capitulo seis

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Sarada se encontraba en su habitación, sumida en un profundo descontento. Su fiel dama de compañía, Chouchou, se acercó a ella con una mirada preocupada.

"¿Mi princesa, qué te aflige tanto? He notado que no has sido la misma desde el funeral del Emperador Naruto."

Sarada suspiró.

"Intenté detener una discusión entre Boruto y un joven llamado Kawaki, pero solo recibí desprecio por parte de Boruto. Me dijo que no era asunto mío."

"Lamento mucho que hayas tenido que pasar por eso. ¿Puedes contarme más sobre lo sucedido?"

"Fue en el funeral de el Emperador Naruto. Todos estábamos reunidos para rendirle homenaje y darle el último adiós. Pero entonces, Boruto y Kawaki comenzaron a discutir acaloradamente frente a todos."

"¿Y de qué trataba la discusión?"

"Parecía ser una disputa personal entre ellos dos, pero no pude evitar involucrarme. Después de todo, soy la Princesa y futura emperatriz de este reino. Pensé que podía calmar las aguas y evitar que la situación empeorará."

"Fue noble de tu parte intentarlo, mi princesa. Pero, ¿qué fue lo que el príncipe Boruto te dijo exactamente?"

"Me miró con desprecio y me dijo que no era asunto mío. Que no tenía por qué meterme en sus problemas. Fue como si no le importara en absoluto que estuviéramos en el funeral de nuestro amado Emperador."

"Es comprensible que te sientas herida por sus palabras, Princesa. Pero debes recordar que el príncipe Boruto también está pasando por un momento difícil. La pérdida de su padre, el Emperador Naruto, lo ha afectado profundamente.

"Lo sé, Chouchou. Pero eso no justifica su actitud hacia mí. Soy su esposa y esperaba que me tratara con más respeto."

"Tal vez necesite tiempo para procesar su dolor, princesa. No debes tomarlo como algo personal. Además, el duelo afecta a cada persona de manera diferente."

"Lo entiendo, Chouchou, pero aún así me duele. Me duele que Boruto me haya tratado así, y lo único que hice para merecer ese trato fue intentar calmar las cosas."

"Estoy segura de que el príncipe Boruto comprenderá tu intención y se disculpará."

Sarada quedó en silencio por un momento.

"Es lo mínimo que debería hacer".

"Siempre estaré aquí para ti, mi princesa. Recuerda que eres fuerte y valiente."

"Gracias, Chouchou. Tu apoyo significa mucho para mí. Ahora, permíteme descansar un poco."

"Descansa, mi princesa. Mañana será un nuevo comienzo, estoy segura de ello."

Con estas palabras de aliento, Sarada se recostó en su cama, esperando que su estado de ánimo cambiará.

[...]

"¿Qué pasa, Boruto? Pareces preocupado", preguntó Shikadai.

Boruto suspiró y desvío la mirada.

"Creo que fui muy grosero con Sarada. No sé qué me pasó, pero la traté mal y me siento terrible por ello".

Shikadai frunció el ceño, sorprendido por las palabras de Boruto.

"¿En serio? No esperaba eso de ti, Boruto."

Boruto asintió, sintiendo aún más culpable.

"Me deje llevar la frustración y le dije cosas hirientes. Me arrepiento mucho".

"Si realmente te arrepientes, debes disculparte con ella. No hay excusas para tratar mal a alguien, especialmente a tu esposa".

Boruto asintió, agradeció por el consejo de su mejor amigo.

"Tienes razón, Shikadai. Iré a disculparme con Sarada ahora mismo".

Decidido, Boruto se dirigió hacia la habitación de Sarada. El corazón le latía con fuerza mientras se acercaba a la puerta. ¿Cómo reaccionaría ella? ¿Aceptaría sus disculpas? Estas preguntas resonaban en su mente, pero no había vuelta atrás.

Al abrir la puerta, Boruto se encontró con una escena inesperada. Sarada yacía en la cama, con los ojos cerrados y una expresión tranquila en su rostro. Boruto se quedó observándola, cautivado por su belleza y serenidad.

El príncipe se acercó lentamente a la cama, cauteloso de no despertarla. Observó cada detalle de su rostro, cada pestaña larga y cada curva de sus labios. Un sentimiento cálido y desconocido se apoderó de su pecho.

De repente, Sarada abrió los ojos y se encontró con la mirada intensa de Boruto. Un rubor se extendió por sus mejillas mientras se incorporaba rápidamente.

"Boruto, ¿qué haces aquí?", preguntó, su voz ligeramente entrecortada.

El príncipe se apresuró a hablar, así palabras saliendo en un torrente de sinceridad.

"Sarada, lo siento mucho", dijo Boruto, con la voz llena de remordimiento. "No debería haberte dicho eso. Me deje llevar por la rabia y no pensé en como te sentirás".

Sarada lo miró fijamente, sin decir una palabra. Su mirada era fría y distante, reflejado el enojó que sentía en su interior. No estaba dispuesta a perdonarlo tan fácilmente.

"¿De verdad crees que una disculpa basta para arreglar las cosas?", respondió Sarada, con voz firmé.

¡Pero te estoy pidiendo perdón! ¿Que más quieres que haga?

Boruto se acercó a Sarada y la miró fijamente.

"No sé, tal vez pensar antes de hablar. No es tan difícil, ¿sabes?"

"¡No tienes derecho a hablar así! Yo también tengo sentimientos, ¿Sabes?"

"Claro que tienes sentimientos, Boruto. Sentimientos egoístas y sin consideración hacia los demás", dijo Sarada con desdén.

"¡Eso no es justo! No puedes juzgarme por un error."

Sarada apartó la mirada y se cruzó de brazos.

"No es solo un error, Boruto. Es una muestra de tu verdadera personalidad."

"¡Eres una engreída! Si no quieres aceptar mi disculpa, entonces no necesito estar aquí", gritó Boruto, furioso.

Sin decir una palabra más, Boruto salió de la habitación, cerrando la puerta de un portazo. El sonido retumbó en el silencio, dejando a Sarada con una mezcla de enojo y tristeza.

"Estúpido", dijo en voz baja.

[...]

"¿Cómo estará el príncipe Boruto?", se preguntó Sumire en voz alta, mientras ordenaba ropa, sin percatarse de que su abuela Ana estaba detrás de ella.

"Sumire".

Sumire, giró la cabeza, al escuchar la voz de su abuela.

"¡Abuela Ana!", exclamó sorprendida.

Ana se acercó a Sumire y la miró fijamente.

"¿Por qué te interesa tanto el príncipe Boruto?", cuestionó.

Sumire suspiró, nerviosa.

"Abuela, solo es curiosidad. Me preocupo por él como persona", dijo con voz temblorosa. "Eso es todo"

"Te conozco, Sumire, y sé que el príncipe Boruto te interesa de forma romántica".

Sumire desvió la mirada sintiéndose avergonzada y agachó la cabeza.

"Abuela...", murmuró.

"Sumire, debes dejar de soñar despierta con el Príncipe Boruto. Él pertenece a la realeza, mientras que tú perteneces a una familia noble caída en desgracia y además esta casado".

Sumire asintió, comprendiendo las palabras de su abuela. Sabía que tenía razón, pero eso no disimulaba su deseo de ayudar a Boruto en su momento de necesidad.

"Lo sé".

Continuará...

𝑬𝒎𝒑𝒆𝒓𝒂𝒕𝒓𝒊𝒛 𝑼𝒄𝒉𝒊𝒉𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora