"12.5"

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La niña










El alba apenas y se asomaba a través de la gran masa de polvo. Escombros, edificios caídos, calles destruidas y ruina total.

Una sola persona era visible entre tanta destrucción.

Miraba hacia el cielo con el pecho jadeante y la boca anhelante del oxígeno que necesitaba.

Los débiles rayos del sol acariciaban su rostro magullado y polvoriento.

Sus ropas estaban casi destruidas por completo, se conservaba solo la parte inferior en ínfimas condiciones.

La sangre bañaba su frente, parte de su brazo, y descendía desde el lado derecho de su abdomen hasta perderse por sus piernas.

El rubio llevó sus manos temblorosas hacia esa última herida en específico y cerró sus ojos con fuerza sintiendo el agudo dolor que prometía con matarlo vivo.

Sus ojos iguales a los de un tigre brillaron teniendo aquel pensamiento.

Tal vez hoy sería la última vez.
Este era el final, al fin.

Pero esos pensamientos se vieron cortados abruptamente al escuchar un débil llanto proveniente de las cercanías.

El rostro del héroe se desfiguró y olvidó por completo el dolor que lo atenuaba.

Era el llanto de una niña lo que había escuchado.

Como si algo en su interior se hubiera despertado, el héroe se comenzó a mover con urgencia a través de los escombros que prometían derrumbarse con solo un paso de su parte.

Entre trompicones y caídas, el hombre se desplazó con un miedo que le carcomía el alma.

Había una niña en todo aquel desastre.

Solo rogaba por llegar a tiempo para salvarla.

Como un golpe, el dolor volvió en el momento en que su pie se deslizó sobre pedazo de pared derrumbada.

Cerró sus ojos con una fuerza sobrehumana pero no dejó de moverse.

La herida comenzó a sangrar nuevamente.

Lo sentía... sentía como el líquido cálido descendía fuera de su cuerpo con rapidez.

Pero eso no detuvo su paso.

El llanto se hizo cada vez más cercano hasta que solo estaba a unos metros.

El hombre logró ver un gran escombro que parecía tener forma de cueva.

En cuanto lo rodeó pudo ver a la causa del llanto.

Una niña estaba encogida bajo el refugio mínimo que le brindaba aquella ruina, abrazando fuertemente al que parecía un cachorro.

Sus hombros temblaban mientras su rostro estaba escondido en sus rodillas.

Una cabellera plateada cubierta de polvo le llegaba mucho más allá del suelo y sus ropas parecían harapos viejos y destruidos.

Sus rodillas también estaban lastimadas y sangraba levemente.

No era la primera vez que el héroe veía una escena como esta, pero algo en su corazón se quebró.

El dolor lo golpeó nuevamente, pero reprimió un gemido y extendió su mano al frente.

- Oye, niña...

Con esas palabras, la pequeña alzó la cabeza como un rayo totalmente asustada.

Dos orbes lavanda del tamaño de dos canicas gigantes lo observaron brillosos debido al llanto.

El héroe casi sintió vacilar su sonrisa al ver el miedo reflejado en esa mirada, pero no se dejó vencer.

Le dio más fuerza a su voz y expresión segura.

- No llores porque...

Esas eran las palabras que siempre decía a los que rescataba y que parecieron hacer que la niña lo reconociera.

Ante ella estaba el héroe número uno, el salvador, All Might.

- Yo estoy aquí.

SNOWMAN [Todoroki Shoto]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora