- number ten

1.7K 158 10
                                    

Disclaimer: One Piece pertenece a Eiichirō Oda.

.
.
.

Desde que se anunció sobre Umiko, la vida ha sido un poco más interesante.

-¡Capitán, veo más barcos! -la voz de Umiko sonó por sobre la música que tenían por el den den radio.

-¿Quién es? -pregunto Sanji mientras cortaba fruta para Chopper.

-¡Piratas!

-Ussop, Jimbe ¿se encargan?

Los nombrados se miraron ya con el plan en mente, ninguno se negaría a estirar un poco los músculos del cuerpo.

En tan solo unos estirones Jinbe se lanzó al mar, él se encargaba de reunir los barcos mientras que Ussop preparaba un amigable cóctel de semillas listas para destruir los barcos.

Ese había sido el panorama en las últimas semanas.

La noticia fue de qué hablar, apenas habían parado en una isla para que el mundo pasará a ser susurros y miradas varias, todo incluso se desencadena cuando Robin y Nami son vistas con unos nuevos abrigos para Umiko.

Los rumores fluían más rápido de lo que pensaban.

Cómo tripulación y adultos, hablaron con Umiko, le explicaron que muchas personas ya sabían sobre ella y tendría que cuidarse de bastantes posibles peligros, Robin y Nami fueron las que más les recalcaron esto, ellas tuvieron malos comienzos en el mar desde tempranas edades así que se comenzó un pequeño entrenamiento para la pequeña.

Era momento de entrenar a la princesa pirata.

Fue una larga discusión como empezar, sobre todo porque Sanji y Zoro tenían su discusión de espadas o patadas, Zoro quería que no se destrozara los huesos en peleas cercanas pero Sanji no quería que se formen callos en las preciosas manos de la damita ni que se cortara.

¿Y Luffy? El estaba bastante contradecido internamente, no encontraba la necesidad de enseñarle a pelear porque él siempre estaría ahí y le daría su merecido a quien Umiko apunta con el dedo, pero al mismo tiempo quería que viviera su vida con aventuras y risas como él.

Decidieron enseñarle supervivencia básica y alguna que otra maniobra de escape.

Quitarse ataduras de manos y pies, abrir un candado o unas esposas con pinzas para el pelo, como hacer fuego o reconocer la flora y fauna segura para ella, además de estar aprendiendo las enseñanzas básicas que ya llevaba desde los cinco años como lo son la escritura, la matemática y diferentes temas mas, ahora también se instruía como una pirata.

Bueno, hasta que ella eligiera quien quería ser.

Todo se volvió más interesante en el Sunny, Umiko presentaba interés en cada estilo de lucha y cuando bajaban a alguna isla paseaba con Chopper o Sanji en busca de aprender de alimentación, pero las mejores salidas eran con su papá.

Pasaba una vez al mes, alistaban una mochila con cosas cruciales y se bajaban en alguna isla con un amplio bosque, luego eran solo ellos dos durante una semana.

Luffy le hablaba sobre su vida en Isla Dawn, sobre cómo le entrenaba el abuelo, cómo conoció a sus hermanos, como aprendieron a cazar en conjunto y demás aventuras que pasaban por sus recuerdos.

Umiko para su corta edad sabía lo que era la muerte, nunca estuvo muy alejada de ella en realidad, después de todo no siempre se podrán noquear a todos piratas, bandidos, cazarrecompensas y marines que pasen a pelear con la tripulación. Por ello, el tener que cazar fue algo nuevo pero no tan complicado para Umi, quien cada vez que cazaban se despedía del animal para luego agradecer ser su alimento, tal como Luffy le había enseñado.

Logró hacer su primer fuego con total éxito y esfuerzo, salvó a su padre cuando cayó al agua, curó su herida del brazo con vendas y de la manera correcta que le dijo Chopper, reconocía el norte del sur y por donde llegaría el Sunny en una semana, aprendió cómo condimentar una comida con los pocos recursos de comida y ya estaba en un muy principiante entrenamiento de haki.

Umiko a sus siete años se había vuelto una niña que ya podía valerse por sí misma.

Pero eso no pasaría por ahora porque seguía siendo mimada como el primer día.

-¡Tio Torao! -corrió a abrazar con sus brazos extendidos pero se detuvo ante el gran peluche de un oso polar grande que se atravesó entre ambos, logrando que Umiko soltara un grito de felicidad mientras lo recibía de un abrazo. -¡Me encanta, gracias tío!

-Es por haber faltado a tu último cumpleaños, mocosa. -le felicitó con un pequeño nudo en la garganta, le recordaba a su hermana. -Felicidades por esos siete añitos.

-¡Estoy a muy poco de ser grumete!

-¿Grumete? Tu tienes un título mucho más importante.

-¿El de princesa? El tio Ussop dice que no se me debe subir a la cabeza y papá dijo que debo elegir yo quien quiero ser.

-¿Tu papá dijo eso?

-¡Si!

Law debe confesar que estaba cada vez más impresionado de los cambios que había pasado con Luffy en todos estos años.

Tal vez el sentido de responsabilidad al tener una criatura a la cual cuidar le había vuelto más inteligente.

Él era inteligente pero podría probar con lo mismo.

Mhm... Tal vez un gato.

Dejó de pensar en eso por el momento y miró a su alrededor, después de todo estaba de visita donde los mugiwaras y debía estar tan alerta como hace años, uno no sabía en qué momento por accidente terminarías en el agua si te descuidas.

-Tío torao. -jalo de la chaqueta su sobrina. -¿Me acompañas abajo del Sunny?

-¿Quieres bajar a la isla?

-Es que no me dejan bajar sin supervisión y pocas veces puedo bajar a los pueblos o ciudades.

Entendible, paso por la mente de Law

Pero Umiko usó la herramienta más sucia que ella tenía, algo que manipulaba a cualquiera... sus ojitos con puchero.

-Por favor tío Tao. -juró que se formaban pequeñas lágrimas en su rostro. -Quiero por lo menos ir a un parque a jugar.

Torao fue totalmente controlado por la mocosa de siete años y de metro trece centímetros.

Bajaron al pueblo, era algo concurrido pero Law no pensó que existiera problema, Umiko sabía comportarse, solo aviso a Zoro antes de bajar asi que estarían bien, fueron a un parque de un lado de la calle principal y él se estiró bajo un árbol mientras la veía buscar escarabajos por el lugar, es que tenía que ser igual a Luffy.

-¿Y a ella?

-Aún no, solo camina y no la mires ni hables mucho.

Un grupo de niños y niñas salieron de diferentes lugares en dirección al parque, se llenó tras el horario de salida de las escuelas que había en el lugar, menores jugando por todas partes y tres pobres secuestradores no sabían que estaban por cometer el mayor error de sus vidas.

Pero bueno, dejemoslo para el siguiente capítulo.

































Seguramente demore en publicar estos dias, semanas de examenes en la u, ademas de trabajos y me pille con lo que estaba escribiendo ¡nesecito ideas, tiempo y tambien una hamburguesa doble con queso!

Princesita pirata.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora