Capítulo IV (Primera Parte)

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DESCONOCIDO

Día 46.

Salir del castillo es cosa sencilla cuando un amable y guapo príncipe le pide a tu madre que no te castigue por ser "desobediente".

Ya es de mañana, la Reina Brest se encuentra bien y todos tienen su atención puesta en ella. Luego de visitar el establo perteneciente al castillo y encontrarme con mi hermosa yegua de piel y cabello blanco, Blanzul —nombre completamente original que yo creé inspirándome en lo blanco de la nieve y lo azul de los árboles—, para que así pueda llevarme a Nevada, la principal aldea de Reino Azul.

Reino Azul está conformado por tres regiones distintas: Nevada, la ciudad principal y más cercana al palacio, Wyntter, el que sigue, y por último, Cold. Nombres no muy originales para nuestras comunidades, si se me permite decirlo, pero así los llamaron nuestros ancestros, y nadie ha protestado por ello, yo no seré la excepción.

Blanzul me ayuda a atravesar el inmenso y profundo bosque invernal que separa a el castillo, de Nevada. Mi atuendo me ayuda a protegerme del frío; estoy usando un pantalón de lana blanco, un suéter gris con una chaqueta de lana color azul encima de este, unos guantes y un gorro gris que protege mi cabeza de la nieve y por último mis pantubotas negras. Decidí dejar mi cabello suelto, por lo que se mueve de forma salvaje con cada zancada que Blanzul da.

Sé andar en caballo desde muy pequeña. Mis padres creyeron que me sería de utilidad porque ese es nuestro transporte, y como Princesa era mi deber conocerlo. Mi yegua blanca y hermosa me ha acompañado desde entonces.

Blanzul disminuye la velocidad porque sabe que estamos llegando a Nevada. Y efectivamente, atravesamos un cartel alto y de madera, cubierto de nieve, que tiene grabadas las letras: NEVADA.

Los árboles se apartan para poder adentrarnos en la aldea; no es muy grande, tenemos una pequeña comunidad con al menos cien casas, un establecimiento al que llamamos Casa de Huéspedes —allí se hospedan visitantes de Reino Rojo—, un mercado, el cuál últimamente no ha estado muy concurrido por la falta de alimentos, un centro humanitario, un puesto de figuras de madera, un puesto de herramientas, entre otros.

Sobre el mercado, en Reino Azul no hay mucha labranza debido a su frío y nevado clima. Lo único que crece por sí solo son algunas moras, plantas medicinales y para tés, hongos, y un par de frutas exóticas típicas del clima. Claramente, eso no es suficiente para sustentarnos, por eso, cada diez días, mis padres envían a un grupo de quince personas a conseguir abastecimiento en Reino Rojo y...en otros Reinos. Pero eso ya no es de mí incumbencia.

Una de las cosas que más amo de Nevada es que es un sitio muy concurrido. Si vas en caballo debes ir con cuidado, porque pueden haber niños jugando y correteando por la calle, mujeres y señoras comprando lo que necesiten para su hogar, hombres ofreciendo lo que venden e incluso visitantes que se deleitan con este bello lugar. Se podría decir que es una Villa, una muy hermosa.

Pero no pienso detenerme aquí, planeo ir más allá.

La persona que parece oponerse a mi plan es la Dama Azul, también conocida como La Alcaldesa. Ella llama mi atención y yo, aún sobre Blanzul, me dirijo hacia ella.

—Su Alteza...—Hace una reverencia al verme llegar—...¿A qué debemos su aparición?

—Muy buenos días, Alcaldesa. Salí del castillo porque necesito buscar algo. —Le digo con cordialidad.

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