Pasó una larga semana, en la que no hice nada más que pasar el tiempo en la habitación hablando todo el tiempo con Bill de temas triviales, sin real importancia.
Cada mañana sin falta bajaba a la cafetería del hospital para poder comprar dos cafés antes de que Bill despertara, para así poder desayunar nosotros dos juntos. Ya se había vuelto una rutina totalmente normal en nosotros, e incluso me gustaba.
Me gustaba gastar de forma inexplicable el tiempo con Bill, las horas se me pasaban mucho mas rápidas de cualquier tema que sugería en este momento. Era de esas personas que te hacía pensar si el tiempo corria más rápido de lo normal.
Sin embargo, justo ayer recuerdo perfectamente que vino una enfermera a decirme que hoy tenía cita con el doctor para darme los resultados de todas las pruebas que me hicieron, y me quedé toda la noche en vela, dándole vueltas una y otra vez a ese tema que no dejaba de rondar por mi cabeza. ¿Los resultados serían buenos? ¿O...malos?
Tenía miedo, mucho miedo.
No lo hablé con Bill porque sabía que me diría una de sus típicas charlas que, extrañamente, funcionaban en mi, pero lo único que quería era tumbarme en la cama y simplemente no hacer nada.
Y hoy al despertarme, ví que eran las ocho pasadas. Seguramente Bill ya se hubiera despertado y ni siquiera podría ver esa cara tan linda que ponía al dormir... O al despertarse por el olor a café.
Me estiré sobre la camilla y bostece, abriendo lentamente los ojos. Quizá con un poco de suerte seguía dormido. Miré a mi derecha y, en vez de verlo dormido y despierto, no ví a nadie. Su camilla estaba vacía, y eso me asustó. No estaba en el baño ya que la puerta estaba abierta, y no había nadie dentro de él.
Me desperté y me incorpore en la camilla ¿Dónde podía estar? Él mismo me dijo una vez que no podía salir de la habitación por lo que hizo, tan solo si iba acompañado por alguien...¿Con quién? Bill no conocía a nadie.
Miles de dudas aparecieron de repente, las cuales se esfumaron igual de rápido que cuando aparecieron al ver que abrían la puerta y aparecía una cabellera negra junto a un níveo rostro. Fruncí el ceño al no entender nada, ¿Por qué había salido?
Entró a la habitación y al verme me sonrió.
-Como estabas dormido y tenía hambre, decidí bajar yo mismo con Nat a por un café para poder desayunar. Pero me dió pena que tú no pudieras beber uno y por eso pedí dos- me tendió uno de los cafés y enseguida lo cogí, invadiendome el fabuloso olor de esté. Él se quedó sentado en su silla de ruedas y yo en la camilla.
-Gracias por darte pena, eh- le dije con sarcasmo, nos reímos y bebí de un sorbo -¿Por qué no estás maquillado?- pregunté extrañado, él siempre al despertarse lo primero que hacía era maquillarse, me dijo que él se sentía mas suyo si lo hacía, cómo si le diera seguridad de él mismo.
-Oh...siempre que voy por los pasillos no me maquillo, la gente me mira mal- agachó la mirada y yo le mire indiferente.
-Nunca voy a entender a la gente yo llevó rastas y...
-Porque tú eres diferente a mi. Yo soy el típico estereotipo de marica. Un chico delgado, reservado y encima se maquilla como una tía. Tú eres fuerte, alegre y las rastas te hacen ver varonil, yo soy todo lo contrario. Entiendo que la gente no se acerque a mi, yo tampoco lo haria- susurro esto último para si mismo. Me desconcertaba la forma de opinar de Bill. No entendía como se podía querer tan poco a sí mismo.
-No entiendo porqué piensas tan mal de ti.
-Porque la gente piensa así de mi. Cuando todo el mundo te da la espalda, te das cuenta de que realmente el problemas está en ti y no en ellos, si tan solo fueran unos cuantos, pasaría de ellos, pero son todos... No me pidas que no piense asi, no voy a dejar de hacerlo.
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Nuestro Pequeño Gran Cuento - Rubelangeltwc
RomanceRecuerdo que cuando llegué a ese hospital, después de diagnosticarme un tumor en la pierna, pensé que sería un pase a la muerte; a la depresión. pero tú, un simple compañero de habitacion, me enseñaste la vida con diferentes ojos, una perspectiva di...