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Lisa

Es increíble. El cambio de todos en la última semana. 

Casi no sé qué hacer conmigo misma ¿Cómo funcionaba antes de tener que preocuparme por el bienestar de Roseanne? Sólo ahora que está a salvo conmigo me doy cuenta de la cantidad de energía y pensamientos que he dedicado a ella. Dónde estaba, qué hacía , si alguien la molestaba o la amenazaba. Por no hablar de las horas que pasé deseándola. Anhelándola. 

Ahora la tengo, siempre. La última semana ha sido lo más parecido al paraíso que puedo imaginar. No importa dónde esté durante el día, sé que voy a volver a ella. Cuando salimos juntas de clase o terminamos de comer, vamos al mismo sitio. Incluso ha empezado a venir al gimnasio conmigo en lugar de ir yo sola, ya que lo único que queremos es estar juntas. Y la ducha conjunta después del gimnasio también es una buena recompensa para un entrenamiento duro. 

Salimos de clase de la mano para que todo el mundo lo vea. Ese es otro cambio refrescante, no tener que ocultar que estamos juntas. Eso fue tan tortuoso como cualquier otro aspecto de nuestro pasado. Tener que ocultar lo que sentía. Tenerla tan cerca como para tocarla y siempre contenerme por su bien y por el mío. Ahora no hay necesidad de eso. 

Casi tengo que volver a conocer cada detalle de mi existencia diaria. No es que me queje. Estoy más feliz de lo que tengo derecho a ser. 

—Puedes dejar de hacer eso—murmura Roseanne mientras caminamos por el pasillo. 

—¿Dejar de hacer qué?—Miro nuestras manos, pensando que se refiere a eso. 

—Puedes dejar de mirar a todo el mundo como si estuvieras esperando a que alguien haga un comentario—Se ríe de mis ojos abiertos—¿Qué? ¿No puedes decirme que no sabes que lo estás haciendo?— 

—No tengo ni idea de lo que estás hablando— 

Ella levanta la barbilla hacia adelante, juntando las cejas. 

—Esta eres tú—gruñe- 

—Yo no me veo así— 

—Sí que lo haces—Su agarre en mi mano se aprieta mientras se ríe—Ya no tienes que estar pendiente de mí— 

—Llámalo costumbre— 

—Y te amo por eso. Con el tiempo, te sentirás más cómoda con la idea de que todos me traten mejor—Como si fuera una señal, pasamos por delante de un grupo de estudiantes que se esfuerzan por sonreírnos. 

—¿Tú te has acostumbrado?—pregunto. 

—Esa es otra historia—Cuando enarco una ceja, se encoge de hombros—Lo estoy intentando. Sigo esperando que algo salga mal, eso es todo—

—Roseanne, eres mi esposa y la hija de Lucas. Todo el mundo lo sabe. Y si alguien te mira de forma equivocada, se llevará un doble golpe en el culo—No puedo evitar reírme—En realidad, estoy segura de que también te tendrían miedo— 

La noticia de lo que le hizo a Nash corrió como la pólvora. Me reiría de la estupidez de que alguien creyera que mi Roseanne les haría lo mismo sólo porque si, pero puede que no sea tan malo que nuestros compañeros tengan un sano sentido de la preocupación si eso los hace comportarse. 

Me lanza una mirada de sorpresa cuando, al llegar al apartamento, cojo mi abrigo. 

—¿A dónde vas?— 

—Coge tu abrigo. Hay algo que quiero mostrarte—He luchado conmigo misma sobre si compartir esto con ella y cuándo. No es que esté guardando secreto, pero algo me dice que a ella le gustará- 

Snitches get stitches (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora