[enfrentar las cosas diferente]

9 2 0
                                    


Llegó a casa de Nicolaik y se acomodó de nueva cuenta la falda de su apompado vestido color durazno, luego palmeo el bolso con forma de la misma fruta asegurándose que su libreta y dinero estuvieran en su lugar, tenían que ir a los sitios que visitaría Camelia en la novela y donde podría encontrarse con los personajes que la ayudarán a controlar al abismo que en principio haría que Orquídea en ese mundo se volviera completamente loco matando a todo el que se le aparezca, cosa que se le estaba complicando por qué algunos de los personajes todavía no llegaban a la capital o directamente todavía no tenían la edad ni estatus para entrar a aquellos lugares por ser niños, pero en principio con que ellos dos fueran podría tantear el terreno y ver qué tan lejos estaban de encontrárselos, se podía hacer una idea con su protagonista y la villana, pero había información de la que aún no podía asegurar el cómo surgió, es decir, ¿Tener una discapacidad es considerada una maldición?, ¿Desde cuándo es así?, en ningún momento de su historia lo planteo en ese sentido, ni siquiera recuerda haber dado a entender que lobelia en el original estuviera maldito, cuando escucho sobre ello por parte de unas sirvientas que no dejaban de murmurar en los jardines, estaba impactada y lo peor es que no es la primera cosa que es nueva para ella.

—deja de fruncir el ceño—.

Alzó la mirada de su vestido para mirar a su villano con las piernas cruzadas y las manos sobre la rodilla superior, este la miraba de igual forma con esa expresión vacía y pese a eso la amenaza seguía ahí presente en sus palabras, realmente le había resentido el regaño de Nicolaik.

Desde la última vez que se vieron con Nicolaik, ósea Lobelia, Orquídea se la ha pasado en sus deberes de futuro Archiduque y encerrado en su habitación por momentos de descanso, quisiera decir que fue algo tranquilo en un intento de pensar las cosas, pero no, realmente no se esperaba ver como era la violencia real de un inmortal en esos cortos días, los ejemplos más exactos son el cómo todos los días al salir de su habitación sentía el olor a sangre venir de los jardines, los gritos desesperados del sótano, el choque de armas en los entrenamientos, los seguidores del archiduque ansiosos al igual que los sirvientes debido al miedo de perturbar la tranquilidad del monstruo inquieto por no poder ver a su flor de pétalos azules.

Por otro lado, en la habitación, aparte de mantener el escudo, la energía de la dominación se podía sentir fuerte y en alto por cada paso que el chico daba de aquí para allá murmurando cosas innentendibles, estaba ardiente de ira en todos sus aspectos y ni siquiera buscaba ocultarlo frente a nadie, excepto seguramente lobelia si hubiera estado presente.

Aquí la razón por la que le estaba acompañando en su visita a Nicolaik incluso si no iba a hacerlo después, la única razón para venir con ella fue porque podría ver a su hermano para comprobar si estaba satisfecho con su regalo de 150.000 flores de lirios junto a las cartas ocultas en cada jarrón expresando todos sus arrepentimientos y deseos por ver a "su lobelia" feliz otra vez, aunque bueno, con todo lo que ha visto más parece disfrutar de ser tratado como un niño que ansioso por algo más allá de eso.

— llegamos—.

Miro por la ventana el cómo se acercaban a la entrada, se acomodó en su asiento y respiro profundo ansiosa por liberarse de orquídea, tal vez con suerte la situación no sería tan incómoda, es lógico que las peleas entre ellos duren poco por parte de Nicolaik debido a su objetivo en común, pero no sabía como sería en caso de que sea orquídea el enojado con lobelia, ¿Sería peor?, ¿Mostraría su lado más violento con Nicolaik?, la idea le preocupaba, no cree que pueda manejar una ira mayor a la que tuvo que soportar esos cortos días.

La puerta del carruaje se abrió y el primero en salir casi corriendo fue Orquídea quien se detuvo abrupta frente a Nicolaik, su hermano se veía bastante bonito en esa ropa ligeramente infantil con temática de medusa con tonos azules y anaranjado melocotón con pequeñas decoraciones doradas, se veía tan ridículamente lindo con ese moño del que colgaba como gotas de agua gemas doradas, todo resaltando aún más la belleza natural de ese personaje, lo único que la sacaba de inmersión era la expresión vacía de nicolaik claramente incómodo con tanta decoración, lo entendía, a ella le está costando bastante darle a entender a sus niñeras que no es necesario ponerle joyas hasta a sus uñas.

Lobelia- Tan cerca de devorar el marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora