𝐕𝐈𝐈𝐈

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ㅡ¿Alguna vez te dije que pareces una persona completamente diferente con esa ropa, Principito?

Rhogus estaba apoyado con los brazos cruzados contra la puerta cerrada, observando a Kieran mientras este se quitaba los abrigos y otras prendas que llevaba puestas.
Kieran había dejado a un lado su capa de piel, su chaqueta, los guantes y los zapatos, pero aún le quedaban algunas prendas por quitarse.

ㅡAsí soy yo ㅡContestó Kieran, tirando de otro de sus abrigos, el cual era bastante difícil sacar; quedó atrapado en el cuello de esteㅡ. Rhogus...

Rhogus no pudo evitar reírse ante la absurda situación. Corrió a ayudarlo y agarró el borde de la prenda, tirando hacia arriba para sacársela.

ㅡ¿Puedo saber por qué tienes tanta ropa encima? ¿Y por qué demonios te estas quitando todo ahora? ㅡRío Rhogus, ayudándole a sacar una camisa de mangas largas.

ㅡHace frío, pero ahora quiero mi pijama ㅡConfesó Kieran, mientras quitaba la última prenda de su torso.

El frío aire del otoño golpeó su piel desnuda, al igual que la mirada fija de Rhogus en su pecho. Rápidamente, tomó el pijama de terciopelo que reposaba sobre su cama y comenzó a abotonarlo, tratando de hacerlo lo más rápido posible. Sin embargo, sus intentos por apresurarse solo resultaron en movimientos torpes y botones mal abrochados.

ㅡYa te vi desnudo muchas veces, deja de ponerte así ㅡRhogus desabotonó los botones y volvió abotonarlos por su cuenta, mientras miraba de reojo como la cara del príncipe se tornaba completamente rojaㅡ. Cámbiate los pantalones, no te veo.

Kieran se quejó por varios segundos y maldijo un poco a Rhogus en susurros, pero al ver que cerró sus ojos, se cambió enseguida, quedando ya listo para acostarse.

ㅡPuedes abrirlos ahora ㅡTitubeó, acomodando su cabello.

Los ojos de Rhogus siempre se sentían bendecidos al tener a Kieran a su disposición, pero ahora, con ese conjunto azul que resaltaba todas sus facciones, se sintió en el cielo. Mordió su labio inferior para ahogar un grito interno de emoción y suspiró, liberando así la energía que le daba esa vista. «Qué lindo», pensó Rhogus, sintiéndose emocionado por dentro.

ㅡEstás muy guapo ¿lo sabes? ㅡSonrió, acercándose más a Kieran.

ㅡClaro que lo sé ㅡKieran frunció el ceño, y a pesar de que Rhogus se acercaba cada vez más, no retrocedió.

ㅡ¿Pudiste hablar con tu padre de lo que te pedí ayer? ㅡRhogus se tiró sobre la cama de Kieran, quedando horizontal sobre el colchónㅡ. Lo de la ropa.

ㅡSí, me dijo que mañana iban a enviarselas ㅡKieran imitó su gesto y se acostó a su lado, mirando el techoㅡ. A tu mamá y hermanos también.

ㅡMuchas gracias ㅡSusurró Rhogusㅡ. Creo que será el primer invierno que no pasarán frío.

El rey Heinrich le había dicho a Rhogus que si necesitaba algo, no dude en pedírselo. Estaba tan agradecido porque trajo de vuelta al príncipe, que podía pedirle lo que fuera. Rhogus no iba a desaprovechar esa oportunidad, por lo que no dudo en pedir ropa para toda su familia, con la esperanza de que este invierno sea menos duro con ellos.

ㅡ¿Tu quieres algún abrigo? ㅡPreguntó Kieran. Se giró sobre el colchón, quedando de lado para mirar a Rhogus.

ㅡNo, tengo lo suficiente ㅡRhogus se giró también y le sonrióㅡ. ¿Para que querías que entre?

ㅡPorque extraño no poder hablarte por el castillo como lo haría normalmente ㅡLa cara de Kieran volvió a arder.

ㅡQue tierno ㅡBromeó, y sin previo aviso, le apretó la nariz.

El rastro del heredero [+18] (En pausa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora