[no es no, Orquidea]

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Esto es una estupidez.

Tras la declaración de prince y de la impresión del conde y su familia por tales palabras se tuvo que hacer una reunión entre las familias para, bueno, ver si había la mínima forma de convencer al quién sería el futuro cabeza de esa familia para que entienda lo mala idea que es tomar a literalmente un "omega defectuoso" como suyo, aunque no le guste ese título de defectuoso, aquí lo usaría a capa y espada para salvar su trasero de un compromiso demasiado temprano entre niños.

Luego de eso no interactúa con nadie fuera de begonia quien le explicó por qué el conde estaba en su habitación en esos momentos, tal parece que le estaba dejando unos regalos para animarlo un poco, lo básico para todo niño que es ropa y productos de higiene personal, como también objetos que no necesariamente necesiten de la vista, como materiales para amasar, pintura que no necesariamente usará el, pero que indicará a begonia sobre que debe pintar y que no, en sí cosas en las que puede distraerse de momento.

Ahora se encontraba siendo arreglado por algunas sirvientas para la reunión con la familia de los "Cala", aunque preferiría ser arreglado por begonia sabia que la niña tenía un límite de lo que podría hacer y para esta situación, pues necesita verse mejor de lo mejor, incluso si solo era para romper con las ilusiones de un niño que sinceramente no entiende que se le cruzó en la cabeza para decir "sah, me caso con ese niño", y es que a ver, prince ya está a un paso de cumplir 18 lo cual sería la mayoría de edad bajo los estándares que tiene, no para el matrimonio, pero si para cosas básicas como trabajar o ir a la universidad, por su parte digamos que está demasiado joven para esto en tema de cuerpo, porque para mente está mayorcito para comprometerse con un maldito mocoso.

—listo, ya hemos terminado señorito lobelia—.

Asintió con la cabeza mientras respiraba profundo, las acciones de prince había dado una vuelta de tuerca en sus planes de una manera que fácilmente le daba dolor de cabeza, ahí mismo solo quería saber qué planes tenía ese idiota o en que pensó cuando le dijo de forma tan descarada al conde que quería hacerlo su pareja, y no, no iba a suavizar la palabra porque eso fue lo que pidió.

—ha llegado el conde kalanchoe—.

Le murmuró begonia cerca de la oreja mientras el aún mantenía la mirada en el infinito siendo una bola de dudas ahí sentado, no se imaginaba como estaba el conde sobre esa unión, si de por sí el pobre hombre se desmayó poco después de las palabras de prince, ahora debe ser una bola aún más grande de dudas.

—lobelia...mira, esto es-—.

—¿Una estupidez?, si, llevo rato pensándolo—.

—eres solo un niño, no entiendo cuál fue el motivo para que el joven maestro Cala dijera eso—.

Escucho al conde respiré agotado mientras iba de un lado al otro en la habitación, por sus pasos y el cómo no paraba de sacar y meterse las manos en el bolsillo y por sus lentes, siente que en cualquier momento iban a caerse si no los dejaba quietos.

—¿No hay alguna forma de cancelar esto?, digo, ¿por mi edad o título?, ¿Algo?—.

—Podría hacerlo por tu edad y tal vez por tu situación, pero no por título, ante los papeles de tu nacimiento te reconocí como mío—.

—y ellos se negaron por...?—.

Escucho la puerta de la habitación abrirse y el paso de unos tacones ligeramente silenciosos entrar a la habitación, las joyas moviéndose contra la ropa y un perfume a rosas, esa era la condesa Viviana.

—se pueden negar a nuestra petición por qué a ojos de extraño tú ya eres un adulto—.

—¡Es un niño Viviana!, c-cualquiera puede ver qué es un niño—.

Lobelia- Tan cerca de devorar el marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora