CAPÍTULO 10

17 6 0
                                    


(dos días después)

Los chicos se han ido a la comisaría para averiguar cómo se apellida Samuel y donde vive. Así que estoy sola en el apartamento, reviso el móvil por si mamá me ha llamado o me ha mandado algún mensaje, pero no, al contrario de ella yo si lo he hecho y no hay manera de contactar con ella, incluso lo he intentado desde otro móvil para que no se dé cuenta de que es mi número, pero tampoco parece como si supiera que soy yo.

Tocan a la puerta, suelto el móvil y me acerco seguro son los chicos que ya han vuelto. Me acerco y abro. No me creo a quien estoy viendo frente a mí, que narices hace aquí.

- Mamá-. Vocalizo boquiabierta, abro mucho los ojos y ahora no sé por qué, siento el verdadero terror.

- Recoge tus cosas nos vamos a casa-. Habla seria, sus labios forman una línea recta y sus ojos muestras mirada seca, ni siquiera es capaz de mirarme a los ojos. De verdad que no la reconozco, no parece ella.

- No-. Contesto al igual de seca que ella, pero al momento me intenta tirar de la mano hacia fuera, me resisto hasta que al fin me suelto de ella y le grito, - ¡qué te pasa no te reconozco para y habla conmigo! -. se le empiezan a poner los ojos llorosos, me mira al fin. Entra cierra la puerta y se acerca al sofá hasta sentarse en él, me ofrece sentarme, le hago caso y me siento.

- Es peligroso-. Sigue hablando igual de seria que antes, solo que ahora con más compasión. Apoya sus manos sobre sus muslos y se vira hacia mí.

- Por qué, qué pasa-. Pregunto ligada de curiosidad.

- No, no soy capaz-. Cada palabra que dice le cuesta admitirla, tiene miedo y no entiendo el por qué. Esta vez pone cara de tristeza.

- Nos tenemos que ir y punto-. Me dice volviendo a la cara seria, no quiere soltar la lengua para darme información, oculta algo, es más, sabe algo.

- No me voy sin que me digas que ocultas, que hasta te cambia de persona-. La miro a los ojos buscando respuesta, reacción o que haga alguna mueca, pero nada, queda seria ni se inmuta.

- Samuel es peligroso, tienes más preguntas o nos podemos ir ya-. Dice igual que antes.

- Sabes quién es, que más sabes-. Le insisto, hablo bajo, pero entiende perfectamente lo que digo.

- Si no nos vamos lo acabarás viendo por tú misma-. Continúa. No puedo creer que mamá, la mujer que me crio entre felicidad y cariño sea la que está en frente ahora mismo.

- No lo entiendes no me voy a ir-. Gruño entre dientes.

- Entonces quieres morir-. Vuelve a la misma trama. Ahora por un momento parece que vuelve a ser la madre que yo conozco me coje de las manos y dice consolada, - hija, por dios, vámonos, hablaremos de ese amor y del embarazo en casa, pero vámonos-. Sonríe amablemente e inclinándose a mi animándome a irnos.

- Porque en vez de huir, me dices lo que está pasando-. Insisto nuevamente, quiero explicaciones y ya. Suspira y asiente, sabe que no hay otro modo de que seda a sus peticiones.

- Tu padre no es tu padre-. Lo dice tan rápido que me cuesta escuchar con claridad, pero la escucho. Escucho que mi padre no es mi padre, si mi vida era una mentira ahora la supuesta verdad, también es mentira, toda mi vida ha sido una mentira y es eso exactamente lo que digo.

- Toda mi vida ha sido una mentira, nunca se te ocurrió decírmelo después de estar llorando por su abandono, ahora resulta que lloraba por alguien que no era mi padre y además que tiene esto que ver con Samuel, ni siquiera lo conoces-. Le hablo con un tono más alto de lo normal, estresada, agobiada, triste, enfadada... siento demasiadas cosas a la vez. No pienso con claridad.

Nuestro destino [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora