Capítulo 6

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-Creo que te odio un poco- le dije a Bill sarcásticamente esa mañana, después de que pasarán unos cuantos días o quizás semanas, en las que tenía que seguir esa estricta dieta para la operación.

-Que tú debas de comer lechuga no significa que yo no pueda beber café- me sonrió y volvió a beber para joderme.

Durante estás semanas ni siquiera habíamos subido de nuevo a la parte de arriba, nos habíamos quedado aquí todo el tiempo por todas las pruebas que a mí debían hacerme  antes de la operación, y además, porque Simone tenía vacaciones y siempre venía todo el día aquí con Sophi. Adoraba a esa niña, era demasiado tierna y adorable, siempre estaba irradiando felicidad y Bill siempre estaba contento con ella, así que eso era lo más importante.

No sé porque sentía que siempre estaba con Bill estaba completamente bien, me sentía en paz y… simplemente feliz, como nunca me sentí durante dieciocho años. Él era diferente, muy diferente a todas las personas de este mundo, sabía siempre de lo que hablaba, y tan solo quería ver todo el mundo sonriente a pesar de que él ni siquiera pudiera sonreír.

Era muy bueno, y amaba sus metáforas, esas que siempre conseguían levantarme del suelo. Bill era la única razón por la cual estar en el hospital no era del todo malo.

Me gustaba que sonriera y que fuera feliz conmigo, me hacía sentir extraño, extraño al nunca sentir esos sentimientos que él en su mayoría de veces me hacía sentir con una simple sonrisa por alguna ocurrencia sin sentido que decía.

Con él podía ser yo mismo, abrirme de una forma en la que siempre me oculté entre todas esas anchas ropas y gorras que llevaba.

-Mhmm… que rico está el café- le mire con una ceja levantada y una sonrisa ladeada. Me miró desde su camilla y mastique con asco la lengua de la ensalada, no me quedaba nada más frente a esa bandeja repleta de esas cosas saludables y, a la vez, asquerosas -Creo que aún me queda un poco- lo movió lentamente en el aire y escuché el sonido del café dentro del vaso, haciendo que mis ganas de tomarme uno me invadieran mucho más.

-Creo que ese poco es para mí- le dije levantándome de la camilla para ir a la suya y cogerle el vaso. Negó con la cabeza riendo y se levantó de esta, corriendo sin escapatoria en esa pequeña habitación.

-Creo que no- murmuró cuando estuve frente a él y se escabullo al ser delgado. Me reí al verle andar rápidamente hasta la otra punta de la habitación, donde está la ventana justo a lado de mi camilla.

-Oh, claro que sí- le miré a los ojos por unos segundos, acercándome muy suavemente, antes de tirarme hacia él y rodear por detrás su cintura para intentar agarrar el vaso de café.

-¡No! ¡Es mío!- comenzó a gritar mientras reía. Puso sus brazos alrededor de los míos, los cuales seguían sujetos a su fina cintura, para intentar escapar. Comencé a reírme junto a él, contagiado por sus carcajadas, sintiendo un escalofrío cuando su mano pasó por la mía.

-¡Tommy!- miré al frente y ví de repente a Sophi entrando por la puerta junto a Simone detrás. Sus coletas a cada lado de su cabeza se movieron dulcemente y enseguida una amplia sonrisa acaparó su rostro.

-¡Ven! Ayúdame a quitarle a tu hermanito el café- se tapó la boca y soltó una pequeña risa antes de correr a nosotros e intentar saltar al ser pequeña y bajita, comparado con la altura de Bill y mía, quienes quizá éramos demasiados altos.

-¡No sé vale! Eso es una trampa- dijo Bill sin dejar de reír. Por un momento sentí su aliento en mi cuello, y me estremecí al igual que antes al sentirlo tan cerca, erizándome la piel. Rodeándole su cintura me sentía demasiado bien, demasiado comparado con todas esas chicas a las que siempre llevaba a casa para poder pasar un buen rato…pero, ¿Por qué comparaba a Bill con ellas?

Nuestro Pequeño Gran Cuento - Rubelangeltwc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora