Tras la ceremonia de coronación, en el opulento banquete real, el Duque Sasuke Uchiha y su esposa, Sakura Haruno, se acercaron a su hija.. Sasuke, con su habitual mirada penetrante, le dijo con voz grave:
"Sarada, es hora de que cumplas con tu deber. Necesitas darle a Boruto un heredero. Es crucial para asegurar tu posición."
Sarada frunció el ceño, sintiendo la fría presión de las expectativas familiares.
"Padre, madre, no puedo simplemente… producir un heredero porque ustedes lo desean. Mi matrimonio con Boruto fue un acuerdo político, no un acto de amor. No puedo forzar mis sentimientos."
Sakura, con un tono más suave pero igualmente firme, intervino:
"Sarada, entendemos que no es ideal, pero es tu deber como emperatriz. La estabilidad del reino depende de ello."
Sarada se levantó, la ira contenida hirviendo bajo su compostura.
"¡No me presionen más! No puedo hacer algo que va contra mis principios. Si buscan una emperatriz sumisa y obediente, busquen en otro lugar."
Con los ojos llenos de lágrimas, Sarada se alejó, dejando a sus padres en silencio. Sabía que su decisión tendría consecuencias, pero no podía sacrificar su integridad.
Mientras tanto, desde una mesa cercana, Boruto observaba la escena con una mezcla de preocupación y confusión. Nunca había visto a Sarada tan herida.
Sarada, sola en los jardines del palacio, contempló su reflejo en el agua oscura de un estanque. Se prometió a sí misma que permanecería fiel a sus convicciones, incluso si eso significaba enfrentarse a su familia y al imperio entero.
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Al día siguiente, Boruto, con su cabello rubio alborotado y sus ojos azules penetrantes, se preparaba para su primera reunión del consejo. La responsabilidad pesaba sobre sus jóvenes hombros, pero estaba decidido a gobernar con justicia.
Sarada, por otro lado, se preparaba para salir a las calles de Konoha. No quería gobernar desde la distancia; quería conocer las necesidades de su pueblo.
Mientras Boruto escuchaba los debates del consejo sobre seguridad, comercio y diplomacia, Sarada recorría las calles, encontrándose con la cruda realidad de la pobreza y la necesidad. Vio familias hambrientas, ancianos enfermos y la desesperación en los ojos de sus súbditos.
La magnitud de los problemas la abrumó, pero también la fortaleció. Sabía que no podía solucionar todo de inmediato, pero estaba decidida a hacer lo posible por mejorar sus vidas.
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Sarada se encontraba en su habitación, contemplando el paisaje desde la ventana. El tiempo en el palacio había sido corto, pero lleno de tensiones.
De repente, su madre, Sakura, entró. La tensión entre ellas era palpable.
"Sarada, necesitamos hablar," dijo Sakura con seriedad, su tono inusualmente grave.
Sarada asintió, invitando a su madre a sentarse.
"Sarada, sé que esta posición es difícil. Pero necesitas asegurar tu posición como emperatriz," comenzó Sakura, evitando la mirada de su hija.
Sarada frunció el ceño, intuyendo a dónde iba la conversación.
"¿A qué te refieres, madre?"
Sakura suspiró, las palabras costándole trabajo.
"Necesitas darle un heredero a Boruto. Eso asegurará tu posición, el futuro de la dinastía Uzumaki."
Sarada se quedó sin aliento, herida por la frialdad del cálculo de su madre.
"No puedo creer que me estés diciendo esto, madre. ¿Es eso todo lo que importa? ¿Mi posición?"
Sakura, sorprendida por la intensidad de la reacción de Sarada, intentó explicarse.
"Sarada, entiende que esto es importante para la estabilidad del reino."
Sarada se levantó, la decepción y la ira a flor de piel.
"No puedo creer que reduzcas mi papel a simplemente tener un hijo. No quiero escucharte más, madre. Por favor, vete."
Sakura, con lágrimas en los ojos, se retiró. Sarada se quedó sola, con la firme convicción de que seguiría su propio camino, sin importar la presión.
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Boruto se encontraba en una encrucijada. La presión de su nueva posición era abrumadora. Después de considerar varias opciones, decidió confiar en la única persona en la que podía hacerlo incondicionalmente: su mejor amigo, Shikadai Nara.
En el gran salón del palacio, Boruto, con una mirada seria, le dijo a Shikadai:
"Shikadai, quiero que seas mi mano derecha. Quiero tu lealtad y tu consejo, como mi padre confiaba en el tuyo."
Shikadai, sorprendido por la petición, dudó inicialmente, consciente de la gran responsabilidad. Pero la amistad y la confianza en Boruto lo llevaron a aceptar el cargo.
Continuará…

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𝑬𝒎𝒑𝒆𝒓𝒂𝒕𝒓𝒊𝒛 𝑼𝒄𝒉𝒊𝒉𝒂 • |Borusara|
FanfictionLady Sarada Uchiha, una joven hermosa e inteligente de carácter fuerte, era la única hija del Duque Sasuke Uchiha. Fue comprometida con el rebelde príncipe heredero Boruto Uzumaki. Esta unión estaba destinada a fortalecer el vínculo entre las dos fa...