[obedeciendo ciegamente]

9 2 1
                                    


Paso sus dedos por el cabello ligeramente rizado haciendo que de vez en cuando altos mechones se enredaran al peinarlo, su otra mano sobre el pecho firme haciendo suaves caricias por encima de la tela perfectamente cosida con sutiles bordado alrededor de la zona de los botones, sintiendo el latido del corazón y de la respiración de los pulmones, a veces acelerándose al olfatearlo o por una caricia que le atontaba, mientras esto de fondo podía escucharse el movimiento de las fuentes por el agua que iba y venía, el cantar de las aves y el viento golpeando las hojas haciéndolos bailar, una sensación de paz muy agradable.

El problema con toda esa paz es que era consciente del peligro al que se estaba enfrentando por esas simples caricias, Orquídea era un monstruo dormido al cual él y su hermana debían mantener en la capital para evitar que el mundo se fuera a la mierda en esencia, lo que su hermana no explico es a que se debía esa locura tan desmedida por matar a todo el que se le asome, pero de momento no debía preocuparse o eso quería creer mientras el chico buscaba su contacto como si fuera un niño con su madre, cuando su hermana le contó todo eso se alteró por el horror de que pudiera llegar a quedar embarazado de, bueno, el miedo de quedar embarazado sabiendo que de algún agujero de su cuerpo pudiera salir un niño del tamaño de una calabaza, no obstante lo más preocupante de todo el asunto es que estaba loco y no dudaba en matar.

—lobelia~, ¿En qué estás pensando?—.

—en lo doloroso que es un parto, no entiendo quién estaría dispuesto a parir más de una vez—.

—ah...¿Qué?—.

Cerro los ojos y respiro profundamente, en principio ese chico no está influenciado por ninguna magia extraña más allá de estar encaprichado con él, aunque si hubiera notado los pequeños indicios de esa naturaleza salvaje de la que lamentablemente su hermana se había expuesto, mantenerlo en la capital iba a ser un problema conociendo que era popular por ser un híbrido de una criatura mágica y que el poder que albergaba era incontrolable si no se daba un buen uso, lo lógico era enviarlo al conflicto y que demostrara la fuerza de su reino en combate, intentar que no se sintiera atraído al poder y todo eso.

¿Cómo?, según Leyla tenían que darle un objetivo más factible para su obsesión y le guste o no, la otra obsesión de ese loco era lobelia, quien era el ahora.

¿Ganarse su simpatía y controlar su mente?, también, esto en específico lo tiene más fácil un poco sin querer, el apego "destinado" de ambos personajes hacía que el chico fuera débil a un simple pedido de su parte, por su parte magnolia debía mostrar su contante utilidad para que la mantenga con vida en el momento que tome el control de archiduque, le quedaban aproximadamente unos dos años hasta que el gran incidente con las bestias pase en donde muere tanto su padre como el archiduque Romero y Orquídea haga su aparición en la novela, como el nuevo señor, quiera o no ganándose la atención de las personas que estaban en contra del futuro príncipe heredero quien estaba perdidamente enamorado de la nueva flor del jardín.

—estás muy distraído, ¿Realmente estás bien?—.

—sí, sí, es que ya me dieron educación sobre ...mm... eso y no puedo evitar pensar en lo que se debe sentir—.

—¿Sentir que exactamente?—.

—el parto cabrón, imagínate que te salga un mocoso del tamaño de una sandía de ahí—.

—oh, ya veo... supongo que es comprensible—.

—¿De qué más me iba a preocupar?, lo otro lo capte, aunque siendo que lo endemonian un poco—.

—... espera, ¿Te hablaron de "eso"?—.

—oh si, pero como digo, lo endemonian un poco haciendo que su única función sea para engendrar—.

Lobelia- Tan cerca de devorar el marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora