Capítulo 26

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Esto se pondrá medio triste, pero ni modo.

🫧

Recorrer los pasillos del palacio era simple. Mismo camino, mismo piso, mismas paredes, ubicado en el mismo lugar durante siglos. A excepción del personal que cambiaba todo se mantuvo igual. Llegó al mostrador, su sonrisa fue bien recibida como hacía tanto tiempo.

"Hola Sedene. Nuestro ludex se encuentra en la oficina?" Su mirada buscó la puerta familiar a la derecha. "Así es, es bueno verle aquí" su sonrisa pronto se convirtió en un ceño fruncido "Aún no ha comido nada y se niega a salir..."

"Ya veo... Déjalo en mis manos" con otra sonrisa confiada anunció su presencia en el despacho del juez supremo. "Qué tal mi querido ludex!? Hay tanto trabajo que no puedes tomarte un descanso?"

"Si no quieres nada y solo vienes a interrumpir, será mejor que te largues" su vista jamás abandonó su papeleo. El sonido de la pluma moviendose entre el papel y la tinta fue el único sonido que se escuchó durante su prolongado silencio.

Un suspiro "que cruel~" una risa y finalmente una mirada triste "parece que en serio no me quieres en fontaine..." Una sonrisa triste tiró de su rostro

"Fuiste tú quien decidió irse, que sepas que nadie te mandó. A lo que es mejor que me respondas, eliminaste a los monstruos de la frontera entre sumeru y fontaine?" Solo hasta entonces sus ojos se encontraron ambos tenían una dureza marcada con los años que ninguno reconoció hasta ahora.

"Por supuesto, por quién me tomas?"

"Ya veo... Si es el caso, toma un descanso y repórtate en media hora. Ahora mismo no tengo tiempo para atenderte"

"Mmm..." Su mirada se volvió casi sombría "te pareces a él... Seguro estaría orgulloso..." Aunque bajas, sus palabras fueron escuchadas.

Sin dar tiempo de escuchar una respuesta abandonó el lugar.

🫧

En media hora no hubo mucho que hacer o mirar. Nuevamente, todo se veía igual, todo era diferente.

Con un suspiro terminó su trozo de pastel y abandonó el lugar. Su paseo concluyó en el mismo lugar. Esa oficina que tanto le desagradaba.

"Estoy de vuelta. Si más tarde tienes tiempo, me gustaría que fueramos a un lugar" cerrando la puerta tras de si miró con atención a la persona en el escritorio "estás escuchándome?"

"Lo hago, y no, no tengo tiempo"

"Alguna vez descansas?. Por lo menos ten la decencia de mirarme..." Esto ya estaba siendo irritante

"No veo la necesidad, y mejor no hablemos de decencia que terminas perdiendo"

"Su ilustre juez no puede solo por hoy dejar de trabajar 26 horas al día?"

"El día solo tiene-". "Ya lo sé, solo fue sarcasmo. De hecho, no te lo preguntaré, vas a venir conmigo. Sedene ya se encargó de tu agenda"

"Que hizo qué?" Sus ojos se miraron de nuevo, ambos desafiantes.

Ni una palabra se dijo

Historias Neuvillette/FurinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora