🖤Capítulo 6🖤

265 53 2
                                    

Cuando Smith entró en los aposentos de su hermano, Mew estaba siendo ayudado a vestirse por su escudero. El barón acababa de afeitarse, dejando al descubierto unas rudas y atractivas facciones que remarcaban su firmeza y determinación.

-¿Ya está todo preparado? -inquirió Mew mientras se quitaba el último rastro de jabón de la cara.

-La capilla ha sido adornada -le informó Smith-, tus caballeros están dentro junto a los sajones, y los soldados están en el patio esperando la celebración.

-¿Y qué es del novio? ¿Alguien lo ha visto?

-No. Pero su sirviente anda por todas partes, gritando a la lavandera por una prenda que aún está húmeda, a la costurera por un dobladillo mal cosido o a la curtidora de un calzado demasiado duro para unos pies nobles.

Mew lanzó un gruñido.

-Parece que no tendré que ir a sacar a la fuerza a Lord Gulf Kanawut de sus aposentos.

-Espero que se vista adecuadamente -comentó Smith unos instantes más tarde.

-No me importa su ropa.

-En teoría, el novio debería ser el mejor vestido de todos los donceles presentes en la boda.

Mew miró a su hermano y levantó una de sus cejas a modo de advertencia.

-Tul Pakorn irá ataviado con la seda color escarlata que le entregaste -continuó Smith en tono burlón-. Y en sus muñecas lucirá la pulsera de oro con rubíes que le regalaste tras la caída de Jerusalén.

-Si Lord Gulf desea que le regale joyas, tendrá que ser más cortés con su esposo -murmuró Mew lanzando con fuerza sobre la mesa el paño que había utilizado para secarse-. ¡Mucho más cortés!

-Quizá deberías enviarlo con Tul para que lo instruya -comentó Smith riendo en voz baja.

Mew ignoró a su hermano y se dirigió a su escudero.

-Quiero las ropas de batalla.

El muchacho parecía sorprendido.

-¿Barón?

-Tráeme la camisa acolchada de cuero -le ordenó Mew con impaciencia.

-¿Para vuestra boda? -La dura mirada de su señor hizo que se incrementara el rubor en las suaves mejillas del escudero y que corriera hacia al arcón a toda prisa para buscar la ropa de cuero, la cota de malla y las grebas, cuyas bandas de metal protegían las piernas de los caballeros durante la batalla.

Mew rechazó las grebas, se abrochó la camisa de cuero y dejó que su escudero le ayudara a ponerse la cota de malla. La prenda, que tenía una abertura en la parte frontal y otra en la espalda para cabalgar, era bastante pesada y, con cada movimiento, los anillos de metal sonaban discretamente a lucha y muerte.

-Nunca he visto a nadie que se dirigiera a su propia boda vestido así -murmuró Smith al tiempo que observaba la rapidez con la que el escudero realizaba su trabajo.

-Puede que instaure una nueva moda.

-¿O que entierres una antigua? -preguntó su hermano con falsa suavidad.

La sonrisa del barón fue letal.

-Veo que sigues mi moda, hermano.

-¿La llevarás puesta en la alcoba?

-La prudencia nunca está de más con las fieras -apuntó Mew secamente.

Su hermano rió a carcajadas mientras el barón se ajustaba la cota de malla de una forma que reflejaba muchos años de experiencia en el campo de batalla.

Indomable. 🦅🖤  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora