Capítulo IX

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LOS SECRETOS DE MI MADRE


Al volver a Nevada, y por ende al Castillo, Bruno y yo tuvimos que evadir a los Guardias para poder entrar a la fortaleza de la Familia Real. Por suerte, no fue tan complicado distraerlos momentáneamente.

Al estar dentro y resguardados del frío, deduzco que Bruno está hablándome, pero por más que lo miro y le sonrío como si estuviera escuchándolo, no puedo concentrarme en lo que dice. No dejo de pensar en Whyatt y en su comportamiento, en sus palabras, y en su curiosa actitud hacia mí.

Algo se esconde entre manos, y odio que mi curiosidad quiera saber qué es.

—¿Me estás escuchando?

Parpadeo, volviendo a la realidad. Miro a Bruno quién me observa con una ceja enarcada.

Esbozo una sonrisa apenada.

—Lo siento, estaba pensando...

—¿En qué?

Trago saliva.

—En la boda.

Él aprieta los labios, tratando de contener una sonrisa.

—¿Estás nerviosa? —Pregunta, mirándome con diversión.

—¿Por la boda, como tal? No. ¿Por la reacción de mi madre al informarle? Sí, un poco.

—No hay de que temer, después de todo, esto es lo que ella quería ¿no?

—Sí, sí...

Nos detenemos a medio camino de las escaleras. Bruno me toma por los hombros y me mira con los ojos entornados.

—Esto es lo que tú quieres ¿verdad?

Suelto un bufido, como si la pregunta fuera absurda.

—¿Qué si quiero casarme contigo para gobernar esta y otras tierras juntos, formar la siguiente generación de Payson y dejar nuestra huella en la historia? Desde luego que sí, Bruno.

—Me refiero a que si en verdad quieres casarte conmigo, Edelweiss. Más allá de la alianza, la política, el futuro...—La seriedad en su mirada me sorprende— ¿Estás segura de que quieres ser mi compañera, mi confidente, mi aliada, mi consejera y mi reina a partir del momento en que firmemos ese contrato? —Suspira—. Porque te noto insegura y...Sé que técnicamente no tenemos otra opción, pero...No quiero que te condenes a pasar el resto de tus días con un hombre al que no amas solo por cumplir con tu deber —Toma mis manos—. Sé sincera conmigo ¿sí?

Bajo la mirada y relamo mis labios, nerviosa.

Dile la verdad.

La verdad...

Vuelvo a verlo a los ojos y sonrío lo más firme que puedo.

—Estoy completamente segura de mi decisión, Bruno. Si te soy honesta, aún no te amo, pero nuestros progenitores no necesitan saber eso, así que si me obsequias un poco más de tiempo, te prometo que dentro de poco estaré perdidamente enamorada de ti. Incluso ya empiezo a quererte —suelto una risita—. Pero sí. Estoy segura. Quiero casarme contigo.

Él sonríe, aliviado, y deposita un breve beso en mi frente.

—Te ayudaré con eso de empezar a amarme ¿eh? Será un largo proceso, pero me esforzaré al máximo.

Abrazo su brazo y seguimos ascendiendo por las escaleras.

Mi sonrisa tiembla, pero hago todo lo posible para que no desaparezca.

—Buscaré a mis tíos. —Me avisa, separándose y caminando de espaldas por el pasillo.

—De acuerdo, yo buscaré a mis padres.

THE BLUE KINGDOMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora