Jenna:
Suelto un sollozo mientras acaricio la foto en mis manos, en esta foto sale mis hermanos, padres y yo. Quisiera devolver el tiempo, pero sé que es imposible. Quedar embaraza no estaba en mis planes, por su puesto que en los de Maickol tampoco. Pero intento llevar todo con calma y no tratar de derrumbarme, pero es inevitable que llegue la noche y no pensar. Maickol es el típico chico malo que hace que se te derritan los calzones, también es ese ojos lindo que jamás olvidarás, o eso pensé. El ya no es así.
El me es infiel desde que empezamos a ser novios, pero igual seguí con el como la estúpida que soy, y me casé con él. Pensando que el iba a cambiar, o intentarlo por mí. Ya no lo amo. Pero no me puede alejar de él porque me hará la vida imposible. Mis familias no saben nada sobre Maickol, solo saben que es mi novio, el padre de mi hijo. Pero el es empleado de unos de los mafiosos de México. Él se encarga de que las drogas y armamentos lleguen al punto exacto y hora exacta.
—¿Qué haces despierta a estas horas? —Cierro los ojos fuertemente para después abrirlo. El está aquí.
—No puedo dormir.
—Deberías. —jala fuertemente de mi cabello dejándome cara a cara con él. —pero si no tienes sueño, compláceme. —niego tratando de alejarme, pero me agarra nuevamente mientras baja la pretina de su pantalón.
Y como todas las demás noche, abusa de mí.
Elynna:
Suelto una carcajada mirando a Eliza a través de la pantalla. Ya van tres días desde que se fué los señores Koslov, todos estos días eh estado yendo a la empresa y me va mejor de lo que esperaba. De Jarev, Jeanv y Jenna no sé nada. No los veo desde que día se la alberca.
Jarev...
—¿Acaso hay algo que no me estás contando? —Parpadeo confundo enfocando mi vista en Eliza. —Si, definitivamente hay algo que no me dices.
Niego repetida veces pensando que me va a creer, pero es obvio que no, ella me conoce más que nadie.
—Es el hijo mayor de los Koslov. —Suelto un suspiro y ella ríe mostrando sus leves arrugas que se hacen notar a cada lado de sus ojos. —Tantas cosas que hace, y dice, me tienen confundida. —Niego. —Pero hablemos de tí, eso puede esperar. —Digo, tratando de olvidar el leve ardor que siento en el pico de mi teta por culpa de Jarev.
Debe ser que no te encantó.
Hablo con ella un rato más hasta que escucho un portazo y gritos.
—Madre hablamos después.
Cuelgo la llamada y bajo corriendo las escaleras al escuchar más gritos.
—¡Voy a matar a ese maldito!.
—No puedes porque es el papá de mis hijos, y no es tu problema. —Cuando llego a la sala donde se encuentran los gritos, veo a una Jenna con moretones en la cara y al parecer chupetones en todo el cuello mientras solloza, un Jeanv recostado de la pared mientras sus manos tiembla, Dimitriv gritando, y a Jarev ahí, como si nada, viendo todo de manera serena.
—¿Me pueden decir que está pasando?.
Como siempre tú de chismosa.
—Anda, ¡Dile que está pasando!. Ah si, ¡Siempre prefieres callar todo en vez de hablar!. —Dimitriv se acerca a pasos rápido hacia mi y me agarra con fuerzas las muñecas hasta este frente de Jenna. —Vamos dile, ¡Dile que callaste que el papá de tu bebé te golpea y te viola. ¡dile!. —Suelto un quejido cuando preciona un poco más mi mano.
—Sueltala. —Espeta Jarev. Este le hace caso haciendo que suelte mi muñeca ahora color rojizo.
—Yo no quise...—Cuando Jenna iba a hablar Dimitiv grita de nuevo.
—¡Nunca quieres nada y sin embargo lo haces!.
Leves recuerdo vienen a mí. Haciendo que mis ojos se cristalizen.
—Yo te advertí Jenna. —Habla por primera vez Jeanv. Diciendo las palabras exacta para que me empieze a latir el corazón fuertemente. Hace años Jarev me lo advirtió también, y no le hice caso.
Dejé que Gustav abusara de mi.
Me dejé manipular y someter por él. Todo por no prestarle atención a las advertencia. Por eso, cuando la ví sollozar de nuevo mientra miraba con súplica a Dimitriv, me di de cuenta de una cosa.
