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Lisa

Es increíble como las cosas pueden cambiar tan rápidamente. Un momento está todo normal y al siguiente las cosas han dado un brusco giro de 180 que te dejan intentando recuperar el equilibrio. Hace un año era una chica feliz, normal y contenta con mi vida. No podía pensar en una sola cosa que hubiera querido cambiar pero ahora si pudiera, lo cambiaría todo. 

No era que desconociera el trabajo de mi padre. Sabía perfectamente las cosas violentas y peligrosas que hacía. Mi padre había sangrado por nuestro nombre y yo sé que haría lo mismo un día. Por nuestras venas corría sangre criminal y no me avergonzaba de ello. 

Mi felicidad se esfumó hace un año y desde entonces todo ha ido en una espiral descendente. Cuando todo cambió me convertí en un vil pozo de ira y odio. No necesitaba de esta patética universidad pero en su momento pareció el escape perfecto de la constante preocupación de mi madre y de los vigilantes ojos de mi padre. 

—¿Lista?—pregunté mirando a mi mejor amiga, Jennie. 

Se encogió de hombros y metió las manos en sus bolsillos de sus vaqueros negros. Incluso con todo el dinero que tiene su familia, sigue optando por llevar la ropa menos cara. Jennie es modesta en el mejor de los casos y nunca muestra o presume de lo que tiene. Pareciera que no le importa nada pero lo cierto es que no le importan las cosas materiales porque lo más importante en el mundo para ella no es una cosa sino una persona. Su hermana pequeña, Ahyeon. 

Jennie siempre ha sido su protectora y dudo que eso cambie alguna vez. 

Hemos sido mejores amigas desde que sus padres la adoptaron a ella y a su hermana cuando eran niñas. La mayoría de las personas creen que somos primas pero siempre la he visto como una hermana. Jennie entiende mi vida mejor que nadie y ha sido la persona más leal que he conocido y por eso no me sorprendió cuando decidió venir conmigo a la universidad, aún cuando eso significaba estar separada de Ahyeon. 

—Si quieres mi sincera opinión, preferiría saltar de un acantilado pero... —volvió a encogerse de hombros. Por supuesto la idea de recluirnos en una universidad en mitad de la nada no era el plan más seductor pero en todo lo que podía pensar era en poner tanta distancia como pudiera entre mi familia y yo. 

Además, no es como si fuera a una universidad normal donde me aburriría como una ostra. No,  la universidad Inferis es el lugar donde los criminales de alto nivel de todo el mundo envían a sus hijos. Mientras que las universidades normales les enseñan a sus estudiantes todo sobre una educación decente, en Inferis te preparan para convertirte en uno de los mejores criminales. 

No necesito entrenamiento ni orientación pero quiero ir de todos modos. Creo firmemente que mientras más distancia exista entre mi familia y yo, menos sangrará el dolor palpitante en mi pecho. Por eso, la fría Alaska se convertirá en mi hogar por los próximos meses. 

El sonido de las hélices de un helicóptero invade mis oídos devolviéndome al presente. Levanto la vista justo para ver el avión de mi padre despegando en la distancia. Este nos dejó en este pequeño aeropuerto de Alaska y el helicóptero de la escuela nos llevará a la universidad. 

Poco después llegó nuestro medio de transporte. Metiendo las manos en los bolsillos de mi abrigo, exhalo y me dirijo hacia el helicóptero. No tuve que mirar atrás para saber que Jennie me seguía. Me dejé caer en el asiento y Jennie se sentó a mi lado mientras el rugido del motor llenaba el espacio. 

Es sólo un vuelo corto hasta la zona aislada que solía ser una antigua base militar antes de ser recientemente convertida en una universidad de alta tecnología. El lugar es tan clasificado que ni siquiera hay fotos de el en ningún sitio de internet. Mi padre, por supuesto, ayudó con la financiación. 

Snitches get stitches (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora