𝐗𝐕𝐈𝐈𝐈

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ㅡPuras palabras vacías ㅡEspetó Cerves, dejando de oír el discurso de Kieran, quien justo terminaba de dar el final de la inauguración.

ㅡAquí vamos otra vez ㅡSuspiró Rhogus, siguiéndolo por detrás.

Después de la ceremonia en la plaza de Coldridge, la familia real se preparaba para dar algunos discursos, mientras que la mayoría de los sirvientes, junto con Rhogus, Cerves y otros guardias, se ocupaban de preparar y entregar almuerzo para los comensales.

Para desgracia de Rhogus, siempre lo ponían junto a Cerves, quien insistía en afirmar que todo era una farsa. Durante el camino de regreso, Cerves no dejaba de murmurar sobre Kieran y Amelié, insistiendo en que todo era una mentira una y otra vez.

Harto de la situación, Rhogus se sumergió en sus pensamientos durante el resto del camino, desconectándose de la realidad con la esperanza de que los comentarios de Cerves no lo afectaran. Pero en verdad, esos comentarios se acumulaban en su mente hasta hacerlo explotar.

Ese día, se sentía irritado, al borde de soltar todo lo que lo abrumaba por cualquier cosa mínima. Por esta razón, ignoraba a Cerves, dándole la razón con respuestas breves y sin escuchar realmente lo que decía. Como solía hacer meses atrás cuando tenía que despegarse de la realidad para trabajar con sus clientes.

ㅡ¿Me estás escuchando? ㅡPreguntó Cerves, dejando de guardar los panes dentro de la cesta, mirando a Rhogus.

ㅡ¿Quieres que te sea sincero? ㅡSuspiró fatigadoㅡ. No. Estoy cansado de que me hables de lo mismo.

ㅡ¡Porque no abres los ojos! ㅡExclamó nervioso, acercándose a Rhogusㅡ. Pareces un perrito enamorado. "Kieran esto, el príncipe aquello..."

ㅡSolo soy leal ㅡSe defendió, aguantando las ganas de gritarle.

ㅡEres leal a una mierda de persona ㅡAñadió con calmaㅡ. Una que solo te manipula, a ti y a todo el reino.

ㅡYa están sirviendo la comida ㅡKieran apareció en la puerta, cruzado de brazos y apoyado sobre el marco, con una cara llena de indiferenciaㅡ. Cerves, ve a entregar los panes.

Cerves dio un salto cuando escuchó la voz detrás suyo. Su rostro palideció, y un sudor frío brotó de su piel, dejándolo paralizado.

«Mierda. Me mandará a ejecutar», pensó antes de girarse, sin poder dejar de temblar.

ㅡSí, su majestad ㅡSe inclinó hacia el príncipe, incapaz de mirarlo. Asustado, salió de la despensa con la cesta en la mano, alejándose rápidamente.

ㅡKieran... ㅡRhogus lo miró, apretando sus labios y frunciendo sus cejas.

Sabía que había escuchado al menos una parte de la conversación, y aunque estaba molesto con Cerves y sus ilógicas sospechas, Rhogus no deseaba su muerte. La preocupación por su paradero comenzó a crecer en su pecho, deseando que Kieran no tomara decisiones apresuradas.

ㅡ¿Sí? ㅡKieran lo miró, analizando su comportamiento.

«¿Acaso no escucho?», se preguntó Rhogus confundido, esperando una respuesta mientras lo miraba.

ㅡ¿Hace cuanto estas escuchando? ㅡPreguntó, algo asustado.

ㅡDesde que te dijo perrito enamorado ㅡSonrió, acercándose a Rhogus.

Tomó su rostro entre sus manos, acariciando sus labios heridos, como si quisiera sanar las heridas de la noche anterior con su tacto.

ㅡSolo está confundido por Amelié ㅡIntentó defenderlo, mientras agarraba las muñecas de Kieranㅡ. Es mi amigo... no quiero que lo ejecuten.

El rastro del heredero [+18] (En pausa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora