capitulo catorce

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El palacio, con sus majestuosos pasillos y sus jardines exuberantes, estaba impregnado de una atmósfera de expectación y emoción. Dos semanas habían pasado desde el incidente, y el regreso del Emperador Boruto al Palacio era un momento muy esperado por todos.

Al llegar al Palacio, Boruto fue recibido por la Emperatriz Sarada, la Emperatriz Viuda Hinata y la Princesa Himawari en el salón principal. Sarada, con una sonrisa radiante, se acercó a él con gracia y elegancia.

"Vuestra Majestad," dijo Sarada con respeto, inclinándose ligeramente.

Boruto, con una sonrisa cálida, tomó la mano de Sarada y le dio un beso inocente en la frente. En su mente, pensó que Sarada estaba más hermosa que nunca.

Luego, Boruto se dirigió a la Emperatriz Viuda Hinata. "Madre," dijo con reverencia, inclinándose ante ella.

Hinata, con una expresión serena, extendió su mano hacia Boruto. Él la tomó con delicadeza y le dio un beso respetuoso en la mano.

"Esperaba ansiosa tu regreso, hijo mío."

Por último, Boruto se acercó a la Princesa Himawari. "Hermana," dijo con cariño, acariciando su mejilla con ternura.

Himawari, con una sonrisa brillante, abrazó a su hermano con alegría, agradecida por su regreso.

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La habitación de Sarada, con sus paredes en tonos pastel y sus muebles de madera tallada, emanaba una atmósfera de elegancia y tranquilidad. En el centro de la habitación, un enorme armario de madera oscura, con puertas de espejo y detalles en oro, albergaba una colección de vestidos de ensueño.

Sumire, con el brazo vendado, se encontraba en el interior del armario, rodeada de sedas, encajes y bordados. La tarea que Sarada le había encomendado era organizar los vestidos, una tarea que, aunque agradable, se convertía en un reto para Sumire, quien se encontraba distraída por los pensamientos sobre Boruto.

Mientras movía un vestido de terciopelo azul con delicados bordados de plata, su mente se llenó de imágenes de Boruto, su rostro, su sonrisa, su mirada. La emoción de volver a verlo pronto la hacía sonreír, incluso dentro del oscuro armario.

ChouChou, con su energía habitual, se encontraba fuera del armario, observando a Sumire con una sonrisa pícara. "Sumire, ¿estás segura de que no te estás distrayendo?" preguntó con un tono divertido.

Sumire, con un rubor en las mejillas, intentó disimular su distracción. "No, ChouChou, estoy concentrada", respondió con un tono nervioso.

ChouChou, con una mirada cómplice, se acercó al armario y se asomó por la rendija. "Claro, claro, solo que tu sonrisa lo dice todo", comentó con una sonrisa maliciosa.

Sumire, sin poder contener su sonrisa, se dejó llevar por la risa. "ChouChou, eres un caso perdido. ¿Cómo puedes saber tanto?" preguntó con un tono de humor.

ChouChou, con un brillo pícaro en los ojos, respondió: "Simple, Sumire, estoy enamorada del amor. Y puedo sentirlo cuando lo veo".

Sumire, con una sonrisa de complicidad, se dejó llevar por la conversación con ChouChou, olvidando por un momento la tarea que tenía que realizar.

Mientras continuaban organizando los vestidos de Sarada, las risas de Sumire y ChouChou llenaban la habitación con una energía alegre y contagiosa.

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El Palacio, con sus pasillos de mármol pulido y sus jardines perfumados, respiraba un aire de tranquilidad y seguridad. Shikadai, con su porte elegante y su mirada inteligente, se acercó a Boruto con expresión seria.

"Boruto," dijo Shikadai con tono serio, "necesito informarte sobre el atentado contra Sarada. Fue un momento muy difícil, pero gracias a la rápida acción de una de las damas de compañía, Sarada está a salvo."

Boruto se quedó en silencio por un momento, con una mezcla de alivio y preocupación. Agradeció a Shikadai por la información y decidió ir a la habitación de Sarada para hablar con ella directamente.

Al entrar en la habitación, Boruto encontró a Sarada sentada en un sillón, con una expresión serena pero cansada en sus ojos. Se acercó a ella con cariño y preocupación.

"Sarada, me alegra verte bien después de lo sucedido," dijo Boruto con sinceridad. "Shikadai me informó sobre el atentado. ¿Te encuentras bien?"

Sarada asintió con gratitud. "Gracias, Boruto. Fue un momento difícil, pero estoy a salvo. Fue gracias a Sumire, mi nueva dama de compañía, quien actuó con rapidez y valentía para protegerme."

Boruto se quedó sorprendido por la revelación. "¿Sumire? La nieta de la ama de llaves? ¿Es tu nueva dama de compañía?" preguntó, con un tono de incredulidad.

Sarada asintió con una sonrisa. "Sí, Boruto. Sumire ha demostrado ser una joven inteligente, valiente y leal. Estoy segura de que será de gran ayuda en mi servicio."

"Bueno, me alegro de que estés bien, Sarada," dijo Boruto, con un tono de alivio.

Sarada, con una sonrisa cálida, le devolvió el gesto de cariño a Boruto. "Gracias, boruto."

Después de su conversación con Sarada, Boruto salió de la habitación, con la mente llena de pensamientos sobre Sumire. La noticia de su papel en la protección de Sarada lo había sorprendido, despertando su curiosidad por conocer más sobre ella.

Saliendo al jardín del Palacio, Boruto se sentó en un banco bajo la sombra de un árbol, dejando

Con la mente llena de pensamientos y emociones, Boruto se permitió un momento de calma y reflexión en medio de la tranquilidad del jardín del Palacio.

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La mujer, con su belleza radiante y una mirada que parecía ocultar secretos, se encontraba en su habitación, admirando un jarrón de porcelana con flores de loto. Su cabello, una llamarada roja, brillaba bajo la luz tenue de la habitación. Su esposo, con su porte elegante y una mirada penetrante que no revelaba sus pensamientos, se acercó a ella con una sonrisa.

"Han pasado años desde que visitamos el Palacio," dijo el hombre, con un tono de voz suave y cálido, pero con una pizca de curiosidad en su mirada. "¿No crees que ya es hora de una visita?"

La mujer, con una sonrisa que no llegaba a sus ojos, se giró hacia su esposo y le respondió con un tono de voz frío y melodioso. "Tienes razón.  Ha pasado demasiado tiempo.  Sería interesante ver cómo ha cambiado todo."

El hombre, con un gesto de comprensión, asintió. "Sí, ha sido un largo tiempo.  Me imagino que habrá muchas novedades."

La mujer, con una mirada que no revelaba sus emociones, le dedicó una sonrisa gélida a su esposo. "Me imagino que sí.  Quizás haya algunos rostros nuevos, o algunos viejos que hayan cambiado mucho."

El hombre, con un gesto de aprobación, asintió. "Sí, es posible.  Será entretenido ver cómo han transcurrido las cosas."

La mujer, con una mirada que parecía leer sus pensamientos, le dedicó una sonrisa que no llegaba a sus ojos. "Estoy segura de que será una visita interesante."

El hombre, con un gesto de cariño, le tomó la mano y le dijo con un tono de voz suave y romántico. "Siempre es un placer estar contigo."

Continuará...

𝑬𝒎𝒑𝒆𝒓𝒂𝒕𝒓𝒊𝒛 𝑼𝒄𝒉𝒊𝒉𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora