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Roseanne

Estoy tan jodidamente hambrienta que podría llorar. No soy una aficionada de comer comidas viejas, pero la comida caducada es mejor que no comer. Cuando el tipo que estaba detrás del mostrador me dijo que no había restos de comida y que no podía conseguir nada, me perdí. 

La mezcla de hambre dolorosa, falta de sueño, ira ardiente y humillación era demasiado tóxica como para aguantarla. Lo único que lamento es haberme desahogado con Lisa. No es que no se lo merezca, pero sé que hacer una escena delante de toda la escuela me costará. No lo dejará pasar. Va a tomar represalias y no estoy segura de estar preparada para ello. 

Ignorando el vacío de mi estómago, me pongo la capucha de mi sudadera sobre la cabeza y me dirijo al único lugar de esta universidad en el que realmente me siento segura. 

En cuanto entro por las grandes puertas que dan acceso a la biblioteca, me relajo un poco. Me quito la capucha, camino y miro entre todos los pasillos hasta encontrar a Brittney. Finalmente la veo en la sección de ficción con la nariz metida en un libro. 

—¿Revisando los libro románticos de nuevo?—

Mi voz la saca del universo que estaba visitando y sus ojos se dirigen a mí. 

—¡Oh, hola!—Cierra bruscamente el libro que tiene delante y lo empuja rápidamente a la estantería—Sólo estoy haciendo un control de calidad rutinario. Es parte de mi trabajo—dice inocentemente. 

—Claro que sí—Me río, sintiéndome ya un poco más ligera. Brittney se ha convertida en una amiga, mi única amiga, haciendo que la biblioteca sea el único lugar en la que realmente soy bienvenida. Mi sonrisa se desvanece al pensar en lo sola que estoy realmente. Incluso aunque tengo a Brittney, sólo la veo en el lugar donde trabaja. Probablemente ni siquiera sería mi amiga si no trabajara aquí. 

—¿Qué pasa? Estás un poco pálida—Brittney se acerca, con la preocupación grabada en su rostro. Me da unas palmaditas en el hombro como si le importara. 

—Oh, no es nada. Es que hoy no he comido nada—O ayer, añado en mi mente. 

—Bueno, entonces estás de suerte. Porque he traído el almuerzo y hay suficiente para las dos— 

—¿Estás segura? No quiero...—

—Te he dicho que hay suficiente para las dos—interrumpe—Ahora, vamos a alimentarte antes de que te caigas. Ya estás muy flaca—

Cogiéndome del brazo, básicamente me arrastra por la biblioteca hasta su despacho. 

—Siéntate—Me empuja a la silla y desaparece en otra habitación. Oigo el tintineo del microondas y a continuación, el maravilloso aroma de la comida llena el aire. Tengo que ahogar un gemido. Mi estómago ruge tan fuerte que me sorprende que Brittney no pueda oírlo desde la otra habitación. 

Un momento después, reaparece llevando dos platos llenos en sus manos. 

—Aquí tienes, querida—Me pone un plato delante y me da un tenedor. Intento no comer como una salvaje, pero es difícil no meterme comida en la boca como si no hubiera comido en días. 

Para que sea menos incómodo, intento entablar una pequeña charla entre los grandes bocados que doy. 

—¿Llevas mucho tiempo trabajando aquí?—

—Este es sólo mi segundo año, pero este año es mucho más divertido ya que realmente tengo una estudiante que viene a la biblioteca—Se ríe. 

—¿Cuántos años tienes?—pregunto mientras me meto en la boca trozos de pollo marinado. 

—¿Qué edad crees que tengo?—replica, clavando un trozo de lechuga romana en su tenedor. Inclino la cabeza hacia un lado y examino su rostro. Aparte de algunas líneas de expresión alrededor de los ojos, nada más muestra su edad. 

Snitches get stitches (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora