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Lisa

Hasta hace cinco minuto no tenía intención de meterme con ella. Sabía que estaría por aquí y que nuestros caminos podrían cruzarse, pero eso no importaba porque nunca le eché la culpa de lo ocurrido. Mi odio estaba reservado únicamente a su padre y a las personas implicadas en el ataque de mi familia en casa. 

Pero todo eso se fue a la mierda y la rabia cambió en el momento en que sus palabras rencorosas llegaron a mis oídos. 

—Tu vida sigue siendo perfecta y lo seguirá siendo—

No tenía ni puta idea, ni idea de lo que ha sido el último año para mi familia y para mí. Lo que hizo su padre fue simplemente la cereza en el pastel. Si quiere jugar la carta de la inocencia y fingir que no ha hecho nada, entonces se va a llevar un duro despertar. 

—Es una rata. No dejes que nada de lo que diga te moleste—La voz de Jennie adquiere un tono tranquilizador y soy muy consciente de sus manos sobre mis hombros. Miro por encima de su hombro y mi mirada se dirige al lugar en el que Roseanne estaba hasta hace unos momentos. 

Ya se ha ido pero su presencia aún perdura. Sus palabras siguen dando vueltas en mi cabeza. Mi rabia hacia ella se aplana y mis músculos arden, la necesidad de expulsar el odio y la rabia arden como un fuego abrasador en mi piel. Ya sé que ninguna cantidad de tiempo en el gimnasio va a ayudar. Sólo será una gota de agua sobre una piedra caliente. 

No, necesito una nueva forma de calmar la tormenta dentro de mí y esa forma va a implicar a Roseanne Park. 

Una sonrisa de satisfacción se forma en mis labios mientras imagino todas las cosas que puedo hacerle, las formas en que puedo hacerle pagar y causarle dolor. Nunca me había considerado una sádica, pero los sentimientos que despierta en mí me hacen dudas. Sé que voy a disfrutar cada minuto de ponerla de rodillas. 

—¿Por qué mierda sonríes?—pregunta Jennie, quitando las manos y dando un paso atrás. Parece tan confundida como yo. 

—Creo que acabo de encontrar un nuevo pasatiempo—Jennie levanta una ceja. 

—¿Si? ¿Cuál?—

Ignoro su segunda pregunta, ya que es obvia. 

—Voy a ir a la oficina de administración a buscar información sobre Roseanne. Quiero saber qué clases está tomando—

No lo digo en voz alta, pero en realidad quiero saber todo sobre ella. 

Cuanto más sepa, más fácil será herirla donde más le importa. 

Jennie ni siquiera cuestiona mi petición. Me conoce lo suficiente como para saber que cuando me obsesiono con algo, nada se interpone en mi camino. Le guste o no a Roseanne, convertir su vida en un infierno acaba de volverse en mi nueva obsesión. 

—¿Qué tal si te consigo su horario de clases y vas a educación física? Un poco de ejercicio va a hacer más por ti que tratar de encantar las bragas de alguna secretaria, especialmente cuando pareces tan cabreada— 

Le clavo una mirada severa. 

—Ambas sabemos que no tendré que encantar a nadie. Me lo darán por miedo y simplemente porque se lo pido— 

—Cierto, pero a veces se cazan más moscas con miel. Además, mi clase no es hasta dentro de una hora. Deja que yo me encargue de las bragas y tú de la maquinación— 

—Bien—Asiento con la cabeza—Te veré después del almuerzo—

Jennie me pone la mano en el hombro y se apoya en mi costado. 

Snitches get stitches (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora