Capítulo VIII (segunda parte)

17 3 4
                                    


EN EL BOSQUE

«Os setos meor gudos salán e su esdite paa dhar phaso e ua ogrilosa verquead»

No dejé de repetirme esa maldita oración en toda el día hasta que finalmente encontré cada palabra con su significado.

En una hoja de seda fina anoté las traducciones. Y ahora puedo unirlas y saber el resultado.

«Los secretos mejor guardados saldrán de su escondite para dar paso a una peligrosa verdad».

Supuse que significaba algo así. Ahora necesito saber qué quiere decir el mensaje enviado por aquel búho de nieve. ¿Por qué se relaciona con mis sueños y con ella? ¿Cuáles secretos y cuándo serán relevados? ¿Cuál es la peligrosa verdad y qué ocasionará está cuando salga a la luz?

Son muchas preguntas y no tengo a nadie quien las responda.

Tomo entre mis brazos los libros que utilicé, para dirigirme a las estanterías y devolverlos a su lugar.

Cuando termino, busco a Bruno por los pasillos, la zona de lectura que está del otro lado de la Biblioteca y por la recepción, pero no lo encuentro.

Salgo del establecimiento y el frío me golpea en la cara. La diferencia entre la baja temperatura de aquí y la de Nevada es evidente, pero eso no me afecta tanto como el hecho de que no veo a mi prometido por ninguna parte. Lo busco con la mirada sin obtener resultados.

¿En dónde se metió?

Rodeo la biblioteca pensando que quizás me espera en el callejón que conduce al bosque. Es una idea tonta y sin sentido, pero todo es posible.

—¡Bruno! —Exclamo, apartando ramas puntiagudas con el pie para no tropezarme al caminar— ¿En dónde estás?

Escucho un montón de ramas crujir, y no fui yo quién las piso.

Alarmada, levanto la mirada en dirección al oscuro y estrecho callejón. De lado izquierdo tengo a la biblioteca y del lado derecho la Morada de alguien con un titulo importante.

—¿Bruno...?

No puedo terminar mi oración. Una mano aprisiona mi boca, mientras que un brazo,
—delgado pero fuerte— me rodea y bloquea la capacidad de mover mis brazos. Además siento como me arrastra hacia atrás, adentrándonos en la oscuridad del callejón.

Intento gritar, pero mis chillidos se quedan atrapados en la palma de la persona que ahora me tiene cautiva. Un escalofrío me recorre entera cuando su cálida respiración golpea mi oído.

—Shhhhh, sin gritar Princesa, no es necesario.

Expando mis ojos, sorprendida. Mi previo temor se transforma en una creciente repugnancia.

Me sacudo, suelto quejidos e incluso pataleo, hasta que finalmente me libera, dándome la oportunidad de encararlo.

—¿Qué estás haciendo aquí, fugitivo? —Cuestiono, ceñuda, mientras me acomodo el cabello.

—Quería verla, Princesa. Escuché ciertos rumores acerca de que la heredera al Trono estaba...agonizando. —Explica elegantemente.

—Además de criminal, entrometido.

—Qué te puedo decir. —Sonríe, encogiéndose de hombros.

—Es de mí placer informarte, Whyatt, que eso no es asunto tuyo.

—Cuando se trata de un rumor, es asunto de cualquiera, Princesa, claro está.

—De cualquiera menos tú. No tienes derecho a saber, no perteneces aquí. —Sonrío con malicia.

THE BLUE KINGDOMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora