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Por la mañana, lo primero que apreció Chaewon al estirarse y abrir sus ojitos, fue a una Yunjin ya vestida, pero acostada a su lado, usando el celular.

— Buenos días, linda – coqueteó, haciendo que la castaña se ruborizara y sonriera hasta que vio el celular y lo reconoció, arrebatándole de las manos de su novia –. ¡Chaeeee, vamos! Hace como una semana que no uso un celular. ¿Sabes ma abstinencia que tengo?

Ignorando sus palabras, la chica muda dejo su celular sobre la mesa de luz.

— Anoche te sentí quejarte, te movias mucho entre sueños, ¿tuviste una pesadilla?

Chaewon la ignoró y procedió a esconderse bajo las mantas.

Yunjin frunció el ceño, pero no quiso preguntar nada.

En cambio, fue ella quien se levantó, acomodando un poco su ropa, calzando unas pantuflas, dispuesta a ir abajo.

— ¿Vienes a desayunar? – le preguntó, a unos pasos de la puerta.

Notó que estaba muy ruborizada, al punto que parecía un tomatito, la menor negó.

Yunjin notó que estaba incómoda o nerviosa por algo.

Y además, si ella no la obligaba a desayunar, la señora Kim lo haría, así que Chaewon nunca se negaría sin alguna razón importante.

Se acercó a la cama de nuevo, sentándose junto a ella.

— ¿Qué tienes, bebé? – dejó unos cuantos besos en su rostro, aunque Chaewon volvió a negar, dando a entender que no quería decir nada al respecto –. Anda, dime – acarició sus mejillas, sus miradas se encontraron –. Sé que te pasa algo, puedes decirme, estás alterada y además sudas.

La contraria suspiró, tomó su celular y fue a la aplicación de notas.

"No tuve una pesadilla, fue un sueño húmedo".

Yunjin rió un poco.

— Es algo normal, Chae – dijo, con una sonrisa –. No tienes que avergonzarte – volvió a sentarse a su lado –. Anda, ve al baño, desquitate, y te espero abajo con el desayuno.

Su novia negó, haciendo un mohín.

— ¿No? – frunció un poco el ceño –. ¿No qué?

La contraria suspiró, tomó su celular y volvió a escribir en la app de notas.

"Se me pasará luego. Tengo que esperar un rato".

Yunjin leyó varias veces las palabras, una parte de ella no podía creerlo.

— Chae tú... ¿No te tocas? – preguntó, de la forma más sutil.

Chaewon era especial, única y como quieras decirle, pero seguía siendo una adolescente de dieciséis (casi diecisiete) años. ¿Que persona de su edad no se tocaba?

Para su sorpresa, negó, y Yunjin permaneció unos segundos en silencio, hasta que pudo creerlo, para entonces, Chaewon volvía a tener una expresión avergonzada en el rostro.

Chaewon apartó la vista de esos ojos almendrados, mirando hacia un lado, tomó las sábanas como para volver a esconderse, y la mayor se arrepintió un poco por su actitud.

— No, no... – detuvo su mano, tomándola, haciendo que la mirara de nuevo –. No es algo que deba ponerte incómoda, es normal. ¿Lo sabes?

La muda asintió, claro que lo sabía, ella no era ninguna idiota como para no saberlo.

Yunjin abrió la boca para decir algo, pero pareció arrepentirse, en cambio, se levantó para cerrar la puerta del cuarto y al regresar a la cama, estaba completamente ruborizada.

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