La música retumbaba en el salón, resonando entre las paredes adornadas con cuadros de figuras históricas y muebles lujosos. La fiesta estaba en pleno apogeo. Entidades del inframundo y simples mortales se mezclaban en una danza de engaño y disfraces. Los mortales, ajenos a la verdadera naturaleza de sus acompañantes, se dejaban llevar por la atmósfera de opulencia y misterio. Azael, se movía entre la multitud, su presencia apenas era percibida por los invitados. Sus ojos escudriñaban cada rincón del salón, buscando a alguien en específico: Morgana.
—¿Dónde estás? —Busco desesperadamente.
Morgana era una mujer de unos treinta años que destacaba en el salón. Su belleza era cautivadora y sofisticada, su cabello largo y ondulado de color negro azabache se movía con cada paso de baile que daba, atrayendo la atención de muchos. Sus ojos color miel parecían penetrar el alma de quienes se atrevían a mirarla, y su piel morena y tersa reflejaba un aura de poder y misterio. Era definitivamente una obra de arte que merecía su propio retrato en el museo.
Ella vestía con ropa corta y moderna, pero al mismo tiempo, poseía una elegancia, proyectando una imagen de riqueza y sofisticación. Sin embargo, esta belleza era sólo una máscara para su verdadera apariencia. Morgana era una vil ladrona, un demonio sin corazón ni nobleza, que cuando se transformaba, tomaba la forma de una figura alta y esbelta con piel de un oscuro púrpura. Sus ojos se volvían completamente negros, como si toda la vida que había en ellos, hubiera sido robada, y su cabello se convertía en una melena de sombras vivientes. Sus dedos se alargaban en garras afiladas y sus alas de murciélago emergían, translúcidas y siniestras. Grandes cuernos se alzaban en su cabeza, completando su aterradora transformación.
—Morgana— murmuró, su voz suave pero cargada de intención—. Tenemos asuntos que discutir.
Morgana dejó escapar una risa suave, una melodía oscura que parecía resonar en el alma de quienes la escuchaban. Se giró por completo, enfrentando a Azael con una mirada que mezclaba curiosidad y diversión. Hacía tiempo no se veían. Casi trece años.
—Oh, Azael, querido. Siempre tan formal—sarcásticamente dijo ella—. ¿Qué asuntos podrían ser tan urgentes como para interrumpir mi diversión? Además, te recuerdo que nosotros dos no mantenemos contacto desde hace muchos años. No creo que tengamos nada de lo que hablar.
Azael inclinó ligeramente la cabeza, manteniendo su expresión seria.
—Astaroth está aquí—dicho eso, la expresión de Morgana endureció—. Creo que eso si es un tema de discusión entre nosotros dos. El desea continuar con la misión que tenía planeada desde hace siglos, y necesita de nosotros para eso. El cofre que se fue dado a la menor de los Lith debe ser enrejado a él cuanto antes.
—¿Me hablas en serio, Azael?
— No tendría por qué mentir y poner en peligro mi lugar en la mansión. Morgana, tu capacidad para manipular las sombras y las mentes será crucial para esta misión. El cofre no debe permanecer en manos de los Lith...Victoria se encuentra en la vieja academia—dijo entre dientes, pendiente de que nadie indebido escuchara su conversación—. Debemos ingresar a la academia.
—Estas demente. No podemos ingresar a ese lugar. Solo buscaremos que nos hagan polvo.
—¿Acaso te da miedo?
—¡Pero por supuesto! ¿Acaso me estás pidiendo que arriesgue todo por una misión que puede ser fatal? —preguntó Morgana, con una mezcla de incredulidad y desdén. Sus ojos brillaban con un destello de desafío mientras miraba a Azael.
—Sí, te lo estoy pidiendo —respondió Azael con firmeza—. La misión es de suma importancia. Astaroth ha puesto en juego más de lo que imaginas.
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CAMINOS DE SANGRE
FantasyEn un mundo donde las historias de terror narran la posesión demoníaca, pocos han considerado los horrores que acechan en la noche. Esa noche oscura y silenciosa, capaz de infundir terror en cualquier ser viviente, es el escenario de un misterio pro...