gritar el nombre de su esposa con la esperanza de ser escuchado por ella, pero nadie oyó sus gritos, salvo algunas personas que lo miraban como él si estuviera loco, eso poco le importaba, tampoco que le vieran con los ojos empapados en llanto, ellos no conocían el dolor que lo corroía por dentro ni la desesperación que llevaba. Hasta que al doblar por una esquina, perdió de vista el auto, fue allí, en ese instante efímero cuando creyó que el mundo se detenía a su alrededor, que entendió que acababa de perder el amor su vida. Triste y abatido cayó pesadamente de rodillas sin dejar de pronunciar el nombre de su mujer.

_ Orihime, Orihime. - era la única palabra que salía de sus labios, mientras que su hueco adentro le gritaba miles de maldiciones y amenazas de muerte.

Fue así, como lo encontró su padre, quien vino en su búsqueda al notar que la presión espiritual de su hijo crepitaba constantemente y siendo su tarea principal en el mundo humano vigilarlo no podía dejar pasar ninguno de estos cambios por alto. Aparte de que era su padre y siempre se preocupaba por él, lo cuidaría aún si la sociedad de almas no se lo pidiera.

_Ichigo ¿Que te ocurre? ¿Porque estas así? Controla tu presión espiritual o afectaras al mundo humano.- le dijo para intentar calmarlo.

_ Perdí a mi mujer- dijo sin más- mi sol se fue, ya no estará más conmigo.- dijo lorando. Luego de eso guardo silencio y al regresar a su casa se encerró en su dormitorio, más bien en el que había ocupado Orihime mientras estaban casados, sin querer ver ni hablar con nadie.

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Mientras tanto Orihime, llegó al aeropuerto internacional ignorando que su marido había salido corriendo detrás de ella, tampoco escuchó cuando la llamaba ya que a modo de intentar desconectarse de toda la tristeza que llevaba en su corazón, se colocó sus auriculares para escuchar música. No se dio cuenta en que momento llego al aeropuerto, cuando quiso acordar ya se encontraba sentada dentro del avión. Los trámites de embarque fueron rápidos, ya que no llevaba ninguna maleta, ella no quiso sacar ninguna prenda de su casa porque quería dejar todo lo vivido atrás y los únicos recuerdos que deseaba llevarse consigo era todo lo atesorado en su corazón a lo largo de todos esos años vividos junto a sus amigos. El pasaporte y el resto de su documentación personal, ya la había retirado el día que pasó con Uryu antes de ocultarse en su mansión.

Al cabo de varias horas de vuelo Orihime llegó a los Estados Unidos de America, como era de esperarse que ocurriera después de un largo viaje con varios transbordos de por medio, sumado a todo el agotamiento emocional que cargaba, su rostro se veía cansado y lleno de profundas ojeras. La verdad era que nadie se imaginaria que esa chica que ahora lucía un semblante tan serio y cansado, alguna vez fue alguien alegre y lleno de vida. Rurika la recibió con un fuerte abrazo que resumía un sinfín de palabras, que ella misma sabía bien que Orihime no necesitaba escuchar en ese momento, las dejaría para más adelante, cuando el corazón roto de su amiga estuviera mejor.

La casa de Rukica era un enorme penthause ubicado en el centro de la ciudad, Orihime estaba sumamente sorprendida al ver tanto derroche de lujos que había en ese lugar, entro mirando cada rincón, sin dejar se sorprenderse con cada extravagancia que encontraba, una vez que recorrieron todo el amplio lugar, la chica la llevó a la que sería su habitación por el tiempo que ella decidiera quedarse alojada allí.