Roseanne
Los días comienzan a mezclarse en este agujero infernal. El único respiro es que de alguna manera me he mantenido fuera del radar de Lisa. Me las he arreglado para ir toda una semana entera sin tener un solo encuentro con ella. Por supuesto, me salté la clase de esta mañana para no tener que verla.
Entre el miedo a que me pille y el hecho de estar sola y ser señalada dondequiera que vaya, es un desastre. Hasta los profesores parecen no quererme. Estoy atrapada en este lugar sin ningún otro sitio al que ir. Por no hablar de que no he podido hablar con mi madre. Cada vez que intento llamarla por Skype, está ocupada. Lo único que quiero hacer es desahogarme con ella sobre este lugar aunque no le importe. Ella fue la que más abogó porque fuera aquí.
Por lo general, postergo cualquier cosa que me obligue a caminar por los dormitorios o por cualquier otro lugar. De hecho, dudé con la idea de dejar de asistir a las clases por completo pensando que si suspendía, seguramente me enviarían de vuelta a casa ¿Pero qué pasaría entonces? Perdimos la mayor parte de nuestro dinero cuando mi padre fue condenado. Los únicos bienes que conservamos fueron la casa y mi fondo fiduciario. Ni siquiera sé cuánto cuesta asistir a este lugar, pero dudo que me devuelvan la matrícula.
Dejo de lado la fiesta de lástima que estoy montando en mi mente para más tarde. La última sorpresa con la que me encontré fue cuando me prohibieron usar la lavandería por lo que ahora tenía que lavar mi ropa en el fregadero del baño, lo que estaría bien si no fuera porque el fregadero está roto y el conserje no lo arregla. Cuando fui a hablar de esta situación con la administración, Lucas prácticamente me mandó a la mierda diciendo que no le importaba mi comodidad o cómo lavaba mi puta ropa. Dijo también que debía estar agradecida de que me hayan dado una habitación en los dormitorios en lugar de una choza en la superficie.
Por supuesto que ni siquiera pude mencionarle que no tenía agua caliente por lo que me había visto obligada a bañarme en tiempo récord en las mañanas con agua tan fría que me hacía pensar que se me romperían los dientes de lo fuerte que castañeaban.
Suspirando, me pongo una de las pocas camisas que tengo limpias, me paso el peine por el pelo y cuando me veo medianamente presentable, salgo de la habitación y me dirijo a mi clase de historia, que me perdí la semana pasada gracias a Lisa.
Sorprendentemente encuentro el aula enseguida y por suerte, llego un poco antes. Tomo siento al fondo, escondida en un rincón del aula. Quizá nadie se fije en mí.
De hecho, logro pasar la mayor parte de la clase sin que nadie me moleste. El profesor Brush repasa la Guerra Fría, el espionaje y otras tácticas de guerra. No es hasta que toca el tema de la traición que me convierto en el centro de atención.
—Probablemente sepas que oficialmente Julius y Ethel Rosenberg fueron las únicas dos personas ejecutadas por traición, tras ser declarados culpables de conspiración para cometer espionaje. Por supuesto, muchas más personas fueron ejecutadas, pero sus libros de historia de la escuela secundaria no tienen esa información. Por suerte para ustedes, los nuestros sí. Abran sus libros y echan un vistazo a la página sesenta y nueve—
Desbloqueo mi ordenador y hojeo el libro electrónico hasta la página dicha. Se me revuelve el estómago cuando veo la imagen. Es una mujer desnuda, colgada por los brazos en el centro de la habitación. Su cuerpo sin vida está ensangrentado y golpeado.
—La ejecución de los Rosenberg en la silla eléctrica pudo ser calificada de inhumana, pero sus muertes no tuvieron nada que ver con las de algunos traidores menos conocidos. Como se puede ver en la imagen, Clara Morris sufrió días antes de tener una muerte lenta y dolorosa—
—¿Te refieres a Park?—susurra alguien y una ola de risas recorre la clase. El profesor continúa como si no hubiera pasado nada.
—Como decía, Clara fue violada y torturada durante toda una semana hasta que finalmente murió. Los videos de su castigo se distribuyeron por la red oscura para que todo el mundo supiera lo que les ocurre a los que traicionan a los suyos—
—Quizá deberíamos hacerle esto a Roseanne—dice otro chico, sin molestarse en susurrarlo. Mantengo los ojos fijos en la pantalla que tengo delante e ignoro más risas que estallan en el aula.
—¿Estás escuchando, Park?—Un trozo de papel hecho bola me golpea en un lado de la cabeza, haciéndome levantar la vista.
—¿Era realmente necesario?—Miro fijamente al tipo que claramente me odia.
—No hables en clase, Roseanne—advierte el profesor Brush.
Sé que replicar sólo empeorará las cosas pero mi estúpida boca se mueve sola.
—¿Hablas en serio? Todos los demás están hablando. Me ha tirado algo—Señalo al tipo e inmediatamente escucho la palabra soplona murmurada por algunas personas.
Los ojos del profesor se vuelven asesinos y el tono de su voz es amenazante.
—Marcel sólo intentaba llamar tu atención ya que estás claramente distraída—defiende al tipo—Todos los demás están contribuyendo a la clase. Tú no—
—Conozco una forma en la que podría contribuir...—
Las risas me parecen como clavos en una pizarra. No solo me duelen los oídos sino también el alma y sé que no puedo pasar ni un minuto más en esta habitación sin perder la cabeza.
Sin levantar la vista, recojo todo lo que tengo delante, lo meto en el bolso y salgo furiosa de la clase. La puerta se cierra tras de mí y empiezo a correr en cuanto mis pies tocan el suelo de mármol. Que le den a esta clase. Que se jodan todos.
Empujo mis piernas para correr más rápido, sintiendo que no me alejo de esta gente lo suficientemente rápido. Doblo la esquina de los ascensores y corro fuerte chocando con alguien. Al rebotar, caigo de culo con un fuerte golpe. El dolor me sube por la espalda, haciéndome gemir de dolor. En el proceso, mi bolso se me escapa de la mano y sale volando por el pasillo.
—¿Qué mierda estás haciendo?—retumba una voz enfadada desde arriba.
Levanto la cabeza y veo que Lisa y Jennie me miran fijamente.
Por supuesto, maldita sea.
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Snitches get stitches (Chaelisa)
FanfictionBienvenidos a la Universidad Inferis, donde los criminales más peligrosos del mundo envían a sus hijos. Asesinos, líderes de la mafia, traficantes de armas y ladrones de arte. No importa quiénes sean, esta universidad los alberga. Sólo existe una...