Las alas se quemaron con fuego

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[capítulo 2]

[Resumen:
Abel y el dolor de ver la muerte.]

Caín y Abel.

Abel no odiaba a su hermano, por ser diferente a el. Pero nunca le deseo lo peor. Nunca le deseo la muerte y el dolor.

Nunca se fijó por la mirada que Caín le hacía cada vez que Adam le sonreía. Pero una vez lo vio.

Y pensó que era normal. Porque siempre se habían gruñido y se miraban mal cuando eran niños, solo dos infantes que no sabían diferente el bien del mal.

Abel siempre se sintió bien al estar con Adam, se sintió querido al igual que se sentía por Eva. Ambos eran su padre era normal.

Caín siempre lo miraba. Y Adam no se daba cuenta.

Ingenuo, pensó una vez Abel y se rió con felicidad al darse cuenta que había encontrado una nueva cualidad en su padre.

Ingenuidad pura.

Ojalá que su padre no hubiera sido tan ingenuos con sus hijos. Ojalá no hubiera sido ingenio con Caín al pensar que era igual a él y no en su madre.

Eva.

Una persona que siempre usaba una falsa cara hacia los demás. Abel se había dado cuenta.

Y fue muy tarde cuando se dió cuenta de la piedra aquel día.

Abel solo miro con horror como su hermano sonreía mientras lo miraba.

Caín de pie mirándolo con una sonrisa para luego dejar de sonreír y Abel en el suelo muriendo.

Abel solo escucho el grito de Caín al final.

Pero Abel sabía que no se arrepentía en su totalidad.

Abel conocía bien a su hermano.

Adam Hazbin HotelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora