capitulo dieciséis

128 11 0
                                    

El comedor real rebosaba de luz y un aroma a pan fresco y café. Sarada, radiante en un vestido de seda rosa, se sentaba junto a Boruto, quien le sonreía con una ternura que le hacía aletear el corazón. La emperatriz viuda Hinata, con su habitual elegancia y serenidad, presidía la mesa, mientras la princesa Himawari, con su sonrisa traviesa, observaba con atención a la pareja.

Himawari, con su habitual curiosidad, rompió el silencio: -Ustedes dos parecen muy enamorados, ¿verdad?

Sarada sonrojó ligeramente, y Boruto, con una sonrisa pícara, le tomó la mano.

-Sí, Himawari, creo que sí.

Himawari, con los ojos brillando, se dirigió a Hinata: -Mamá, ¿por qué ellos se ven tan felices? ¿Por qué yo no tengo un esposo todavía?

Hinata, con un ligero rubor en las mejillas, le acarició el cabello a Himawari.

-Himawari, no se habla así. Es muy pronto para pensar en casarte. Y además, no se hablan de estos temas en la mesa. Es de mala educación.

Boruto, con una sonrisa divertida, intervino: -No te preocupes, Himawari. Ya encontrarás a alguien especial. Solo tienes que esperar un poco.

Himawari frunció el ceño, pero luego sonrió, con su habitual picardía.

-Espero que sí. Quiero un esposo que me dé muchos regalos y me lleve a pasear en caballo.

Sarada, con un tono tierno, le dijo a Himawari: -Yo también te daré muchos regalos, Himawari. Y te llevaré a pasear en caballo, si quieres.

Himawari se iluminó con una gran sonrisa.

-¿De verdad? ¿Me llevarías a pasear en caballo?

-Por supuesto, Himawari. Saldremos a pasear juntas -respondió Sarada con una sonrisa.

Hinata, con una sonrisa conmovedora, observaba la escena. Le alegraba ver a Sarada y Boruto tan felices, y le encantaba la relación tan especial que había nacido entre ellos. Sabía que el amor era un regalo precioso, y le deseaba a su hijo y a su nuera toda la felicidad del mundo. Aprovechando la ocasión, Hinata dijo con un tono suave pero firme: -Hablando de parejas, la princesa Karin y su esposo llegaran pronto. Espero que estén preparados para recibirla.

Boruto, con una mirada tierna hacia Sarada, le dijo: -Sarada, eres la mejor emperatriz que podría desear. Te amo.

Sarada, se sonrojó intensamente, sus mejillas tomaron un tono rosado y no pudo pronunciar ninguna palabra. Su mirada se bajó a su plato, sintiendo un cosquilleo en su estómago.

-Ya quiero tener un esposo -dijo himawari, soltando un suspiro-. Confío en tener la oportunidad de seleccionarlo yo misma. Sin embargo, si no es así, espero de que sea un buen hombre, de carácter amable y agradable.

-Himawari, esos temas son para más adelante. Ahora disfruta de tu desayuno -dijo Hinata con un tono amable pero firme.

...

El carruaje dorado, tirado por dos caballos blancos, se detuvo en la entrada principal del palacio. La princesa Karin, con un vestido de seda rojo que realzaba su belleza, se acomodó en su asiento, su mirada recorriendo la fachada del palacio con una sonrisa pícara. A su lado, Suigetsu, con su habitual expresión de indiferencia, observaba con desdén el bullicio que se formaba a su alrededor.

-Parece que la corte no ha cambiado mucho desde la última vez que estuvimos aquí -dijo Karin, con su voz llena de ironía.

-No creo que la corte cambie mucho. Siempre ha sido un lugar de intrigas y chisme. Pero esto no significa que no sea entretenido. -respondió Suigetsu con un tono sarcástico.

𝑬𝒎𝒑𝒆𝒓𝒂𝒕𝒓𝒊𝒛 𝑼𝒄𝒉𝒊𝒉𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora