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Roseanne

Gimo en la silenciosa habitación y me doy la vuelta en el colchón para mirar la pared de ladrillo. El marco de la cama chirría con el movimiento. 

Es lo que he escuchado toda la noche mientras daba vueltas en esta antigua cama, tratando de encontrar una posición cómoda. Me pregunto si la cama de alguien más es tan horrible como esta. Algo me dice que no ¿Pero cómo voy a saberlo? No es que me hayan recibido muy bien. No con la palabra RATA escrita en mi puerta para que todos lo vean. 

Aunque estamos a quién sabe cuántos metros bajo tierra es como si pudiera sentir el frío aire de Alaska filtrándose a través de los ladrillos. Me aferro a la fina sábana en la que me he envuelto, preguntándome si volveré a entrar en calor. 

Cada aspecto de este lugar me hace querer gritar. Odio este lugar. La cama, esta habitación, todo este puto lugar puede tirarse a un contenedor y prenderse fuego. Me doy la vuelta una vez más, grito mi creciente frustración en la pequeña almohada y golpeo el colchón con el puño. No sé por qué mis padres insistieron que viniera aquí. 

Podría haber ido a cualquier universidad, mis notas son altas y mi promedio perfecto. Soy inteligente y hasta hace un año, también era popular. Ahora soy un don nadie, un punto débil del que todo el mundo se mantiene tan lejos como puede. Se me llenan los ojos de lágrimas, mi ira aumenta con cada respiración que hago, cuanto más pienso en lo mucho que he perdido. 

¿Por qué tuvo que hacerlo?

Sé que cuando mi padre eligió trabajar con los federales lo hizo por egoísmo. Pensó que podría protegerse a sí mismo, consiguiendo tal vez menos tiempo en prisión. Lo más inteligente habría sido no vender más armas ilegales ¿Pero qué sabía yo?

En su declaración, entregó información de la familia Manobal. Una cosa que mi padre no se dio cuenta fue que Xander era un criminal más inteligente y fue capaz de darle vuelta a todo y culpar a mi padre. Todo lo que hizo, cada gramo de información que dio. Al final, no sólo se perjudicó a sí mismo, sino que mi madre y yo también nos vimos arrastradas con él. 

Ahora está cumpliendo su condena en la cárcel y mi madre y yo estábamos asumiendo las consecuencias. He perdido a todos los amigos que tenía. Nadie quiere ser visto conmigo. 

Mi padre puede ser la rata, pero por asociación, también lo soy. En la clandestinidad criminal, una rata es lo peor que puedes ser. La gente que es enemiga trabajará junta para derribarte porque una rata es un cabo suelto, y los cabos sueltos pueden poner de rodillas a los imperios. 

Suspirando, miro el techo, preguntándome qué voy a tener que hacer para sobrevivir a este lugar. Xander se ha vuelto más cruel y despiadado desde el encarcelamiento de mi padre. Todavía no ha enviado a nadie a hacernos daño a mi madre y a mí, pero sé que sólo es cosa de tiempo antes de que suceda. Él es la razón por la que nadie quiere tener nada que ver con nosotras. Francamente, no tiene que hacer mucho de todos modos. No con la tormenta de mierda que dejó mi padre. 

La gente nos quiere muertas simplemente por las decisiones de mi padre. Al hablar con los federales, perjudicó a más gente que a los Manobal; perjudicó a todos los implicados en los tratos que hizo y eso es un montón de puta gente. 

Muchos criminales me persiguen y aquí podrían llegar a mí fácilmente. La razón por la que mis padres me enviaron aquí, de entre todos los lugares, sigue siendo un misterio pero no me dieron ninguna opción al respecto. 

No me cabe duda de que Lisa, la hija de Xander, está aquí. Nos habíamos visto de pasada en algunos eventos de recaudación de fondos y demás, pero nunca conversamos a menos que fuera forzado. Aunque nuestros padres trabajaban juntos, nos movíamos en círculos diferentes. Lisa estaba destinada a convertirse en la heredera del imperio Manobal y yo iba a ir a la universidad para convertirme en una doctora. Es un cliché, pero es la verdad. Sabía qué tipo de persona era mi padre así que quería ser lo contrario. Pensé que ser doctora equilibraría la balanza. Ayudaría a la gente, salvaría vidas en lugar de acabar con ellas. Al menos, eso es lo que había planeado. No quería tener nada que ver con esta vida. Sólo podía imaginar el número de personas que  Lisa ya había lastimado, la sangre en sus manos. El pensamiento me hace temblar y me obligo a pensar en otra cosa. 

Snitches get stitches (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora