capitulo once

86 14 0
                                    

La sala del trono, con sus imponentes columnas de mármol blanco y el techo adornado con intrincados mosaicos dorados, resonaba con un silencio inusual. La Emperatriz Sarada, vestida con un kimono de seda azul cielo bordado con delicados pétalos de cerezo, se sentaba en su trono, su rostro sereno pero con una sombra de preocupación en sus ojos.

De pronto, la puerta de la sala se abrió con un golpe seco, y Shikadai, la mano del Emperador, entró apresuradamente. Su rostro, normalmente sereno, reflejaba una angustia palpable.

-Emperatriz Sarada, debemos actuar. El pueblo sufre hambre -expresó Shikadai, su voz cargada de urgencia.

Sarada frunció el ceño, consciente de la difícil situación en el reino, pero sorprendida por la gravedad de la escasez de alimentos.

-¿Cómo ha llegado a este punto? ¿Por qué no me informaron antes? -inquirió Sarada, su voz firme y llena de determinación.

Shikadai, sintiéndose culpable, bajó la mirada y se disculpó por no haber alertado a la Emperatriz a tiempo.

-Lo lamento, Emperatriz. Pensé que podríamos resolverlo sin preocuparla -respondió Shikadai, su voz apenas un susurro.

Sarada, manteniendo la calma, se centró en encontrar una solución rápida para ayudar a su pueblo.

-No importa ahora. Lo crucial es encontrar una solución. ¿Cuál es la causa de esta hambruna? Debemos abordarla desde la raíz -afirmó Sarada, su mirada fija en Shikadai, esperando una respuesta.

Shikadai explicó que una sequía implacable había devastado los cultivos, provocando la escasez de alimentos en todo el reino. Ante esto, Sarada se puso en acción, proponiendo una distribución equitativa de alimentos entre todos los habitantes para evitar que alguien pase hambre.

Tras idear un plan junto a Shikadai para organizar la distribución de alimentos y enviar ayuda a las zonas más afectadas, la Emperatriz y su consejero trabajaron incansablemente para mejorar la situación en Konoha.

Día tras día, se esforzaron por garantizar que cada persona tuviera suficiente comida, organizando brigadas de voluntarios, estableciendo programas de ayuda y buscando formas de aumentar la producción de alimentos en los campos, logrando así una mejora gradual en la situación.

.˚♡˚.═══════ .˚♡˚. ════════.˚♡˚.

En los pasillos del Palacio Imperial, adornados con alfombras de seda roja y paredes tapizadas con brocados dorados, dos criadas se encontraban charlando en voz baja, susurrando entre risas nerviosas.

-¿Has escuchado los rumores que circulan por la corte? -preguntó una criada, con una mirada inquisitiva.

-No -respondió la mujer de cabello rubio, con un tono de voz curioso.

-Se dice que Lord Shikadai y la Emperatriz mantienen una relación secreta -comentó la primera criada, con un brillo malicioso en sus ojos.

-No puedo creer que eso sea cierto. -La criada rubia negó con la cabeza, con un gesto de incredulidad.

-Últimamente los han visto muy cercanos. Parece que hay algo más entre ellos -agregó la primera criada, con un tono de voz conspirativo.

𝑬𝒎𝒑𝒆𝒓𝒂𝒕𝒓𝒊𝒛 𝑼𝒄𝒉𝒊𝒉𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora