Capítulo 33

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"Furina, yo-" las palabras se atascaron en su garganta impidiendole explicarse. "te lo diré después"

Furina frunció el ceño. Neuvillette nunca fue evasivo y jamás le ocultaba sus inquietudes. Le resultaba extraño que pareciera tan preocupado de la nada.

"Está bien.... No voy a presionarte. Pero sabes que estoy aquí si necesitas hablar" su mano encontró la suya y le dio un apretón reconfortante.

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Neuvillette pasó la noche en vela. Este asunto con la joven que prácticamente lo acosó en su infancia lo estaba poniendo cada vez más nervioso.

No se suponía que él fuera un conejo asustado. Pero por alguna razón sentía que no podía escudarse en Furina. Es más, si las cosas escalaban era muy posible que esa acosadora terminara hiriendo a su novia.

Se movió de un lado a otro en su cama tratando de disipar sus inquietudes.

En vano y sin nada que lo calmara para dormir, salió a la cocina y se sirvió un vaso completo de agua fría.

Se sentó en el sofá de la sala y dejó que el líquido fluyera por su garganta y despejara su mente. Sin saber por qué, se encontró llamando a alguien.

"Neu?" una voz contestó "qué haces despierto tan tarde?. Mañana es viernes, aún tienes clases"

"Hola.... mamá. No podía dormir"

Sus párpados se cerraron suavemente. "Qué ocurre?. Problemas con Furina?" Respondió desde el otro lado.

Su corazón latió frenéticamente y la agresividad tomó el control "eso jamás!!!. Quiero decir... hay algo que quiero contarte"

Conforme hablaba su madre entendió que pasaba por un mal momento. Asegurándole que tanto su padre como ella lo protegerían de cualquier cosa y que era libre de volver a casa si lo deseaba, Neuvillette concilió el sueño.

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Los siguientes días a la plática con su madre no fueron mejores. Constantemente se sentía observado y seguido. Sentía que la ansiedad lo invadía y que cada paso lo acercaba a un colapso nervioso.

En todo ese tiempo estuvo evitando a Furina. No es como que ella lo acosara para preguntarle que pasaba, ni mucho menos, pero en el fondo se preocupaba por la actitud tan distante de Neuvillette.

Suspiró mientras lo veía correr en otra dirección evitando hablar con ella. Su paciencia se estaba agotando y eso era claro. Pero la gota que derramó el vaso fue que Neuvillette simplemente olvidó que tenían una cita y la dejó plantada por una hora y sin atender sus llamadas.

Ira, dolor, tristeza y culpa. Furina no sabía como manejar todos esos sentimientos a la vez. Quería gritarle, pedirle explicaciones, patearlo una o dos veces. Sus puños se cerraban con más fuerza cuanto más avanzaba a su casa.

En la oscuridad de su habitación se preguntó en qué momento habían cambiado las cosas para mal.

Su memoria rebuscó una y otra vez tratando de darle sentido y entonces....

Su conclusión fue amarga. Quería creer que incluso era incorrecta.

Y si....

Neuvillette ya no la amaba?

Descartó el pensamiento con una fuerte sacudida, tratando de convencerse a si misma que las cosas no eran así.

Historias Neuvillette/FurinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora