Snitches get stitches (Chaelisa)

Epílogo

Dos años después

Roseanne

¿Dónde coño están las estúpidas pruebas? 

Esta es una escuela llena de gente en sus últimos años de adolescencia. La doctora Lauren debe tener alguna de ellas volando por aquí en alguna parte. 

Rebusco con la mano en el cajón metálico, apartando cajas de guantes y gasas.

Supe que tenía problemas cuando no me vino el periodo hace dos semanas. Pensé en esperar una semana más y hacerme la prueba. Quería estar segura, pero mi periodo nunca llegó, así que aquí estoy. 

Me quito los mechones de pelo de la cara y echo un vistazo a la habitación. He mirado por todas partes, pero nada. Resoplo con rabia y aprieto la frente contra el mueble. 

Los ojos se me llenan de lágrimas. 

Genial, ahora voy a llorar otra vez. 

Esto es una puta pesadilla. No es como si pudiera conducir a la farmacia más cercana a comprar una prueba. Estamos en mitad de la nada en Alaska. 

—¿Puedo ayudarte a encontrar algo?— 

La voz de la doctora Lauren me pilla desprevenida. Cierro el cajón de golpe y me doy la vuelta para mirarla. Se apoya despreocupadamente en el marco de la puerta, con los brazos cruzados delante del pecho. 

—H-hola—

—No me digas hola. Dime qué estás buscando—La doctora Lauren no parece enfadada pero sí algo molesta. Supongo que es una ventaja ser la hija del director de la Universidad—Roseanne, vamos. Sabes que todo lo que tienes que hacer es preguntar— 

—Por supuesto. Lo sé. Es sólo que... quería estar segura antes de decírselo a alguien— 

—¿Decirle a alguien?— 

Parpadea, con una pregunta muda flotando en el aire entre nosotras. Se me escapa un suspiro tembloroso de los pulmones. 

—Se me atrasó el periodo y soy bastante regular, así que necesitaba hacerme una prueba de embarazo para asegurarme de que mi suposición es correcta— 

Las cejas de la doctora se levantan y luego es reemplaza por una sonrisa. 

—Oh... Bueno, todo lo que tenías que hacer era preguntar— 

Camina en dirección a un botiquín privado que sé que está cerrado con un código. Parece mucha seguridad para una prueba de embarazo, pero si algo he descubierto en esta universidad es que nada es exagerado. Siempre hay una razón para una norma o estipulación. Aún así, me encuentro preguntando: 

—¿Guardas las pruebas de embarazo ahí?— 

La doctora teclea el código y el botiquín se abre de inmediato. 

—Sí. Es realmente sorprendente la frecuencia con la que los estudiantes vienen a pedir una prueba. Las relaciones sexuales sin protección van en aumento y como sabes, esta es una escuela para hijos de delincuentes—Hace una pausa y me mira—Es mejor saber las cosas que traman tus enemigos y tomar cualquier tipo de ventana que puedas— 

Camino hacia mí y me entrega una caja blanca.

—¿Ventaja?— 

—Tomo nota de quién acude a mí y con qué motivo. Toda esa información se la paso a los de arriba. Si ven algo que pueda serles útil, entonces queda a su disposición el utilizar esa información— 

Lo único que puedo hacer es sacudir la cabeza. No estoy realmente sorprendida, pero al mismo tiempo, lo estoy. Aquí se infringen tantas leyes que no podrían ser enumeradas.