Ella está enamorada de Dimitriv.
Y al parecer, es mutuo.
—Jenna. —Ella voltea a mirarme cuando la llamo. —Ven. —Ella se acerca a mi y la abrazo. —Vamos a mi habitación. —Todavía con Jenna aferrada a mi, subimos las escaleras dejando a los hombres furiosos abajo. —Cada quien lleva a su manera su dolor, pero sé cómo se siente en carne propia vivir con un enfermo que solo quiere abusar de tí. —Sorbe su nariz fuertemente mientras sigue llorando. Nos sentamos en la cama y me abraza más fuerte. — Ese bastardo es Gustav. Y sé que sabes perfectamente quien es. —Digo, sabiendo que ella sabe que él formaba parte de su familia. —Pero aprendí que la vida es muy corta como para desperdiciar tus días pensando en un inútil.
—Pero el es el papá de mi bebé, y no quiero que el crezca así, y si me odia por no dejarlo conocer su padre. —Solloza. Niego lentamente.
—Te aseguro que el lo entenderá cuando sea grande. Y lo odiaría a él por tratarte así. Te mereces una persona mejor. Una persona que esté contigo en las buenas y malas, que te ame muchísimo mientras te vea como si fueras lo mejor que le ah pasado en toda su vida. —Diciendo esas palabras, que vienen del muy adentro de mí, sé que no está hablando mi yo de ahora, está hablando mi yo de antes, mi lado vulnerable. Me prometí a mi misma que no vería mi pasado como algo que me hiciera perder la cabeza y suicidarme. Lo ví como si fuese una prueba de matemáticas que no pasé, pero hay muchas más que me harán subir las notas. En este caso, que me harán subir de nivel, dejar todo atrás no es fácil, pero no es imposible.
—Gracias por tus palabras. —Susurra Jenna, dejando de llorar. Me mira con sus ojos rojos y suelta una risa. —Debo dejar todo atrás y pensar en mi hijo, en mi...
Me acuesto y le hago un ademán para que se acorruque en mi pecho mientras acaricio su cabello.
—Todo estará bien.
Pasamos un buen rato así hasta que veo por el balcón que todo está oscuro, ya es de noche. Ella se quedó perdida en sus pensamientos y yo también, hasta que me llega uno muy fugaz e importante.
—¿Dónde está el pequeño Jacov?. —Dejo su cabeza en la almohada y me paro, dispuesta a ir a buscar al pequeño, dónde sea que esté. Pero paro en seco en medio caminar cuando veo entrar a una mujer y en sus brazos, se encuentra el pequeño, llorando. Suelto unas lágrimas de emoción cuando veo a la mujer, mi madre.
—¡Eliza! —Corro haciá ella fundiendo la en un fuerte abrazo mientras Jenna ríe. —¡Tu lo sabías!. —Le digo, fingiendo estar enojada mientras sigo abrazada de Eliza tratando de aplastar al pequeño. —Agarra a tu pequeño, está llorando.
—Te espero abajo, cuando terminen vienen a com...
—Elynna. —Todos volteamos al escuchar la voz ronca de Jarev. —Ven.
—Estoy ocupada, podemos hablar después. —Miro a Eliza y está me mira con una sonrisa de oreja a oreja.
—Pueden hablar, mientras tanto puedo ir a servir la cena. —Salen del cuarto las dos traidoras junto al pequeño. Suelto un gruñido y me alejo, yendo al balcón, hace calor.
—Necesito que me acompañes a un lugar esta noche, después que todos se duerman. —Suelto una carcajada que se pierde en el aire cuando el no se ríe, está hablando enserio.
—¿Qué más soñaste?. —Pregunto, mirándolo como si estuviese loco.
—Si solo supieras lo que sueño, ya te estuviera follando contra el barrandal. —Siento mis mejillas calientes cuando termina de hablar haciendo que me sienta como una completa estúpida. —Te espero al frente de la mansión después que Ryana apague las luces de la sala.
—No voy...—Me ignora y sale de la habitación. —Idiota.
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Jarev [1] ©
Teen FictionCinco años pasaron y los dos cambiaron mucho. Ella ya no es la ingenua de antes que se dejaba manipular, y él ya no es el dulce rubio fiestero. Mientras ella vivió toda su vida con la ausencia de sus padres, él no soportaba más vivir con los de él...