Capítulo VI (Segunda Parte)

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¿QUÉ SE OCULTA EN EL PASADO?

👑💙👑

—Como el Canciller lo mencionó anteriormente —Empieza Paris—, los Cuatro Reinos ya saben que existe una nueva área no reclamada y eso no nos favorece en lo absoluto. Este sitio está muy cerca de Reino Azul. Incluso se podría considerar nuestro límite fronterizo, pero es muy pronto para declararlo así.

»En cambio, Reino Amarillo sí es una de nuestras fronteras, claro, el mar nos separa notoriamente, pero eso no evita que estemos conectados. No daré detalles sobre el tema para no alargar esta conversación, pero se sabe a nivel imperial que la relación entre ambos Reinos no es, precisamente, muy agradable. Si tuviera que usar una palabra para definir nuestro nexo sería: enemistad.

—Puedo comprender. —Responde Bruno, jugando a ser el príncipe serio y centrado.

—Entonces, teniendo en cuenta que el gobernante de Reino Amarillo nos odia por razones falacias y absurdas, él será el primero en intentar quitarnos lo que por derecho ya es nuestro, pero no formalmente.

»Mi esposo y yo ya no somos jóvenes, ya es momento de que nuestra hija tome el puesto que le corresponde aquí en Reino Azul junto con su futuro esposo. Así mismo asumirán esta responsabilidad que les estamos proponiendo, para eso es la alianza entre nuestros reinos, Príncipe Bruno, para que mi hija, la Princesa Edelweiss y usted, establezcan las bases, el inicio y el origen de las siguientes generaciones. Para que juntos sean los pilares fundamentales de un nuevo mundo.

—Sabemos que tantas responsabilidades pueden llegar ser mucha carga para ustedes —Interviene mi padre, pacífico y comprensivo—, pero no tienen que preocuparse por eso. Nosotros vamos a brindarles nuestra ayuda en cada situación y en lo que podamos. No queremos dejar todo el peso sobre sus hombros.

Mi madre sonríe con suficiencia y vuelve a dirigirse hacia Bruno.

—En conclusión, la unión que queremos formar entre Reino Rojo y Reino Azul nos beneficiará a todos, y nos ahorrará un potencial conflicto con Reino Amarillo. Ese hombre al que llaman Rey no busca la paz, él sólo quiere una oportunidad para incoar una guerra y arrebatarnos lo que es y será nuestro.

Él nunca te agradó. Y ella lo sabía. Pienso.

—Bueno, aquí termina nuestra cesión. —Informa el Canciller desde el otro lado de la sala.

Bruno se levanta bruscamente de la silla y le dedica a su tío una mirada condescendiente, pero gracias a la forma en la que aprieta los labios y los puños puedo deducir que sigue sin estar muy contento.

—Sigo teniendo unas cuántas preguntas, pero supongo que ahora no van responderlas. —Dice, mirando a mis padres de la misma forma que a su tío hace un momento.

Paris, inmediatamente, le da su única respuesta:

—Será en otra ocasión, Príncipe Bruno. Si gusta, puede hacer una lista con todas ellas, y cuando mi esposo y yo estemos a su completa disposición, escucharemos cada una de sus preguntas y veremos cuáles podremos responder.

—Desde luego.

Dicho eso, Bruno desaparece de la sala tan rápido que no me fijé ni siquiera por donde se fue o cuál pasillo cruzó.

—Mis disculpas. —Murmuro, levantándome y mostrando una corta reverencia para salir de la habitación en busca del Príncipe.

Al estar fuera de la asfixiante e incómoda sala de Conferencias, mis ojos recorren el pasillo izquierdo y el derecho, tratando de pensar cuál siguió Bruno. Por instinto, cruzo hacia la derecha. En este pasillo tan solo hay alcobas y estoy segura que ninguna es la de Bruno.

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