9. Una noche diferente (Parte 3)

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La lluvia era fuerte, todos corrían a refugiarse y yo quedé plantada entre una multitud de personas que corría de un lado a otro.

-¡Draken, maldición! ¿Dónde te metiste?

Pasé un buen de tiempo buscándolo por los alrededores, tan idiota yo, tenía que ir directo al parking, pero no, seguí buscando como tonta una tonta.

Pasé un buen de tiempo buscándolo por los alrededores, tan idiota yo, tenía que ir directo al parking, pero no, seguí buscando como tonta una tonta

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Entonces me detuve.

¡El parking!

Saqué mi celular y rápidamente desde la Liffa app, que no había tocado casi nunca, solo cuando tenía hambre, escribí que no siento dolor alguno. Le di a aceptar y corrí lo más rápido que pude al parking.

Si bien ya iba tarde para acabar con Moebius y salvar a Draken, había otra forma de ayudarlo, aunque me asustaste la idea.

En el parking extraño ya había mucha gente peleando, corrí entre tantas personas buscando a Draken con la vista.

La lluvia y las chanclas extrañas no eran buena combinación y varias veces perdí el equilibro por andar corriendo.

-¡SASHA PERO QUE MIER-!

me di media vuelta rápidamente.

-¡¡TE DIJE QUE NO VINIERAS, MOCOSA!! -exlamaba Baji, mirándome muy furioso-. ¡¡TU HERMANO SE ENTRARÁ DE ESTO, TE DIJIMOS QUE NO PODÍAS PARTICI-!

-¡MI HERMANO Y TÚ PUEDEN METERSE EL DEDO EN EL CULO!

Y como toda latinoaméricana que soy, me escapé de la vista de Baji, en busca de Draken. Si mal no recordaba, él andaba en una esquina de la multitud, dejé que mi instinto me guiara, hasta que en una de las esquinas contrarias oí una discusión.

-¡Draken!

Me mandé a correr, llegando a tiempo a dónde Peh y Draken, quienes discutían acerca de algo. Cuando Peh levantó el cuchillo me interpuse, deseando con toda mi alma que no me doliera por lo que había puesto en el guión. Y no, ni lo sentí, por suerte.

-¿¡QUÉ MIERDA ESTÁS HACIENDO!?

Peh trató de retirar el cuchillo pero lo apreté, haciendo que se quede atorado y él, desarmado.

-¿¡QUÉ MIERDA HACES TÚ, QUERRÁS DECIR!? -le grité y él retrocedió.

Miré mi estómago, la sangre salía un montón y a mí me estaban entrando ganas de vomitar. No sé si lo mencioné antes, creo que sí, pero la sangre en exceso me asquea.

Miré a Peh fijamente y él solo se mandó a correr, temerario, debido a que yo seguía en pie y con una mirada amenazante.

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Shifting a Tokyo Revengers Donde viven las historias. Descúbrelo ahora