Estoy en un taxi, ya son las siete de la mañana, es decir, llevo dos horas esperando y si pensé en buscar en mi móvil lugares donde coger un taxi o un autobús, pero no tenía cobertura así que me tocó esperar.
Los Ángeles es precioso. Hay muchas autopistas, unas encima de otras, rodeadas de palmeras súper altas. Hacia el sur, hay mogollón de altos edificios cubiertos de cristaleras que reflejan las calles con los rayos de sol que los recubren, aunque Chicago que Los Ángeles no, un río y aeropuerto precisos.
Cuando llegue al apartamento que alquilé, me daré una ducha y me cambiaré de ropa luego según estuve mirando en internet, hay una cafetería, la más cerca del apartamento, ''Republik Coffe Pasadena'' en el CA 91101 de Green St, Pasadena, al norte de los Ángeles, cierra a las cinco de la tarde, tengo tiempo de sobra.
El cielo está hermoso, se ve de un tono azul claro y los rayos del sol caen sobre las nubes, provocando unos destellos blancos por toda la ciudad, la verdad que es precioso.
Me bajo del taxi. El edificio está a unas calles de mí. Estoy bien, ahora lo estoy, ni nerviosa, ni con mariposas en el estómago, tan solo ansiosa por lo que pasará a partir de ahora, cuando entre al apartamento, que probablemente en los próximos años será mi hogar, todo cambiará, tendré una nueva vida aquí, en California.
Camino por la calle, respirando aire californiano, siempre me ha llamada la atención Estados Unidos, pero ahora no solo eso, me siento viva.
Por fin, por fin, por fin...estoy aquí delante del edificio, será mi hogar durante años, el lugar donde estudiaré derecho, donde dormiré y donde veré películas con mis próximos amigos. Estoy ansiosa por saber qué me espera en el futuro, serán cosas buenas o malas. Veo fijamente cada ladrillo que hay, miro a la derecha y... << ¡ay!>>.
- ¡Espabile!, no se quede en medio ahí parada-. Un hombre se chocó conmigo y sigue gruñendo mientras se va. Parece que he estado demasiado tiempo contemplando el edificio.
Meto la llave en la cerradura y entro al fin. Ando recto luego subo al ascensor, pulso el piso 4, giro derecho, giro izquierdo y llego a mi apartamento 22A. Giro el mango y la cara me deslumbra de luz. El apartamento tiene al fondo una cristalera que ocupa toda la pared, de ahí la luz, pero me gusta que sea luminoso, le da un aspecto más alegre. Tiene vistas a la carretera y junto en frente del edificio hay un gran árbol que llega hasta la cristalera, queda muy bien, me encanta.
A la derecha hay una cocina americana, en frente está la barra y la sala. A los lados de la cristalera hay tres puertas, dos a la derecha y una a la izquierda, la de la izquierda es el baño, que por cierto tiene una ducha enorme y, las de la derecha son las habitaciones, una con cama de matrimonio y otra con cama individual.
Entro en el cuarto de la cama de matrimonio, este será mi cuarto, el otro cuarto lo alquilaré, así ganaré dinero para pagar al apartamento. Tiro la maleta sobre la cama, la abro y saco la ropa que me voy a poner, iré básica, con unos vaqueros negros, camiseta ajustada blanca, un blazer beige y unas botas de tacón negra.
Me quito los pantalones y los tiro al suelo. Abro la llave de la ducha, me acabo de quitar el top y ropa interior y me meto a la ducha. El agua cae sobre mi cara, mi pelo, mis pechos...me relajo totalmente, tan solo escucho el agua chipotear contra los azulejos del suelo, me gusta es sonido, me elimina todo el nervio y estrés.
Me envuelvo con la toalla, cogiendo calor poco a poco. Termino de vestirme, seco mi cabello y le hago ondas. No me apetece maquillarme, me pondré hidratante en los labios y lista para ir a la entrevista.
Bajo por el ascensor, no quiero sudar. Salgo y ahora solo toca pedir un taxi, iría caminando, pero ya se me va a hacer tarde. Espero que la experiencia en este taxi sea mejor que la anterior.
ESTÁS LEYENDO
Nuestro destino [COMPLETA]
Любовные романы[COMPLETADA] Ava vive en Chicago con su madre pero decidió irse a California a estudiar. Todo es aparentemente normal, al menos hasta el día que todo tomó un inesperado giro, apareció un chico, Justin, lleno de secretos. Dando estos un vuelco en la...