Capítulo VI (Primera Parte)

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REINOS LEGENDARIOS.

Día 47.

Deslizo mis manos por mi vestido para deshacer cualquier arruga existente en el. Levanto la cabeza e inhalo y exhalo aire por la nariz. Por algún motivo me siento nerviosa...Alzo el mentón y toco un par de veces la puerta frente a mí, la cual abro luego de recibir el permiso.

Caminando correctamente, entro a la enorme sala de reuniones y me dirijo a la extensa mesa acompañada de sillas que hacen semejanza a los tronos, en las cuales se encuentran sentados mis padres, Bruno y su tío.

También hay un hombre, pero él está de pie frente a un mapa gigantesco pegado a la pared.

-Buenos días -Digo al llegar a la mesa y sentarme en la silla contigua a la de Bruno-, ¿Como están todos?

Antes de que alguno pueda responder, el hombre junto a la pared se acerca con velocidad hacia mi y se inclina, regalándome una reverencia.

-Alteza, es un privilegio tenerla presente esta mañana.

-Gracias...Ahmm, ¿Nos conocemos? -Miro a mi madre de reojo-. Siento que lo conozco de alguna parte.

-Desde luego que sí, Princesa Edelweiss -Dice el hombre, incorporándose-. Nunca tuvimos una conversación formal, pero nos encontramos ocasionalmente en una que otra junta. Soy el Canciller.

-Ah, por supuesto. -Esbozo media sonrisa.

-Bueno, ya que todos estamos aquí, podemos comenzar. -Informa, entusiasmado. Me pregunto porqué será.

Él camina hasta el mapa y, estando de espaldas a nosotros, empieza a señalar algo que no nos permite ver todavía.

Aprovecho la oportunidad de que todos lo miran fijamente para inclinarme un poco hacia Bruno.

-Buenos días, ¿Cómo estás? -Susurro.

-Congelado, ¿y tu? -Él también susurra al mismo tiempo en que se inclina, haciéndome soltar una risita.

-Estoy bien, ¿Cómo sigue tu tía? ¿Por qué no está aquí?

Bruno le hecha un pequeño vistazo al Canciller y vuelve a centrarse en mí.

-Ella se encuentra bien, pero decidió que quería quedarse en su recámara descansando.

Asiento lentamente.

-¡Muy bien! -Exclama el Canciller interrumpiendo el silencio de la sala y sobresaltandonos a todos-. Voy a explicarles.

Bruno y yo nos enderezamos en cuánto él se gira. Ambos intercambiamos una breve mirada de complicidad.

-De acuerdo, vamos desde el principio -Con una vara, señala el mapa-. Esto que ven aquí, es el mundo como lo conocemos. Cabe destacar que este planisferio es antiguo -con la mano libre, tira de una soga hecha de una tela fina y elegante, la cual hace que otro mapa, muy similar al que acabamos de ver, cubra el anterior-. Este es un modelo más moderno y justamente por ello, de este lado -nos enseña un sitio en específico con la vara-, hay una pequeña mancha, ¿Pueden verla?

Todos asentimos.

-Bien, resulta que, esa no es una mancha o un defecto del plano, pero eso no lo supimos hasta que lo renovamos unas cuantas veces más -vuelve a jalar la soga y otro mapa aparece-, como ven, en este modelo, la manchita que antes parecía minúscula e insignificante, aquí es mucho, mucho, más grande. Díganme Princesa Payson y Príncipe Fesh, ¿Qué quiere decir esto?

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