Quince

1.9K 101 21
                                    

Elynna:

Termino de firmar el documento de los socios de Jennev mientras hablo con ella por teléfono. A pasado un solo día desde que me encontré con París. Ayer por la tarde cuando me vine del apartamento de Jarev, me dijeron que en la noche tenían que ir a entregar unas armas a no sé dónde. A Jenna no la eh visto, solo sé que Eliza está cuidando al pequeño Jacov.

Desde que ella llegó, no nos hemos tomado un tiempo para cotillear juntas. Así que decidí que hoy nos iremos de spa, cuando salga de aquí.

—Muy bien. Ellos son unos socios muy importantes de Grecia, después de cumplir un año, el contrato va a finalizarse, el veinte por ciento de este nuevo proyecto serán para los Agapios, mientras los ochenta para tí y la empresa. En dos días, Jarev realizará una subasta, debes asistir, irán muchos empresarios de altos estándar.

Claro, subastas de mujeres será.

Presto atención a todo lo que me indica Jennev, hasta que se finaliza la llamada, al mismo tiempo que tocan la puerta de la oficina.

—Adelante.

Karla asoma su cabeza, su cara se encuentra totalmente roja.

—La señora Eliza a llegado. —Asiento.

—Dile que ya voy. —Me paro, recojo mi teléfono y llave del auto. —Cancela todo de mí agenda, mañana me ocupo de eso.

—Si señora. —Sonrie y se va.

El mundo necesita más secretarias como ella.

Siento una punzada en el pecho; siempre me ocurre cuando algo no anda bien, ese presentimiento. Decido dejar mis pensamientos a un lado.

Cuando termino de arreglar mis cosas sobre el escritorio salgo de mi oficina, llevándome una sorpresa. Eliza se encuentra sentada leyendo una de las revistas que siempre se coloca en la parte de espera. Pero lo que me sorprendió no es eso, sino ver a Ian charlando con Karla, que claramente está como un tomate.

Al llegar a dónde están ellos, carraspeo. Llamando la atención de ambos que se encontraban sumidos en su conversación.

—Karla me voy. —Aviso, para luego mirar Ian. Este me sonríe levemente. Tiene varias hematomas  en la cara y rasguños. Otra vez siento esa sensación que algo va mal, pero después me acuerdo de algo; sus trabajos incluye violencia.

—Hola Ely. —Saluda.

—Elynna para tí.—Digo. obviamente en broma, la verdad Ian me pareció una persona muy agradable.

Muchísimo mejor que su jodido jefe.

Cuando va a responder, lo corto.

—¿Qué haces aquí?. —Pregunto.

—Oh, que casualidad encontrarte por aquí. —Sonrie nervioso. Ruedo los ojos.

—Si van a coger, usen condón. —Digo, mirando a Karla. La pobrecita está que se esconde debajo de su escritorio.

•••

Suelto un suspiro relajante, disfrutando del masaje que la mujer me está dando en la espalda mientras estoy boca abajo, con ganas de tomarme una siesta de toda la vida. La mujer deja caer encima de mi espalda aceite esencial relajante. Abro un poco más los ojos encontrándome a Eliza profundamente dormida, mientras la mujer hace su trabajo.

A pesar que estoy teniendo un buen masaje que me hace sentir como si estuviese en el paraíso. Tengo todavía ese mal presentimiento.

Jarev [1] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora