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ADVERTENCIA: Contiene escenas de abuso sexual y violencia, se recomienda leer con discreción.

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ㅡMarlo, tengo invitados en casa, aquí no ㅡRhogus intentó zafarse con lentitud. Si hacía algún movimiento brusco, el borracho iba a enojarse aún másㅡ. ¿Qué te parece si vamos a la taberna?

La voz de Rhogus apenas salía de su garganta, y cada palabra que soltaba se sentían como agujas clavándose en sus cuerdas vocales. Le dolía tener que hablar diciendo palabras que lo satisfagan o lo tranquilicen, en vez de insultarlo y mandarlo a la mierda.

No solo sentía impotencia a la hora de hablar, si no también al actuar. En muchas ocasiones similares a la de Marlo, su única opción era ceder de manera sumisa ante los pedidos de sus clientes, sin importar la hora, el lugar o el momento, mucho menos importaban sus ganas. Por más que lo odiara y le afectaba, tenía qué; si se negaba, los riesgos eran aún mayores que aceptar.

Al aceptar, simplemente era usado unas horas, de manera algo violenta y causándole dolor, pero si se negaba podrían llegar incluso a matarlo, acusarlo a las autoridades, y muchos más castigos peores que su cerebro evitaba pesar, ya que el único camino qué siempre visualizó fue hacer caso a los pedidos.

Exactamente como no quería hacer ahora; la idea de que abusen de él con Kieran en su casa era algo tormentoso.
No solo porque iba a dejar grandes traumas en el príncipe, sí no también porque odiaba pensar que Kieran se repugne de él al saber que fue manoseado en tantas ocasiones y no hacía nada para evitarlo.

Mientras pensaba en las consecuencias a la que la situación podría llegar, unas finas lágrimas empezaron a caer por sus mejillas, a su vez que sentía como Marlo comenzaba a usar sus manos en su cuerpo. El hombre lo llevó hasta la mesa y de un movimiento brusco, apoyó la cabeza de Rhogus en ella, haciéndolo inclinar hacia delante, bajando sus propios pantalones.

El bloqueo emocional de Rhogus había estado acumulándose por tantos años, que con la presión y desesperación que estaba sintiendo ahora, sentía que se ahogaba con sus propias lágrimas estancadas en su garganta, aquellas que escapaban desesperadas buscando liberarse, como si las manos de Marlo hubieran roto la pared de sus emociones que tanto le costó mantener.

Los toqueteos de Marlo fueron cada vez más abajo, produciendole escalofríos y temblores. El pecho de Rhogus parecía hundirse para dificultar su respiración, a la vez que sus músculos se tensaban, horrorizado de aquella situación.

Después de tantos encuentros que habían dejado su huella en su cuerpo a lo largo de los años, Rhogus se encontró aterrado, como si estuviera reviviendo esa experiencia por primera vez.

ㅡPor favor, déjame ㅡSollozó, forcejeando para poder enderezar su espalda, y si reunía el valor, golpearlo.

Sin embargo, sus ganas de defenderse se pausaron cuando abrió los ojos y su mirada se encontró con la de Kieran, parado frente a la puerta abierta de su habitación, con los brazos cayendo por los costados de su cuerpo, y su rostro, con la expresión más triste que Rhogus había visto. Sus ojos azules, normalmente llenos de brillo, se veían estáticos a lo lejos, como si estuvieran acumulando una furia anterior, furia que, Rhogus tomaba como asco.

Pero para sorpresa de él, Kieran apretó sus labios y logró visualizar como unas lágrimas se escurrieron por su rostro al fruncir su ceño.

Esta reacción, junto con el miedo abrumador que sintió en ese momento, causaron que el corazón de Rhogus se haya detenido por unos segundos y su mente se quede en blanco. Su conciencia anhelaba escapar de su propio cuerpo miserable y desvanecerse en el vacío del cielo, pero a pesar de los intentos de su cerebro por desconectarse, sus extremidades y su sangre parecían más densas y pesadas, manteniéndolo firmemente en el suelo. La sensibilidad de su piel aumentó, mientras Marlo permanecía detrás de él, sin percatarse de la presencia del príncipe frente a ellos.

El rastro del heredero [+18] (En pausa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora