Victoria aún no podía creer que ahora tuviera la caja en su poder. Era una responsabilidad enorme que nunca había imaginado posible. ¿Qué haría si las cosas se salían de control? No podía dejar de pensar en la posibilidad de que los demonios escaparan por culpa suya. Cerró los ojos y detuvo sus pasos, parada en uno de los innumerables pasillos de la inmensa mansión Lith. Sentía como si cada retrato colgado en las paredes la estuviera juzgando por la cobardía que sentía dentro de ella. A pesar de parecer fuerte por fuera, como una chica a la que nada le importaba, Victoria era internamente tímida y sensible. Nadie en la mansión conocía ese lado suyo; no estaba permitido mostrar esas emociones dentro de Lith.
— Mantén la calma, Victoria —se dijo a sí misma, aun temblando con la caja en las manos—. Todo estará bien. Solo debo mantener la caja en un lugar seguro —abrió los ojos y miró hacia adelante, donde el pasillo parecía interminable—- y todo estará... Bien.
Ella continuó caminando hasta llegar a su habitación, donde todo era sobrio y oscuro, como los secretos que la residencia guardaba celosamente. Al adentrarse, sus pasos resonaban en el suelo de madera gastada, mientras se dirigía hacia la cama que ocupaba el centro de la estancia. Sentada, con la caja reposando cerca, Victoria la contemplaba con precaución, consciente de su naturaleza peligrosa. De repente, la caja comenzó a moverse bruscamente, provocando que Victoria casi la dejara caer. Sabía que cualquier movimiento brusco podría desencadenar consecuencias irreversibles; abrir la caja sería un cataclismo.
Alarmada, abrió los ojos de par en par, su corazón latiendo rápido. Se levantó de un salto y buscó desesperadamente un lugar seguro donde colocarla. Aunque su habitación era privada y pocos la visitaban, excepto su padre, Victoria no podía confiar en la seguridad de un lugar tan expuesto para algo tan peligroso. Rápidamente, decidió un sitio más oculto y seguro. Dirigiéndose hacia una parte de la habitación junto al espejo, tocó un punto específico y lo empujó con fuerza. La pared cedió, revelando una escalera oscura que descendía hacia lo desconocido.
Con cuidado, colocó la caja sobre una mesa cercana y comenzó a bajar por las escaleras sombrías. Al llegar al final, antorchas se encendieron misteriosamente, iluminando un pasaje repleto de huesos y cráneos. Eran restos de aquellos que no habían logrado superar las extrañas pruebas impuestas por la familia Lith. Victoria avanzó con determinación, aunque la macabra escena no lograba perturbarla, acostumbrada como estaba a las sombras que envolvían su vida. Siguiendo el sendero marcado por la muerte, llegó finalmente a un lugar secreto, desconocido para su propia familia. Este lugar oscuro y prohibido era conocido sólo por los empleados, quienes llevaban allí a las víctimas seleccionadas. Fue por accidente que Victoria lo descubrió, pero ahora se enfrentaba a la realidad de lo que su familia había estado ocultando durante generaciones.
— Solo espero que aquí estés segura — dijo Victoria, colocando la caja en su nuevo escondite y cerrándolo con determinación. Salió rápidamente del lugar, recorriendo de nuevo el sendero de huesos hasta regresar a su habitación. Sin embargo, al llegar, se llevó una gran sorpresa al encontrar la caja reposando sobre su cama. Chasqueó la lengua molesta y se acercó con frustración. ¿No había forma de deshacerse de ella? ¿Estaba destinada a estar siempre a su lado?
Victoria dejó la caja en la repisa y se dejó caer en la cama. Cerró los ojos cansada; desde la noche anterior no había dormido bien y el cansancio la estaba dominando. Anhelaba descansar, pero el golpe repentino de la puerta la hizo abrir los ojos de nuevo. Se levantó y fue a abrir, encontrándose con Lilibeth, hermana de su padre, sosteniendo dos pergaminos en sus manos.
— Traigo los pergaminos con algunos datos que debes saber antes de ingresar a la academia — dijo Lilibeth con su tono sombrío de siempre —. Comenzarás en dos semanas, así que debes marcharte de inmediato. El auto estará esperándote en dos horas. Tienes tiempo para empacar tus cosas. Tu padre está al tanto de todo, pero no podrá despedirse, tiene asuntos urgentes que resolver.
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CAMINOS DE SANGRE
FantasíaEn un mundo donde las historias de terror narran la posesión demoníaca, pocos han considerado los horrores que acechan en la noche. Esa noche oscura y silenciosa, capaz de infundir terror en cualquier ser viviente, es el escenario de un misterio pro...