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Yunjin se preguntaba por qué las cosas habían terminado así.

Chaewon ya no le hablaba, no contestaba sus mensajes y ni siquiera la miraba haciéndose preguntar qué había hecho mal.

Para su desgracia, Kazuha también había comenzado a juntarse más con ella, confesando que también sentía un distanciamiento con Chaewon, ya que la muda había decidido juntarse con Sakura y ella seguía sin animarse a hablarle.

¿Por qué las cosas tenían que ser así?

A Yunjin le costaba ver a Chaewon de lejos, quería al menos volver a ser las amigas que eran antes.

Quería volver a intentarlo.

Quería estar a su lado de nuevo.

— ¿Por qué no aprendes lenguaje de señas? – le preguntó la japonesa un día –. Así podrás acercarte a ella de nuevo, de una forma distinta, incluso serán más cercanas.

Yunjin negó.

— ¿Alguna vez aprendiste un idioma? Tardas muchísimo tiempo, Zuha, años. No puedo dejar tanto tiempo.

— No tienes que aprender todo el idioma, sólo lo que quieres decirle.

Y Yunjin pensó que Kazuha era una genia.

Le preguntó a la señora Kim si podría ayudarla con su plan, y con vergüenza le explicó lo que había pasado, desde el beso hasta que Chaewon la ignoraba.

La señora no se negó, y confesó que había notado un cambio en su hija en esos últimos días.

— ¿Por qué no me lo dijeron antes, mocosas? — protestó la mujer, haciendo que la chica se encogiera en la silla –. Lo dicen como si tuvieran miedo, como si estuviera mal. Si ustedes se quieren tanto, ¿que importa?

Yunjin se sentía regañada, pero a su vez, agradecida.

— Yun, nadie ha cuidado de Chae como tú. Y sí, puede que sea algo nuevo para mí esto de... Las relaciones entre dos chicas, pero... Le haces mucho bien a mi hija.

Yunjin sonrió.

— Y en parte siempre lo supe. ¿Crees que los padres somos tan ciegos como para no ver esas cosas?

MUTE ⊹ Purinz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora