Lady Sarada Uchiha, una joven hermosa e inteligente de carácter fuerte, era la única hija del Duque Sasuke Uchiha. Fue comprometida con el rebelde príncipe heredero Boruto Uzumaki. Esta unión estaba destinada a fortalecer el vínculo entre las dos fa...
Sarada estaba en su habitación, sumida en un profundo malestar. Chouchou, su dama de compañía, se acercó con una mirada preocupada.
"Mi princesa, ¿qué te aflige? He notado que no has sido la misma desde el funeral del Emperador Naruto."
Sarada suspiró, el peso de su tristeza evidente. "Intenté detener una discusión entre Boruto y un joven llamado Kawaki, pero solo recibí desprecio de Boruto. Me dijo que no era asunto mío."
"Lamento mucho que hayas pasado por eso. ¿Puedes contarme más?" preguntó Chouchou, con empatía.
"Fue en el funeral. Todos estábamos reunidos, pero Boruto y Kawaki comenzaron a discutir acaloradamente."
"¿Y de qué trataba la discusión?"
"Parecía una disputa personal, pero me involucré. Soy la princesa y futura emperatriz. Pensé que podía calmar las cosas."
"Fue noble de tu parte intentarlo, mi princesa. Pero, ¿qué te dijo exactamente Boruto?"
"Me miró con desprecio y me dijo que no era asunto mío. Que no me metiera en sus problemas. Fue como si no le importara que estuviéramos en el funeral del Emperador."
"Es comprensible que te sientas herida. Pero recuerda que Boruto también está pasando por un momento difícil. La pérdida de su padre lo ha afectado profundamente," dijo Chouchou, tratando de consolarla.
"Lo sé, Chouchou. Pero eso no justifica su actitud. Soy su esposa y esperaba más respeto."
"Tal vez necesite tiempo para procesar su dolor. No lo tomes como algo personal. El duelo afecta a cada persona de manera diferente."
"Lo entiendo, pero aún así me duele. Me duele que Boruto me haya tratado así, solo por intentar calmar las cosas."
"Estoy segura de que Boruto comprenderá tu intención y se disculpará."
Sarada calló por un momento. "Es lo mínimo que debería hacer."
"Siempre estaré aquí para ti, mi princesa. Recuerda que eres fuerte y valiente."
"Gracias, Chouchou. Tu apoyo significa mucho. Ahora, permíteme descansar."
"Descansa, mi princesa. Mañana será un nuevo comienzo."
Con estas palabras, Sarada se recostó, esperando un cambio en su estado de ánimo.
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Boruto suspiró, desviando la mirada. "Creo que fui muy grosero con Sarada. No sé qué me pasó, pero la traté mal y me siento terrible."
Shikadai frunció el ceño, sorprendido. "¿En serio? No esperaba eso de ti, Boruto."
Boruto asintió, sintiéndose aún más culpable. "Me dejé llevar por la frustración y le dije cosas hirientes. Me arrepiento mucho."
"Si realmente te arrepientes, debes disculparte con ella. No hay excusas para tratar mal a alguien, especialmente a tu esposa," aconsejó Shikadai.
Boruto asintió, agradecido por el consejo. "Tienes razón, Shikadai. Iré a disculparme con Sarada ahora mismo."
Boruto se dirigió a la habitación de Sarada. Su corazón latía con fuerza. ¿Cómo reaccionaría ella?
Al abrir la puerta, vio a Sarada en la cama, con los ojos cerrados, una expresión tranquila en su rostro. Boruto la observó, cautivado por su belleza.
Se acercó cautelosamente. Sarada abrió los ojos y se encontró con la mirada intensa de Boruto. Un rubor se extendió por sus mejillas.
"Boruto, ¿qué haces aquí?", preguntó, su voz ligeramente entrecortada.
"Sarada, lo siento mucho," dijo Boruto, con remordimiento. "No debería haberte dicho eso. Me dejé llevar por la rabia."
Sarada lo miró fijamente. "¿De verdad crees que una disculpa basta para arreglar las cosas?"
"¡Pero te estoy pidiendo perdón! ¿Qué más quieres que haga?", replicó Boruto, con frustración.
"Tal vez pensar antes de hablar. No es tan difícil, ¿sabes?", respondió Sarada, con frialdad.
"¡No tienes derecho a hablar así! Yo también tengo sentimientos," replicó Boruto, con enojo.
"Claro que tienes sentimientos, Boruto. Sentimientos egoístas y sin consideración hacia los demás," replicó Sarada, con desdén.
"¡Eso no es justo! No puedes juzgarme por un error."
Sarada apartó la mirada. "No es solo un error, Boruto. Es una muestra de tu verdadera personalidad."
Furioso, Boruto salió de la habitación, cerrando la puerta de un portazo. Sarada se quedó con una mezcla de enojo y tristeza. "Estúpido," murmuró.
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"¿Cómo estará el príncipe Boruto?", se preguntó Sumire en voz alta, mientras ordenaba ropa. Ana, su abuela, estaba detrás de ella.
"Sumire," dijo Ana, con firmeza.
Sumire giró la cabeza, sorprendida. "¡Abuela Ana!"
Ana se acercó. "¿Por qué te interesa tanto el príncipe Boruto?"
Sumire suspiró, nerviosa. "Abuela, solo es curiosidad. Me preocupo por él como persona."
"Te conozco, Sumire, y sé que el príncipe Boruto te interesa de forma romántica," dijo Ana, con comprensión.
Sumire desvió la mirada, avergonzada. "Abuela..."
"Sumire, debes dejar de soñar despierta con el Príncipe Boruto. Él pertenece a la realeza, tú a una familia noble caída en desgracia, y además está casado," dijo Ana, con cariño pero con firmeza.
Sumire asintió, comprendiendo. "Lo sé." Pero su deseo de ayudar a Boruto permanecía.