Mi amada Eva

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[Comentario personal; está historia lo hice hoy después de estudiar para unas pruebas por la uni.  Necesito sacar mi estrés y mi tiempo al fin es libre. Es hora de maratón de tres capítulos;b, es del mismo universo, es horror y miedo.]

[Resumen: Adam mira a Eva a los ojos y todo lo que ve en aquellos ojos son el rojo vivo de aquella manzana que mordió.

Mi amada Eva, tus labios y manos me marcaron para toda la eternidad.]

Adam era un hombre fiel al matrimonio, el creía en el amor verdadero hasta que fue traicionada más de una vez. Sus ojos de color castaño avellana que una vez fueron dorados como el oro miraron a la mujer que sostenía a su hijo mayor del brazo.

Caín, sus ojos se dirigieron hacia su padre y mostró sus dientes dejando a la vista unos dientes afilados y blancos por los esfuerzos de Adam.

Caín corrió hacia el entendiendo sus brazos para abrazarlo pero Adam solo se quedó quieto, sin poder darle el mismo afecto de un abrazo y solo dándole su mano como medio de de cariño.

La mano de Adam acaricio la cabeza de su hijo, un niño de color rubio y piel blanca.

Al igual que lucifer.

Adam lo miro y trato de sonreír, y miro a su segundo hijo. Un niño de pelo café y ojos rojos. El pelo de Eva Pero ojos demoníacos. El niño solo estaba mirando las flores cerca de un árbol de su casa y lo miro. Sus ojos lo miraron.

Eran parecidos a lucifer.

Adam lo sabía, pero siguió así. Siguió dándole provisiones y afecto a estas tres personas.

Eva lo había traicionado más de una vez ahora, su segunda vez y su tercera vez.

Miró al niño que Eva cargaba en su espalda y el sabía. Que de todos ellos.

El menor de sus hijos, era el único que tenía su sangre, el menor de todos los niños.

Set. El era el único que tenía un parecido con el, lo café y ojos amarillo castallos. Su piel era del mismo color que Eva, Pero...

Aquel niño era lo único que tenía un parecido a el.

Adam dejo de acariciar el pelo de Caín quien empezó a fruncir el ceño y sujeto la mano de Adam impidiendo que se alejara.

Caín lo miro y sus ojos de color rojo al igual que aquel monstruo lo miro.

Adam aguanto sus ganas de gritar de dolor por tal traición y solo sonrió.

Era todo lo que podía hacer, porque el ya no podía seguir luchando con tal mentira que estos dos niños eran suyos. Solo uno de los tres eran suyos.

Solo uno de ellos.

Pero eso no impidió que el sintiera algún tipo de afecto paternal con estos niños, eran niños. El los había nombrado así cuando los vio nacer.

Eran sus niños, porque el hombre que embarazo a su mujer se había ido por el pecado y engañado que había hecho.

-"¿Pasa algo pequeño?"-

Caín lo miro con el ceño fruncido y pregunto con exigencia mientras apretaban la mano con su mano más joven.
-"¿Por qué paraste?"-

Adam trago saliva, que apenas se noto su pánico y sintió lo pasos de sus mujer acercándose hacia el.

Los ojos rojos del color de la manzana aún estaba en sus iris y el trato formular alguna palabra.

Cualquier cosa, lo que sea. Pero cuando vio a su mujer.

La loba vestida de oveja mirandolo.

El solo pudo guardar su miedo y temor de lo que ella le había hecho a su pequeño y acoger hogar.

El Edén.

Adam habló mientras sentía las uñas del niño mayor enterándose en su mano y sonrió.

-"Hola querida, no es nada. Solo que Caín es muy pegajoso conmigo últimamente que no me quiere soltar"-

Eva lo miro mientras y sonrió. Mostrando una linda sonrisa.

Y Adam. Solo pudo caer ante aquel encanto de su amada.

-"Ya veo Adam,  Caín deja a tu padre ahora"- Dijo Eva mientras miraba que Caín soltaba la mano de Adam con enojo.

Caín se fue para jugar con Abel.

Eva lo miro mientras aún cargaba a Set en su espalda y sonrió una vez más, porque su sonrisa se había desvaneciendo cuando noto el temblor en el cuerpo de Adam cuando Caín le apretó la mano antes de dejarlo.

-"Querido, los niños quieren comer cordero el día de hoy ¿Podrías ir a Cazar?"-

Adam solo la miro y aquella sonrisa de Eva hizo que su corazón se derritiera como Carmelo.

-"Claro, lo que sea por ti mi amada Eva"-

Aunque ese caramelo ya era agrio, Porque Adam aún la amaba aunque dolía.



Adam Hazbin HotelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora